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2022-09-17 11:04:41 By : Ms. Laura Song

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Las consecuencias laterales de tanto tiempo de aislamiento se comienzan a ver. Creció el índice de obesidad infantil y el futuro de los niños se puede ver gravemente afectado. Desde MDZ hablamos con tres especialistas de distintos sectores para poder brindar un abordaje integral al problema.

Aumentaron los casos por el aislamiento

Cuando ingerimos más alimentos de lo que nuestro cuerpo necesita, las calorías adicionales se almacenan para su uso posterior, pero si esto se convierte en una constante, puede ser un factor determinante de sobrepeso u obesidad. Actualmente, en Argentina 4 de cada 10 niños sufre de estas condiciones, y los números se vieron agravados como consecuencia de las medidas restrictivas adoptadas en la pandemia. ¿Cómo afectó el aislamiento al aumento de casos? ¿Qué problemas puede generar en el desarrollo integral de los niños?

Sergio Farinelli es licenciado y especialista en infancias, trabaja para combatir la obesidad infantil desde el 2009 y nos comparte las consecuencias físicas del sobrepeso a una temprana edad, el aumento de casos debido al aislamiento y las formas de prevención. Pía Collazo, psicóloga y especialista en trastornos de la ansiedad, analiza las causas psicológicas del tema y sus consecuencias mentales y emocionales. Victoria Tiscornia, nutricionista e investigadora de políticas de alimentación saludable, reflexiona sobre el rol del estado y las políticas públicas en el próspero desarrollo alimenticio de la población.

“El 41,1 por ciento de los chicos y adolescentes tiene sobrepeso y obesidad en la Argentina y esto es la consecuencia directa de los malos hábitos de alimentación que hay en nuestro país”, sentencia Sergio Farinelli.

Según datos facilitados por el licenciado, Argentina lidera preocupantes rankings que demuestran las malas costumbres al momento de alimentarse:

El aislamiento por la cuarentena fue un detonante para los casos de obesidad infantil, se estima que hubo un 7% de aumento en los casos, pero los estudios definitivos se realizarán en 2022 y temen que los resultados sean aún peores.

“El aislamiento produjo un incremento en los índices de obesidad infantil. Esto es producto del sedentarismo, ya que fueron muchos los meses de confinamiento y encierro durante la pandemia. Además, se incrementó el consumo de alimentos ultraprocesados, comida chatarra, bebidas azucaradas, y jugos con alto contenido de azúcares y colorantes.  Por último, otro agravante fue el consumo excesivo de las pantallas, la televisión y los videojuegos. Esto se transformó en un combo altamente impactante para la obesidad infantil”, afirma Sergio Farinelli.

Los niños que padecen obesidad desde una temprana edad luego se enfrentan a una serie de consecuencias físicas. “Los problemas a futuro que generan estos casos son la propensión al desarrollo de enfermedad coronaria, diabetes tipo 2, hipertensión, problemas motrices y una contundente disminución en la calidad de vida”, informa Sergio Farinelli, quien resalta que, desde este momento en donde estamos atravesando por la salida gradual del confinamiento, ya se observan estos resultados en cada vez más niños y que de seguir así “las nuevas generaciones van a vivir menos que nosotros”.

Por último, el licenciado Farinelli resalta la importancia de la educación alimentaria: “Es necesario y prioritario que se accione la prevención desde la educación a los padres y la prevención, para generar buenos hábitos desde los primeros meses de vida en el lactante y su paso a la ingesta de alimentos sólidos, ya que es ahí donde se comienza con un proceso alimentario donde se deben evitar los alimentos con carga de azucares, grasas y sal. De esta manera se puede evitar que el sobrepeso y los errores en la alimentación se conviertan en un problema de salud que afecte a nuestros hijos, no sólo en la infancia, también en el desarrollo su vida adulta”. Obesidad infantil: un detonante en la psicología infantil

Resulta necesario analizar el vínculo que se establece entre los casos de obesidad infantil y las causas y consecuencias psicológicas de quienes lo padecen. Para ello hablamos con Pía Collazo, licenciada en psicología y especialista en trastornos de ansiedad, quien analiza los motivos psicológicos que funcionaron como un agravante para la obesidad infantil en pandemia y los problemas que pueden derivar de ello.

“Existe una relación directa entre la ansiedad y la obesidad. En muchos niños, el acto de comer reduce la inquietud que se activa frente a situaciones ansiógenas”, afirma Pía Collazo. “Lo sucedido en la pandemia y el aislamiento fue una situación disruptiva para todas las personas. El factor de la incertidumbre y en muchos casos el miedo en el seno de cada familia funcionó en como un detonante ansiógeno para muchos niños. Tanto ellos como los adultos estuvimos sometidos a altos niveles de estrés, que cada uno intentó de afrontar de distintas maneras. Fue común, especialmente en niños, que el amparo que encuentran sea en la comida. Es por eso que situaciones anormales como la que vivimos estos últimos años pueden funcionar como detonantes en los casos de obesidad infantil”, agrega la licenciada sobre las causas del acontecimiento. La obesidad afecta tanto física como mentalmente a los niños.

Anteriormente analizamos, de la mano de Sergio Farinelli, las secuelas en la salud física que trae consigo la obesidad infantil, pero no se debe descuidar las consecuencias en la salud mental de los niños que la padecen. Pía Collazo informa que “existe una relación inversa entre autoestima y obesidad en estos casos. Muchos niños con sobrepeso se infravaloran a sí mismos, sintiéndose disminuidos y poco estimados. Esto muchas veces se ve agravado por la convivencia con la burla de sus pares y con la estigmatización por su apariencia física. Estos factores afectan a la construcción de la personalidad de los chicos y a su desarrollo social. Cada vez son más los estudios que establecen a la obesidad como un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos alimentarios y depresión de quienes lo padecen”. El rol de las políticas públicas en la lucha por una alimentación saludable

La influencia que deberían tener las políticas públicas en el desarrollo de la alimentación saludable de una sociedad genera cierta controversia entre las personas. La aprobación de la ley de etiquetado frontal abrió el debate de un sinfín de opiniones. Hablamos con Victoria Tiscornia, licenciada en nutrición, magister en nutrición humana e investigadora del área de políticas de alimentación saludable de FIC Argentina (Fundación Interamericana del Corazón) para analizar los posibles efectos de la ley que se desarrollará en Argentina.

“En Argentina hay poco desarrollo de políticas públicas que contribuyan a la prevención de la obesidad infantil, por eso la ley de etiquetado frontal es tan revolucionaria. Hasta ahora una de las pocas que estaba establecida, y en no todas las provincias, era la ley de kioscos. Esta establece que las escuelas deben ofrecer un determinado porcentaje de alimentos saludables, pero la evidencia demostró que cuando los niños tienen la opción de un kiosco mixto siguen eligiendo los alimentos que no son saludables”, analiza la licenciada Tiscornia sobre la actualidad de políticas públicas en Argentina.

La ley de etiquetado frontal causó polémica en nuestro país por el debate de la efectividad o no de la misma. Una de las características mas apuntadas era si el modelo de los octógonos negros era el más apto para la aplicación de ella, sistema que Victoria Tiscornia define como el más efectivo. “Es una ley respaldada por evidencia científica dentro de los más altos estándares de salud, que es un modelo para toda la región. El método de los sellos negros está comprobado como el más efectivo para desalentar la compra de los productos menos saludables. Esto lo evidenciamos con un estudio de FIC Argentina, en donde evaluamos distintos diseños de etiquetado frontal en una muestra de 700 adultos en supermercados de Buenos Aires y quedó demostrado que el de los sellos negros es el más efectivo”. Así lucirán los sellos de la ley de etiquetado frontal.

Otro eje de reflexión que expone Victoria Tiscornia es el análisis de casos en los que países tomaron políticas similares y los resultados obtenidos. Para esto expone el caso de Chile, en donde la ley entró en vigor en 2016 y que tan sólo seis meses después empezó a ver resultados favorables, y que gracias a “una campaña de educación adecuada los resultados fueron efectivos y favorables. Los indicadores demostraron, en tan solo 6 meses, una disminución en la venta de productos que contaban con uno o más sellos de alerta, como por ejemplo un 25% en las bebidas azucaradas. Esto también empujó a la industria a reconvertir muchos de sus alimentos para poder eliminar los sellos en sus productos, haciendo así más saludable la oferta disponible”.

Por último, Victoria Tiscornia denuncia la falta de políticas de alimentación saludable que protejan el derecho a la salud y a la información de los consumidores con una cifra que asusta: actualmente solo el 13% de la población argentina comprende la información nutricional de un producto, y sentencia: “la ley de etiquetado frontal llega a poner un fin a esto, para que cada persona pueda entender cómo y con qué se alimenta”. En Chile, la ley mostró resultados positivos en 6 meses.

Toda acción tiene una reacción, y el aumento de los casos de obesidad infantil durante el aislamiento social es uno de ellos que deja en evidencia la falta de políticas en torno a una alimentación consciente y saludable. Actualmente más de 5 millones de niños y adolescentes sufren de sobrepeso u obesidad, hipotecando así tanto su salud física como su salud mental. Una sociedad educada en términos alimenticios es una sociedad con mejor calidad de vida.

Domicilio legal: Arístides Villanueva 444, Mendoza, Argentina. Director Editorial responsable: Pablo Icardi | Propietario: Territorio Digital S.A. | Registro DNDA N° 11804985 | N° de Edición: 5519 | Sábado 17 de Septiembre 2022 . Copyright 2022 MDZ Online. Todos los derechos reservados.

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