Ucrania. No leerás otro artículo como éste •

2022-09-03 09:10:20 By : Ms. Zoey Wu

ACLARACIÓN. Este artículo intenté publicarlo en lanueve.info ya para la tarde del jueves día 3 de marzo (un recuerdo por la lucha y matanza de obreros en Vitoria-Gasteiz el 3-3-1976), pero no se podía por el “mantenimiento”, luego por poner fin a la fracasada web unificada, y por tener que reactivarlo todo otra vez de vuelta en kaosenlared.net. He aprovechado para incluir algo más y actualizarlo, pero mi interés mayor no ha sido el detalle informativo, sino lo más importante, el de los criterios políticos y su desarrollo. Lo introduzco en el sistema de la web en la tarde del miércoles 9 de marzo. No he podido ver las noticias de hoy. Lo digo también para que se tenga en cuenta por si surge alguna novedad importante en la guerra para cuando pueda hacerse público, dependiendo de la cola de espera y otras prioridades para kaosenlared.net.

PREVISIÓN. Visto lo ocurrido en otros momentos de la historia similares a estos, lo que ya está pasando con la libertad de expresión, y lo previsible en un futuro más o menos próximo, conviene contemplar que artículos como éste y otros muchos con planteamientos similares, aunque no sean incendiarios, bien pudieran ser prohibidos (véase lo que está ocurriendo en Rusia con la libertad de expresión y manifestación, y en Occidente con medios de comunicación con lazos rusos), así que conviene estudiarlos a fondo y conservarlos por las enseñanzas que contienen, en particular en cuanto a principios, criterios y método, que en otra situación en la que tuviésemos mayor capacidad, deberían ser aplicadas como ahora no podemos, dada nuestra debilidad extrema.

GUARDA este ARTÍCULO para ATENDER con tiempo a sus argumentos y DESCARGAR los RECURSOS RECOMENDADOS. Para facilitar su identificación a la hora de la traducción a otros idiomas, los términos coloquiales, frases hechas, dichos, modismos, refranes, proverbios, etc. irán entrecomillados. En mi ordenador, el archivo ocupa un total de 42 páginas y un poco más, incluyendo unos anexos de extrema importancia. No os abruméis, poco a poco, también he incluido un poco de mi particular humor.

Las partes de este artículo son:

Una anciana llora angustiada porque debe escapar de su casa con lo puesto y poco más, y no sabe cuándo podrá volver, si su hogar seguirá en pie o habitable. Esa joven madre carga con un bebé y con otro de sólo unos pocos años, y se echa a la carretera para alejarse de la zona de combate y hasta salir del país. Otra mujer renuncia a protegerse por no abandonar a su anciano padre, gran dependiente, que necesita ser atendido con unas condiciones que no le puede ofrecer el refugio antiaéreo, ni puede andársele de un lado a otro. Los hombres entre 18 y 60 años no pueden escapar con su familia, pues se les obliga a permanecer en Ucrania y estar disponibles para alistarse.

Alistarse a una guerra que no es la suya, pues lo que estarían defendiendo son los intereses y el dominio sobre sus vidas de la burguesía ucraniana pro-OTAN, y de las burguesías de la Unión Europea, con su expansionismo y el del imperialismo norteamericano-europeo OTAN mediante (de la que es miembro España y también el “ejemplar” régimen “democrático” de Turquía ¡como para ir dando lecciones de nada!, léase, por ejemplo   https://kaosenlared.net/una-nota-sobre-la-otan-esa-filantropica-organizacion/ de Carlos Taibo ), interesadas en establecer un cerco ofensivo contra Rusia (Federación Rusa) y sus ambiciones también imperialistas, con un sistema social también de capitalismo puro y duro y un régimen político muy represivo que no puede dar ninguna lección de antifascismo ni de anti-imperialismo auténticos, y cuya naturaleza contrarrevolucionaria al interior y exterior, está más que comprobada (¡Putin, el ex miembro del KGB!), así como también lo está la de la OTAN, organización del imperialismo norteamericano-europeo, y la de todos los Estados de la Unión Europea, por mucho que se las den de democráticos.

En este conflicto todos los Estados son capitalistas, imperialistas (sea de mayor o menor poder, jefazos o subordinados, como ocurre con todos los miembros de alguna banda de gánsters, y por tanto, bandidos hasta el último de los subordinados). No tenemos ninguna patria que defender, por la que matar o morir, pues no son otra cosa que el Estado burgués garante ante todo de los intereses capitalistas imperialistas. Ni matar ni morir ni por Ucrania, ni por Rusia, ni por Unión Europea, ni por la OTAN. ¡Unidad de la clase trabajadora internacional contra todas las burguesías y todos sus Estados, empezando por el propio!.

Sobre el Estado ucraniano, la Redacción de Kaosenlared recomienda este video (no he podido verlo)  https://kaosenlared.net/ucrania-esto-no-es-hollywood-esclarecedor-video-sobre-el-conflicto-entre-rusia-y-ucrania/  . También disponible en  — https://www.vidoevo.com/video/NWxzckc3cWuRpMUdNNXc/ucrania-esto-no-es-hollywood   donde os lo podéis descargar en el ordenador (ponedlo en marcha, ratón derecho, Guardar como video… mp4).

Y las principales víctimas, sin poder creer al principio que el horror que están viviendo fuese real, por el vuelco total que ha sufrido su vida en cuestión de horas. Incluidos como víctimas también, aunque de otra forma (pues tienen un papel de victimarios), los soldados rusos, que resultarán gravemente heridos o morirán a mayor beneficio de los grandes capitalistas, los políticos y militares “demócratas” semi-fascistas (como Putin) de su país, Rusia.

Todas esas víctimas de ambos bandos, eres tú, somos nosotros/as, ahora y dentro de unos años (pocos), probablemente.

Sus consecuencias van muchísimo más allá de los implicados directamente, ucranianos y rusos, incluso de las consecuencias económicas para todos, incluso de la correlación de fuerzas entre los Estados burgueses y potencias nucleares. Y tendrá una larga proyección en el tiempo.

Afecta directamente a lo fundamental para el futuro de la Humanidad, para que pueda tenerlo: la conciencia política y moral de la clase trabajadora mundial. La cuestión es si tras esta experiencia cae en los diversos nacionalismos y en la estafa de la “defensa de la patria”, en el apoyo a uno u otro Estado imperialista (jefazo o subordinado), aunque sea motivado inicialmente por la solidaridad humanitaria pero manipulada (a cuenta de ella, pasar a la implicación militar y hasta llamar “intervención humanitaria” a una guerra imperialista), o por el contrario, se refuerza y avanza para conseguir adoptar lo único que puede salvarla, el internacionalismo proletario.

Yo ya tengo hecha mi propuesta estratégica para lograrlo. Lo iremos viendo durante este artículo y en la trilogía que ya he publicado, disponible en kaosenlared. Pero lo apunto ya brevemente.

Esta guerra está demostrando que la Unión Europea, pese a los conflictos que siempre encierra, está siendo capaz de actuar, como tal organismo supraestatal (no la simple suma de Estados localizados en Europa) con un nivel de unidad muy alto a la hora de tomar medidas económicas de represalia contra Rusia, y también de organizarse para el envío de ayuda económica, logística y militar al Estado ucraniano, pese a no ser Ucrania miembro de la Unión Europea ni (formal y plenamente) de la OTAN. Esas decisiones colectivas de la U.E., están condicionando totalmente la vida en cada Estado miembro, incluido España.

Esto confirma una vez más claramente, que el marco de la lucha de clases ya no es nacional (Cataluña, Euskadi, Galicia…) ni siquiera estatal (España, Francia…), sino la Unión Europea, y más en concreto la eurozona, como he argumentado extensamente en mi trilogía, y defiendo en lo publicado desde el 2012. Esto quiere decir que, o nos ponemos de una vez a la altura de nuestro marco objetivo, real, de la lucha de clases, o estaremos jugando el partido de futbol sólo en nuestra mitad del campo, condenados por tanto a perderlo (véase el desarrollo del símil, al comienzo del primer artículo de la trilogía, “Este artículo hará historia, para vencer” enlace más adelante)

Las consecuencias serían planetarias, pues si la mayor concentración de clase trabajadora industrial (China, Corea del Sur…), no puede ver en nosotros, la clase trabajadora europea, pese a compartir el organismo supraestatal que es la Unión Europea, un ejemplo de unidad en la lucha, por encima de las fronteras, superando el nacionalismo, no podremos inspirarla a nada bueno, y difícilmente arderá en ellos la llama del internacionalismo proletario. Entonces sí que sí, estaremos condenados a la derrota más absoluta y el cataclismo (social, medioambiental, militar) del capitalismo terminal.

Como compruebo que circulan ideas muy extraviadas, incluso al punto de que algunos de quienes se dicen marxistas, comunistas, revolucionarios, de estar en Ucrania, se hallarían en bandos opuestos, MATÁNDOSE entre sí (lo comprobaréis más adelante en los Anexos I y II). Demuestran que han aprendido poco de la trágica lección de la bancarrota de la II Internacional, con motivo de la Primera Guerra Mundial (I GM, 1914-18), por la traición de la mayoría de sus partidos socialistas (no así el partido de Lenin, los llamados bolcheviques rusos) a la clase trabajadora, al ponerse del lado de su burguesía (y la alianza con otras, imperialismos) con la escusa de la defensa de la nación, de la democracia, etc., impulsando de hecho a los trabajadores y campesinos a matarse entre sí para mayor gloria del capital y sus Estados burgueses; eso sí, llenándoseles la boca con las palabras paz, socialismo, democracia, derecho de autodeterminación nacional, etc.

Para algunos, parece que la hora de la verdad nunca es buen momento para la fidelidad a los principios, y siempre encuentran circunstancias que aconsejan “aparcarlos” (tirados en la cuneta, más bien). Así no hay manera de avanzar y vencer. De ahí también que el caso ucraniano tenga tanta relevancia para nosotros como iré demostrando.

Muchas organizaciones, ante esta prueba, no la pasarán con éxito, conseguirán un suspenso, tampoco sorpresivo pues son unos “cateadores” contumaces. Lo peor es que ¡después de un siglo desde aquél desastre de la I GM! muchos que se dicen socialistas, comunistas…, sigan “cagándola” (no hay término más ajustado, lo siento) de semejante manera ¡criminal!. Eso ya no tiene perdón. Y lo peor de lo peor, son las consecuencias que a corto, medio y largo plazo, tendrá eso para la clase trabajadora, no sólo en su vida (morir o no), en sus condiciones de existencia, sino en su conciencia moral y política (NOTA 1).

Volviendo al tema de Ucrania. Esta situación internacional es muy grave, se da en un momento de extrema debilidad y desorientación de nuestra clase a escala mundial, y también se ha llegado aquí gracias a que nuestra clase se encuentra así. Por tanto, debemos asumir nuestra grave impotencia para jugar un papel mínimamente decisivo en la situación. Es el precio que se paga por haber hecho las cosas pésimamente en la década pasada, como ya advertí de sobra en su día.

No siempre se puede “hacer algo”. Cuando debimos hacer cosas muy importantes que nos habrían colocado ahora en una mejor posición no se quiso hacerlas (década pasada), así que ahora no podemos cosechar nada más que esta impotencia. Mucho ganaríamos de esta situación si al menos supiésemos hacer el balance correcto del pasado, de nuestras acciones, omisiones y pasividad totalmente evitables que nos han traído a esta debilidad extrema. Pero más cómodo que el análisis serio, la autocrítica y rectificación es la “huida hacia adelante” dando al balón patadas desnortadas.

No cabe ninguna solución feliz y pronta. No vale querer jugar a toda costa algún papel y por ello caer en una especie de realpolitik que haga el juego a otros y que, sobre todo, siente para nosotros un pésimo precedente y haga que esto ni siquiera sirva para que la gente con más conciencia aprenda algo realmente valioso sobre qué hacer para la siguiente ocasión cuando estemos algo más fuertes. No valen los “atajos” que buscan desesperadamente algunos. Aquí se está jugando una partida de ajedrez entre grandes maestros y muchos creen que pueden ganar jugando como los niños a las damas.

Las consecuencias de las derrotas políticas de nuestra clase (en particular la de la pasada década en Europa) se pagan también así, con esta impotencia, y también se pagan las consecuencias de la impotencia resultante. De esto no se puede salir más que replanteándonos muchas cosas, que es lo que propongo hacer en este artículo y he hecho ya en la trilogía previa que recomiendo hacia el final.

De lo contrario, ya vamos de cabeza a la derrota más total y absoluta como clase y de ahí al cataclismo de la civilización (social, medioambiental, militar). Se acabó el tiempo de los progres, de lo light, del postureo, de anteponer la problemática LGTBI, identitaria, etc., a la lucha de clases pura y dura (NOTA 2). Vuelve a Europa la realidad más salvaje del capitalismo, con su sangre, sudor y lágrimas. Sí, ¡ya viene el lobo con su manada!. Y quien no se lo crea, quien se equivoque en su respuesta, será devorado por las bestias.

Antes de entrar a fondo en materia, no está de más que hagamos un ejercicio de política ficción (política fantástica, más bien) que aunque parezca un tanto naif, ingenuo, infantil, paradójicamente, nos ayudará a situarnos en la realidad del mejor modo.

Supongamos que Rusia fuese un Estado bueno y que legítimamente temiese por la seguridad de su pueblo con motivo de Ucrania y la OTAN y que quisiese evitar una III Guerra Mundial, como alega. ¿No sería éticamente mejor y políticamente mucho más efectivo para ganarse la opinión del pueblo ucraniano y del resto de los europeos, e incluso norteamericanos y de otros continentes, por ejemplo, convocar durante semanas manifestaciones pacíficas en todas las ciudades de Rusia, marchas y cadenas de gente hacia la frontera con Ucrania, encierros en iglesias y huelgas de hambre multitudinarias por la paz (conseguirían que esto llegase a todos los medios de comunicación del mundo y que influenciase también en gente creyente), llamamientos desde la ONU y el Consejo de Seguridad de la ONU a todos los pueblos para que presionasen contra las pretensiones agresivas de la OTAN, y advertir con represalias con el gas, etc. si no se atendiesen a sus legítimas y muy razonables peticiones?. No se podría impedir el impacto de esto pues Rusia no es un país de “chichinabo” (¡cuidado, que además tienen armamento nuclear!). Por todo el mundo habrían surgido poderosas iniciativas de apoyo (manifestaciones gigantescas, colgar de la Torre Eiffel un gran cartel por la paz, protestas ante la sede de la OTAN, etc.). La reivindicación se habría conseguido sin ninguna duda, pues los pueblos de Europa, lo mismo que ahora se compadecen de los ucranianos, no estarían dispuestos a una guerra, a que padeciesen los más de 140 millones de rusos deseosos de paz, y a un holocausto nuclear mundial por el capricho otanista de expandirse hasta Ucrania (aunque inicialmente sea de tapadillo mediante el rearmamento occidental de Ucrania cara a Rusia, ya durante años, no solo ahora con la guerra abierta). Sin ningún muerto (salvo los que provocase la policía en otros países), haciendo una gran contribución a la solidaridad y unidad entre los pueblos y a la paz mundial. No siempre puede ser armoniosa la relación entre fines y medios y las circunstancias te obligan a recurrir a medios que preferirías no utilizar, pero a los que no puedes renunciar si de verdad quieres conseguir un fin superior que haga que valga la pena. Pero en este caso, habría sido posible esa armonización: objetivo de paz, medios pacíficos.

Pero aquí se termina la fantasía. Como no interesa movilizar y organizar al pueblo por causas justas (no sea que “le des el dedo y te tome el brazo”), y como además no es ese el caso, pues en realidad los objetivos no son meramente defensivos, sino imperialistas, el Estado burgués ruso actúa provocando una guerra con todas sus calamidades, y con la pretensión inclusive de acabar con la realidad nacional ucraniana que se niega (“Estado artificial”), no hay derecho de autodeterminación nacional que valga para Ucrania ¡a la vez que se reclama ese derecho para los rusos de Donbass (o Donbás o Dombás)!. Me recuerda a cuando en el franquismo sólo existía la España Una y Grande, y lo demás eran peculiaridades folklóricas que daban para poco más que los grupos de baile regionales. Por su parte, Ucrania no se diferencia mucho de eso, pues sólo reconoce al ucraniano como lengua oficial, y no al ruso ni como lengua cooficial allí donde más se hable como lengua materna y lo deseen sus habitantes.

En cuanto a la pretensión de que Ucrania no sea una nación, una entidad social, cultural y política que puede reclamar su derecho, incluso en el socialismo, a tener su Estado particular, es algo más que discutible como demuestra la posición inicial de los bolcheviques rusos, con Lenin. Decir que los ucranianos es el mismo pueblo que el ruso y tratarlo como lo está haciendo, como mínimo provocando el éxodo de una enormidad de gente (más cuanto más dure la guerra), dice mucho sobre cómo entiende Putin la relación con su pueblo, empezando por la represión sobre los rusos, la limitación de sus derechos más básicos (también para ser informados con la verdad y cuestionar esta guerra), amén de la explotación consubstancial a todo capitalismo, incluido el “soviético”, perdón, el ruso.

En lo referente a cuánto ayuda esta guerra (no, “intervención” u “operación militar especial” según Putin, que no es cosa de llamarla por su nombre, sino de disfrazar hasta la evidencia) a prevenir una III Guerra Mundial (ni siquiera la califica Putin de guerra preventiva, sino de intervención u operación), lo veremos muy pronto por el ascenso del militarismo, de los presupuestos de guerra, etc., en los países europeos, empezando por Alemania, y el refuerzo de la OTAN, también en los países próximos Rusia. Y lo que peor, de la mentalidad en la gente de que no puede hacer nada por sí misma por evitar la guerra, de que deben tomar partido por un bando u otro, alistarse por “la defensa de la patria” cuando le llamen y procurar involucrar a otros países reclamando su “ayuda” a los aliados (OTAN o el que fuere según el caso), aun a riesgo de desencadenar la III GM y hasta el holocausto nuclear. Y todo esto acompañado de la aceptación resignada de que tan “noble causa” y “elevados ideales”, bien merecen por nuestra parte importantes sacrificios económicos a cuenta del aumento disparado de los precios de los productos de primera necesidad (luz, gas, cesta de la compra…) y seguro también, de recortes en los gastos sociales del Estado (sanidad, educación, pensiones, etc.) para destinar tan importantes recursos al presupuesto de guerra, perdón, de “defensa”. Pues bien mirado, ¡para qué despilfarrar dineros en sanidad y pensiones si lo más probable es que tengamos que morir en la guerra, y nuestro mejor seguro médico es un buen armamento!.

Por si todo esto fuera poco, Putin lanza repetidas advertencias-amenazas de que se podría escalar hasta la guerra nuclear si se le ofrece resistencia, si otros Estados intervienen para impedirle cumplir sus planes. Esto solo puede provocar una reacción negativa del otro lado (EE.UU., Reino Unido, Francia, Israel…), y también, aunque sea discretamente, poner en tensión sus recursos nucleares, no sea que haya un “error”, que Putin tenga algún arrebato momentáneo aunque luego se arrepienta.

Si, efectivamente, todo esto prueba que la “intervención” en Ucrania es una gran contribución de Rusia a la paz en el mundo y también a la autoliberación de la clase trabajadora del veneno del nacionalismo, del belicismo, y de las cadenas del capitalismo mundial y sus Estados burgueses. ¡Como se nota que el pasado “comunista” (estilo KGB) de Putin sigue pesando en sus decisiones!. ¡Gracias por todo, camarada! (aquí habría venido bien un emoticono de un guiño de complicidad). Todo el mundo reconocerá su gran contribución y este año sin duda se le concederá el Premio Nobel de la Paz. Ya estoy oyendo a las jovencitas, gritando en todos los idiomas del planeta, “¡Putin, quiero un hijo tuyo!”. Yo, porque ya no puedo, que si no… (Paco, tranquilo cariño, ¿no ves que es broma, hombre?).

Parece que Putin pretendía una “guerra relámpago” con la menor destrucción posible para que no le pase demasiado precio político ante los ucranianos y la opinión general y de los propios rusos. Pero se le está complicando, y el tiempo se puede volver en su contra y buscar una “salida” que puede llevarnos a una escalada en el conflicto (uso de aviación de bombardeo, etc.). Y alargar la guerra por parte de Ucrania puede no servir finalmente para nada (si Rusia quisiese podría arrasar con Ucrania), más que para aumentar los muertos por ambas partes y la destrucción del país. Por eso, la salida menos mala es llegar a un alto el fuego y un acuerdo que pasa sin duda por la neutralidad militar de Ucrania garantizada internacionalmente (algo que debiera haberse hecho hace años, como es neutral Finlandia o lo era Austria), algún acuerdo serio sobre las zonas rusohablantes (complicado). Cuanto más se tarde y Rusia afiance la posesión en nuevos territorios del Sur y Este, menos querrá devolverlos, y por tanto, más dificultades para alcanzar un acuerdo de paz algo duradero.

La verdad es que le ha podido “salir el tiro por la culata” y en vez de acabar reforzándose Rusia y él, podrían acabar por debilitarse, si no de inmediato, sí a medio y largo plazo. Pero nosotros, ucranianos, rusos y europeos occidentales, sufriremos las mayores consecuencias. Y el imperialismo occidental y la OTAN se sentirán con las “manos libres” para hacer de las suyas, con más impunidad (contra nosotros y otros pueblos). Es decir, todo lo contrario de lo que Putin pretendía.

Sea cual sea el imperialismo que gane, los que perdemos siempre (más o menos) somos nosotras/os, como las victimas de las peleas entre bandas de gánster por el control de ese territorio. Lo que demuestra que no hay vía más segura que la de directamente fortalecer a la clase trabajadora mundial, en su conciencia, combatividad, confianza en su misma, autoorganización, objetivos comunes, hasta la revolución socialista.

Una última pregunta ingenua. En cuanto al otro bando. Si el Ejército ucraniano son “los buenos”, si es tan demócrata y es tan eficiente frente a los rusos ¡una superpotencia militar!, ¿cómo es que no ha aplastado ya hace años a las bandas de ultraderecha que proliferan en Ucrania, sobre todo en el Este, muy violentas y apologistas descaradas de Hitler y sus secuaces ucranianos (destacaron por méritos propios en los campos de concentración y exterminio, del lado de los nazis) que fueron los enemigos de los Aliados que los derrotaron a costa de una guerra mundial?. Si la OTAN y la Unión Europea son también tan demócratas ¿cómo es que no le han impuesto a Ucrania esa condición tan elemental antes de ni siquiera empezar a hablar nada de integrarse en la U.E. y la OTAN o de brindarle su apoyo?. Seguro que hay una explicación satisfactoria, ¡por eso vela la socialdemocracia europea, los Verdes alemanes, y Unidas Podemos, también desde el Gobierno de España!. Confiemos en que así será, sin duda, que sí.

Pero que de haberlas fascistas, que sí que las hay, a pretender como hace Putin, que el de Ucrania viene a ser poco menos que un régimen nazi y que por eso hay que lanzar una guerra preventiva para que no nos pase como con Hitler, que provoque una III GM, y hagan una escabechina con los hoy indefensos rusos (¿pero no nos acababas de recordar que tienes misiles como para carbonizarnos varias veces, camarada Putin?), es como para desear que ojalá así hubiese sido el régimen de Hitler. Una vez más, con la sobreactuación demagógica lo que se acaba haciendo (aparte del ridículo) es frivolizar la verdad histórica, devaluar lo que es el auténtico nazismo. Y lo más grave, demostrar que las verdaderas razones para la guerra es imposible que sean las que se alegan, salvo que se haya perdido ya todo contacto con la realidad más elemental, al punto de convenir el ingreso inmediato en un hospital psiquiátrico para dementes peligrosos. Que Putin pueda manejar un relato tan falso, demuestra indirectamente hasta qué punto está prohibido cuestionarlo en Rusia, pues quedaría en ridículo, y de hecho no se puede “informar” sobre la guerra más que siguiendo el guión del Estado, al pie de la letra.

El régimen de Ucrania no se diferencia gran cosa del de Rusia, pues en Ucrania también se limitan a tope las libertades. Por ejemplo, en julio de 2014 se ilegalizó al Partico Comunista de Ucrania. Lo que ya no sé es hasta qué punto era de verdad comunista; sospecho que tuviese un cariz prorruso y por un capitalismo de Estado (como el de Stalin), aunque no tengo ninguna prueba. Pero seguro que para los verdaderos comunistas que pueda haber en Ucrania, las cosas son mucho peores, dada además la presencia de muy violentos grupos de ultraderecha y nazis que gozan de, cuando menos, tolerancia del Estado burgués.

Lo que sigue os garantizo que tendrá mucho más nivel teórico-político.

En cuanto a los criterios para analizar y posicionarse ante esta guerra, existe por lo visto mucha confusión incluso entre quienes se consideran anticapitalistas, antifascistas, marxistas, anarquistas, revolucionarios. Procuraré establecer unos criterios claros, aunque no resulte fácil explicarlos con brevedad y sin recurrir a mayores conocimientos históricos, etc. Es lo mejor que podemos hacer, para sentar un precedente teórico-político que nos sirva para el futuro próximo, pues cada vez más, ocurrirán casos como éste, y de momento, dada nuestra debilidad extrema, es casi nula nuestra capacidad para influir en acontecimientos de semejante dimensión. Precisamente, será con criterios claros y poderosos como más podremos cambiar el curso de la historia. Si no los elaboramos, el mal precedente que puede crear la implicación de la clase trabajadora ucraniana y rusa en esta guerra, bajo las banderas nacionales y de la democracia burguesa, etc. (no oponiéndose a ella con la bandera propia del internacionalismo proletario, de la unidad y solidaridad entre trabajadores/as), supondrá una derrota ideológica y política extremadamente importante, que sembrará la semilla de la derrota total de nuestra clase en todo el continente (con sus tremendas implicaciones a escala mundial) en un tiempo relativamente muy breve. Véase mi artículo “Este artículo hará historia para vencer”, de cuyas peripecias comento más adelante.

Aquí no hay ninguna guerra justa, ni por parte de Rusia, ni de Ucrania, ni de la Unión Europea-OTAN. No hay aquí ningún bando realmente progresista, ni auténticamente anti-imperialista, ni anti-fascista, ni inocente. La única lucha justa es la de la clase trabajadora ucraniana, rusa, europea, española, catalana, vasca…, contra esta guerra, contra toda explotación, contra todas las burguesías y Estados, empezando por la propia, pues todas son responsables, de manera directa o indirecta, de la explotación permanente generalizada y de la violencia, la ejercida ahora en particular contra los ucranianos, y en el futuro, contra todos nosotros.

Que haya gánsteres más poderosos que otros y que procuren controlarlos o aplastarlos, no hace que sus “víctimas” sean menos gánster, se conviertan en los buenos de la película. No se trata de elegir entre “guatemala o guatepeor”, entre la sartén y el fuego, optar por un supuesto “mal menor” cuando tenemos la opción de pelear por lo nuestro y a nuestra manera.

La indignación y preocupación humanitaria de la Unión Europea y la OTAN es pura hipocresía y lágrimas de cocodrilo, cuando resulta que han estado tensionando desde hace muchos años las relaciones con Rusia a cuenta de la permanencia de la OTAN cuando ya había desaparecido su oponente el Pacto de Varsovia, y de la integración en ella de Estados limítrofes o casi con Rusia, para nosotros que mejor hubiesen conservado un estatus de neutralidad en vez de contribuir al belicismo de los Estados otanista y a que el Estado ruso se sintiese amenazado por su competidor occidental. No son unos ignorantes, sino políticos y militares muy expertos, experimentados y astutos; sabían perfectamente que esto podría llegar a ocurrir y quiénes serían las víctimas, y no les ha importado.

Después de haber invitado, impulsado, al conflicto con Rusia, la Unión Europea está moralmente obligada a acoger en buenas condiciones a la extraordinaria oleada de refugiados de guerra ucranianos (mujeres, niños, ancianos). Es muy fácil romper los platos si son otros quienes los pagan; es muy fácil jugar con fuego si quienes se queman son otros. Pero esto también lo utilizarán como medio para que los ucranianos se hagan más pro-U.E.-OTAN, y justificar su intervención militar en Ucrania (“para que los ucranianos puedan volver a sus hogares cuanto antes”).

La burguesía de Rusia por su parte, aspira a no perder más peso y aumentar su influencia internacional, preparándose geoestratégicamente para las luchas que sabe vendrán, pues el futuro “lo tiene crudo” cuando se vayan agotando sus recursos petrolíferos y gasísticos o disminuya la demanda de los mismos porque así se requiera para detener el cambio climático, u otros Estados ambicionen apoderarse de ellos. Para empezar, controlar mejor el granero ucraniano que tanta importancia irá adquiriendo según aumenten los problemas alimentarios para todo el mundo (cambio climático, fertilizantes, agua…). Pero esto es lo mismo que le gustaría a la Unión Europea y la OTAN.

La campaña de denuncia contra Rusia y de “empatía” con Ucrania que están desplegando en la U.E.-OTAN, en el fondo no pretende otra cosa que alinear junto a ellos, cada vez más, a la clase trabajadora y sectores populares de Europa (también de Norteamérica y otras partes del mundo), para el conflicto que se avista cada vez más en el horizonte, de OTAN-Unión Europea, contra Rusia y China, por un nuevo reparto del mundo con recursos básicos cada vez más escasos (metales, gas, tierra fértil, fertilizantes, agua…) que acabará en guerra inter-imperialista. Lo ocurrido en Ucrania puede ser el primer acto de esa obra trágica que pudiera terminar en la autodestrucción de la Humanidad.

Al imperialismo norteamericano le resulta bastante cómodo azuzar y jugar con fuego en Europa, utilizarnos como “cobayas” en su experimentos de estrategia de la tensión, pues desde su guerra de la independencia, su territorio continental nunca ha sufrido la invasión, ni bombardeos, ni matanzas extremas, que sí hemos padecido en Eurasia; y hasta se podría permitir el papel del “salvador” que desde el exterior vendría a socorrernos, apagar el fuego que ellos mismos habrían contribuido a provocar. Ni siquiera depende del gas y petróleo rusos, ni de la agricultura ucraniana, así que su economía se verá menos afectada que la de los rusos y los europeos. Y en cuanto a los refugiados por la guerra (mujeres, niños ancianos) que no son precisamente la fuerza de trabajo ideal con la que contribuir también a reducir los salarios al interior del país, tendrán que absorberlos los países europeos, no los EEUU. Pero seguro que semejante entrada de mujeres afectará aumentando la competencia por los trabajos menos cualificados, bien porque ellas no lo estén o porque no se pueda convalidar su titulación ucraniana, o aunque se pudiese lo tuviesen complicado por el idioma al no hablar el del país receptor.

Les interesa a todos que en nuestra conciencia se asiente un precedente importante: a la “llamada de la patria”, todos debemos alistarnos disciplinadamente para morir y matar por ella; nada de protestas, nada de huelgas para salvar nuestras condiciones de vida y paralizar la economía de guerra, nada de deserciones, nada de revolvernos contra quienes nos envían al matadero. Rusia ya le está haciendo un gran favor, pues su agresión está fomentando el nacionalismo ucraniano incluso entre aquellos para quienes era una ideología débil y se podían sentir relativamente próximos a los rusos, incluso porque hablaban el idioma. Y en cuanto a la población en Rusia, que antepongan su “patriotismo” y lealtad al Estado, antes que sus sentimientos de proximidad (históricos), y hasta familiares, con los ucranianos que no son ruso hablantes.

Me llama la atención que, pese a las enormes posibilidades técnicas que hoy existen (ahí están los reporteros de las diferentes cadenas de televisión conectando constantemente), no se estén emitiendo reportajes sobre el resultado de los combates. Aparte de para no facilitar información sensible al enemigo, ¿será para ocultar el espanto de la guerra, de la destrucción, de los muertos, mutilados y heridos, para así no estimular la resistencia a la guerra ni en Rusia, ni en Ucrania, ni Europa, ni en EE.UU. (Estados Unidos de Norteamérica), lección bien aprendida tras la experiencia de la guerra contra Vietnam?.

Vayamos ahora a los conceptos más importantes manejados en la construcción del relato sobre y ante esta guerra.

ANTI-FASCISMO.-  Unos dirán: “Putin es el fascista”. Otros: “No, el fascista es el régimen ucraniano y la OTAN”. Cuidado cómo manejamos el anti-fascismo, arma de doble filo. El antifascismo fue la escusa perfecta de los imperialismos y colonialismos de los Aliados democráticos durante la II GM, mientras negaban los derechos más básicos a los pueblos asiáticos y africanos de sus colonias y zonas de influencia, y cometían crímenes contra la Humanidad como los bombardeos incendiarios sobre las ciudades alemanas y japonesas, donde el objetivo eran las zonas residenciales (la población, trabajadores/as muchos semiesclavos y obligados por los nazis, mujeres, niños, ancianos), y el lanzamiento de dos bombas atómicas cuando Japón en poco acabaría por rendirse irremediablemente, y todo el impulso posterior al armamentismo nuclear que permanece y prolifera en más Estados (Israel, India, Pakistán…).

Estado burgués ruso, Putin ¿resulta que va a ser ahora un campeón de la democracia cuando es sabido el recorte constante de derechos y libertades y el grado de represión que ejerce contra cualquier protesta, como ya está ocurriendo con las detenciones masivas de rusos, manifestantes pacíficos contra esta guerra? . ¿El mismo Putin que ha estado ayudando al gobierno de Siria, dedicado a aplastar a su población, con el pretexto de combatir a los terroristas?. ¿Era Hitler antifascista porque asesinó a Ernst Röhm, el máximo dirigente de las milicias SA que le ayudaron a alcanzar el poder, pues se excedía en sus ambiciones nazis?.

El antifascismo proletario (de la clase trabajadora consciente), se enfrenta también a la democracia burguesa que puede ser tanto o más salvaje que el fascismo y que siempre es su antesala, pues es quien promociona y le da la entrada con toda la solemnidad de la legalidad (ascenso legal de Mussolini y de Hitler al poder) o acepta e incluso impulsa, apoya, organiza, los golpes de estado militares-fascistas (la democracia de los EE.UU. y las dictaduras militares latinoamericanas, asiáticas…, el apoyo a Franco, al portugués Salazar, a los militares griegos, etc., etc.; las guerras bárbaras contra Vietnam y antes Corea del Norte).

Esto se viene a confirmar en el caso de Ucrania, pues lo que parece innegable es que la democracia ucraniana (famosa por su corrupción) y sus amigos de la Unión Europea y de la OTAN están permitiendo (cuando no alentando) la existencia de grupos descaradamente pro-nazis (reivindicándose de los ucranianos que se unieron a los ejércitos nazis que invadieron la URSS y cometieron barbaridades sin límite), fascistas constituidos en verdaderas milicias bien armadas, dedicadas a aterrorizar sobre todo a la población rusa y a la gente de izquierdas. Se ha llegado a incluir en el gobierno, como ministros, a miembros del partido neonazi Svoboda (NOTA 3).

En lo que respecta a las dos “republicas populares” del Donbass (Lugansk y Donetsk) autoproclamadas independientes de Ucrania en mayo de 2014, de población sobre todo rusa o rusohablante, su antifascismo reclamando el papel antinazi de la URSS en la II GM, no es propiamente un antifascismo auténtico, proletario. El estalinismo, con su dictadura feroz contra su clase trabajadora, tiene demasiados parecidos (excluyendo el genocidio racial) con el fascismo al que combatía en la II GM, sobre todo por intereses en cuanto que Estado burgués “soviético”. De poco valen las proclamaciones históricas antifascistas y tu pelea contra las milicias ucranianas de ultraderecha anti-secesión de esas repúblicas, si tu régimen político está muy lejos de dar libertades y poder real a la clase trabajadora, pues el sistema social en esas “repúblicas populares” (en el territorio que era el más industrializado de Ucrania, con la consiguiente pérdida económica para Ucrania desde su secesión), es capitalismo puro y duro, con sus burgueses oligarcas, y su Estado, un Estado tan burgués como lo es el de Ucrania o Rusia.

El único anti-fascismo auténtico y consecuente es el que puede desarrollar la clase trabajadora, yendo hasta la raíz de sus causas (el capitalismo y su Estado burgués). La derrota de la Alemania nazi no supuso su efectiva y a fondo desnazificación. Son incontables los nazis verdugos de los campos de concentración y exterminio que se han “ido de rositas”, y muchos los nazis que escalaron altos cargos en la “democrática” República Federal alemana, y en Austria. El muy “democrático” EE.UU. conoció su macartismo (histérico anticomunismo persiguiendo todo lo que fuese progresista) y durante décadas la segregación de derecho y más de hecho de los negros y los nativos americanos, y una política exterior que en muy poco se diferenciaba de la de los nazis (golpes de Estado, genocidio Indonesio, Vietnam…). Y ahora, en el caso de Ucrania, de poco sirve librarse de un fascismo nostálgico de los tiempos de Hitler, si es para caer en un régimen muy autoritario, muy represivo, muy nacionalista e imperialista, como es el de la Rusia de Putin.

El problema del fascismo nunca lo resuelve una guerra inter-imperialista, entre Estados burgueses, sino hasta qué punto lucha la clase trabajadora por sus derechos y libertades, contra el fascismo, el autoritarismo y la democracia burguesa misma, siempre dispuesta a sacrificarse “por el patrimonio” (digo, por la Patria), echándose en brazos de fuerzas de corte dictatorial y contrarrevolucionario, se denominen como se denominen (hasta demócratas y comunistas; que por etiquetas y disfraces, que no quede). No hay más antifascismo consecuente que acabar con la cuna de todos los fascismos: el capitalismo y sus Estados burgueses.

ANTI-IMPERIALISMO.- Que la Unión Europea, la OTAN y EE.UU. se las den de anti-imperialistas a cuenta de Rusia ya llega a lo grotesco sabida la actualidad e historial imperialista y antes colonialista de todos ellos. Cuando la Cuba de Castro instaló misiles nucleares rusos (1962), EE.UU. no aceptó su “derecho a decidir” que ahora reclama para que Ucrania se incorpore a la OTAN (e incluso instale armamento nuclear en su territorio), sino que se dispuso a invadir la isla y la guerra contra la URSS (con riesgo del holocausto nuclear mundial), aunque afortunadamente llegaron a un arreglo, retirando también los norteamericanos los suyos en la frontera turca con la URSS (eso, por lo visto, era irreprochable para los norteamericanos). ¿Qué actitud sería la de EE.UU. si volviese a ocurrir o Méjico o Canadá se pasasen al lado ruso o chino con acuerdos militares?. Podrían en el cielo mucho más que el grito. Pero está bien militarizar a tope Ucrania, “a un tiro de piedra” de Moscú.

A la clase trabajadora no le sirve aquello de “el enemigo de mi enemigo, es mi amigo”. El gánster enemigo del gánster que te sangra, no es tu amigo, pues en cuanto pueda, ocupará su lugar contra ti. No nos sirve debilitar un imperialismo si es a cuenta de fortalecer a otro. Nuestro interés es debilitar a todo imperialismo y sobre todo, nuestra vía es la de fortalecemos como clase trabajadora internacional, unida por intereses comunes a escala mundial. Y el único modo de debilitar el imperialismo en la fase del capitalismo terminal, es el de acabar con el capitalismo pues en esta fase sólo se pueden exacerbar sus características imperialistas y sus tendencias belicistas, y hasta genocidas.

¿Queréis un campeón popular del anti-imperialismo? Si la pregunta se la hubieseis hecho a los alemanes en 1933 y siguientes, muchísimos os habrían dicho que ¡Hitler!: rompió los límites del abusivo Tratado de Versalles impuesto a los alemanes tras la derrota en la I GM, unió a los alemanes de Austria con Alemania, “liberó” a los alemanes de la región checoslovaca de los Sudetes (de paso acabó con Checoslovaquia), buscaba la unión de todos los alemanes europeos (minorías “oprimidas” en otros Estados), se enfrentó valientemente al enorme poder del imperialismo colonialista británico, holandés, francés…, y hasta a los EE.UU.

El imperialista enemigo de otro imperialista competidor no es un verdadero anti-imperialista. Como el gánster enemigo de otro gánster no es un policía honrado. Establecer nuestro criterio político en base al “enemigo principal” para escoger entre varios y apoyar a alguno, como si no fuésemos capaces de establecer nuestra propia línea (“contra todo imperialismo, empezando por el de nuestra propia burguesía y Estado”), no es más que la elección del esclavo entre uno u otro esclavista, en lugar de aspirar a liberarse de su esclavitud.

El internacionalismo proletario supone anteponer la unidad y solidaridad de nuestra clase trabajadora mundial por encima de las diferencias y enfrentamientos entre burguesías y Estados, etnias, género, etc. “¡Proletarios del mundo, uníos!”, es la llamada desde el Manifiesto Comunista de 1848 de Marx y Engels, y de la Primera Internacional Obrera (unía a marxistas, anarquistas y muchas otras tendencias y organismos de los trabajadores/as). Por tanto, no tiene nada que ver con el inter-nacionalismos, la complicidad entre nacionalismos o la solidaridad con un nacionalismo, lo que siempre conduce a la división y al enfrentamiento al interior de nuestra clase, y que sin embargo se disfraza de internacionalismo proletario pero pone a nuestro clase al servicio de una fracción u otra de la burguesía, de un Estado burgués u otro.

Resulta tramposo decir: debilitemos a nuestro imperialismo (hasta aquí correcto) pero apoyemos al otro (porque es más débil, o lo que sea), no llamemos también a sus trabajadores/as para luchar contra ese su imperialismo. En este caso ni con Ucrania, la U.E. y OTAN, ni con Rusia; todos los trabajadores/as contra su propia burguesía e imperialismo, sin esperar a que él otro lo empiece a hacer, pues así también le daremos ejemplo. Es tramposo decir: fuera la OTAN de Ucrania, (pero que no lo haga Rusia), o condicionar la salida de uno a que la haga el otro, pues entonces dependemos de su voluntad. La mejor manera de convencer a los trabajadores/as rusos es la de predicar con el ejemplo, mostrándoles el camino a la vez que también denunciamos a su imperialismo y les llamamos a luchar también contra él.

Ese falso internacionalismo impide que desarrollemos de una vez lo que desde hace más de un siglo (recordemos lo dicho al inicio sobre la II Internacional y la I GM) es fundamental para poder aspirar a nuestra autoliberación: una política independiente en cuanto que clase frente a cualquier burguesía (la propia o la de otros) y pequeña burguesía (clase media). Y esto es lo que no están haciendo incluso algunos que se declaran marxistas y comunistas (ANEXO I). Si no lo comprendemos, pese a nuestra supuesta astucia política, siempre estaremos haciendo el juego (tontos útiles) a un imperialismo u otro, pues el imperialismo existirá mientras exista el capitalismo y con semejante estrategia jamás parecerá llegado el momento oportuno para trabajar en serio por desarrollar nuestra política independiente de clase. ¿A qué esperamos?, ¡después de dos guerras mundiales y muchísimas guerras entre potencias imperialistas mediante fuerzas interpuestas y cuando vamos al cataclismo (social, medioambiental, militar) y tal vez a la extinción de la especie!. ¿Creemos que nos iría mejor con una Rusia y China más fuertes, con más influencia internacional?. ¿Creemos que esos Estados burgueses, tan represivos, controladores y totalitarios, y explotadores de la clase trabajadora, siguen teniendo algo que ver con el socialismo y la marcha al comunismo?. Hay que estar ¡pero que muy perdidos para creerse de verdad semejantes patrañas!.

Es disponiendo de una política independiente como clase cuando, entonces sí, podríamos aprovecharnos de las contradicciones, divisiones, entre las distintas fuerzas burguesas e imperialistas, por ejemplo, para que no sean capaces de unirse bien contra nosotros para aplastar nuestra revolución. Pero eso es algo totalmente distinto de lo que se viene haciendo, que es que ellos se aprovechen de nosotros, y para colmo creyendo que somos nosotros los que nos aprovechamos de ellos. En este caso, los capitalistas rusos, para que nosotros les hagamos también el trabajo de debilitar nuestro imperialismo pero sin fortalecernos como clase, sin poner por delante nuestras reivindicaciones como clase (serian también un ejemplo y estímulo a los trabajadores/as rusos para luchar contra su Estado), y debilitándonos como clase al convertirnos en los servidores de otro imperialismo.

Cuando se trata de enfrentar los conflictos entre nuestros enemigos no hay que creer que su debilidad será el origen de nuestra fuerza, pues podemos seguir siendo muy débiles y ellos lo suficientemente fuertes como para arrastrarnos a la destrucción. Nuestra verdadera fuerza y su debilidad terminal sólo pueden venir de nuestra política independiente como clase. La política proletaria no es la política de maniobras, juegos diplomáticos y astucias entre nuestros enemigos; terreno donde ellos, por recursos humanos, organizativos y materiales (servicios secretos y sus habilidades manipuladoras de grupos políticos), y experiencia de siglos, tienen todas las de ganar contra nosotros.

AUTODETERMINACIÓN NACIONAL.–  no hay terreno más mistificado y resbaladizo que éste, pues también puede ser un argumento tramposo al servicio de la burguesía más reaccionaria. Le sirvió perfectamente a Hitler para acabar con Checoslovaquia a cuenta de “liberar” a los alemanes de la región de los Sudetes. Aquí también debe priorizarse el derecho a la autodeterminación de la clase trabajadora, con sus intereses anticapitalistas, y lo fundamental, el derecho a la libre unión de la clase trabajadora por encima de las fronteras contra todas las burguesías, o de lo contrario, se prima la división, la separación y hasta el enfrentamiento; el derecho de autodeterminación es hegemonizado, secuestrado por la burguesía nacionalista e incluso por potencias extranjeras imperialistas. Los independentistas, muchas veces, dada su debilidad, lo que hacen es escapar de una potencia imperialista para echarse en brazos de otra. Eso cuando no se ha modificado la fachada: pasar de colonia a Estado independiente pero neo-colonizado por el mismo imperialismo, caso tan común en África.

Si domina el capitalismo, la burguesía será la clase dominante y por tanto a ella le corresponde de hecho la soberanía nacional, por consiguiente, será ella fundamentalmente quien de hecho se autodetermine, incluso contra la voluntad de su propia clase trabajadora. Ya en tiempos de la revolución rusa (1917-18) fue agitado ese derecho de autodeterminación por Alemania (una potencia imperialista y con monarquía) para promover movimientos secesionistas en países que habían estado bajo el zarismo ruso, pero no por su verdadera libertad, sino para que cayesen bajo su influencia y sobre todo para aislar a los trabajadores de la revolución en Rusia y aplastarlos (el caso evidente de Finlandia en 1918 y su contrarrevolución). Por tanto, a la hora de hablar con propiedad de ese derecho y no hacer el juego al enemigo, se impone un criterio de clase trabajadora (no burgués y pequeño burgués nacionalista y proimperialista, aunque se de otro “amigo”) y un conocimiento profundo de la situación concreta para no ser víctima de las versiones engañosas de unos u otros.

En cuanto a cómo entiende Rusia el derecho de autodeterminación, es evidente que ese concepto lo ha venido rechazando durante mucho tiempo, en particular para Chechenia. Su concepción de ese derecho es meramente instrumental, como envoltura legal ante el resto del mundo para meramente proceder a aquello que como Estado burgués le interesa en cada caso. ¿Qué quiere anexionarse un territorio? Pues si puede ejercer cierto control sobre él, lo envuelve en el derecho de autodeterminación, monta un referéndum de lo más sospechoso que inevitablemente gana abrumadoramente con un porcentaje de participación increíble dada la diversidad étnica e inclinaciones existentes en el territorio, y listo, ya tenemos una república “independiente” absolutamente dependiente de Moscú o la pura y simple anexión a Rusia. ¿Qué sabe que el ejercicio de ese derecho se volvería en su contra porque la mayoría de la población (incluida la clase trabajadora) no quiere unirse a Rusia? Pues entonces niega a ese territorio hasta la entidad como nación y dice que en realidad es parte de Rusia, que es lo que está pretendiendo con Ucrania.

Claro que, si los ucranianos son rusos, sorprende que a estas alturas no lo sepan y que no se hayan echado a las calles para recibir con los brazos abiertos, flores (ahora un poquito mal por la estación) y besos a los tanquistas “soviéticos”, digo rusos, subiéndose a las máquinas las ucranianas para persuadir con su bella y simpática presencia a los soldaditos ucranianos (rusos “en verdad”) que todavía no se hayan decidido a desobedecer al Estado secuestrador que les impide hacer lo que realmente corresponde y les pide el cuerpo: recibir el abrazo del oso ruso que, a las buenas, es como un osito de peluche para los niños/as. Que no se entiende que la recepción a los tanques rusos, siendo hermanos, haya sido mucho peor que la dispensada en Hungría en 1956 (a tiros), e incluso Checoslovaquia en 1968 (sofocar la “primavera de Praga”, protestas multitudinarias en las calles frente a los tanques, ante la estupefacción de sus tripulaciones que no entendían lo que estaba pasando), durante las “intervenciones” del Pacto de Varsovia para imponer el orden imperial “soviético” del Kremlin, siempre con la escusa de que había una contrarrevolución capitalista, para rescatar a la clase trabajadora del país, como si esa contrarrevolución no fuese connatural al propio sistema de Capitalismo de Estado “soviético”, y como si los propios trabajadores/as no estuviesen formando, como en Hungría, sus propios Consejos o soviets, pero estos de los de verdad. Y si en algo se parecen sea quizás, por lo que nos dicen los ucranianos de los prisioneros rusos que, una vez más, jóvenes tanquistas y soldados, no sabían bien ni dónde estaban ni a lo que iban, engañados con mentiras, y lo que quieren es volverse a casa con su madre o su pareja (femenina, por supuesto, pues en Rusia lo tendría muy mal de ser homosexual).

Ya se vio en el caso de la guerra en Afganistán, el grado de manipulación, maltrato y brutalización que se ejerció sobre los soldados “soviéticos” para su labor imperialista, totalmente contraproducente por lo demás, pues sólo sirvió para alentar el islamismo más reaccionario y fanático, la derrota “soviética” (su particular Vietnam), el reforzamiento del imperialismo norteamericano, y acelerar el colapso del régimen “soviético”. Lo que bien puede acabar ocurriendo también en esta ocasión. Aparte de haber sembrado la muerte, el dolor, el trauma, el odio, difíciles de compensar, olvidar, apagar.

¿Qué hay de anticapitalista, socialista o anarquista en la zona rusa de Ucrania (el Donbass) con sus dos “republicas populares” (Lugansk y Donetsk)  controladas por los agentes prorrusos, pro-Putin?. ¿De verdad alguien se cree que por ir en su ayuda –alega que es una intervención humanitaria por Donbass (el mismo argumento que hemos visto en otras ocasiones en Occidente para intervenciones en realidad imperialistas)-, un reaccionario como Putin se puede meter en semejante conflicto con todas sus consecuencias de todo tipo que aún están por ver?. ¿El mismo Estado burgués imperialista que hace no tantos años llevó en Chechenia, en el Cáucaso, una guerra criminal, feroz, cometiendo atrocidades sobre la población civil, de la que poco se podía saber, y cuya investigación le costó la vida (primeros de octubre de 2006) a la periodista rusa Anna Politkóvskaya, durante el gobierno de Putin, y al parecer a otro medio centenar de periodistas “por meter las narices donde no les llamaban”?.

No hay nada más alejado del derecho de autodeterminación (para la separación, o bien, para la unidad en libertad), que pretender la anexión de Ucrania a Rusia, por la vía militar. En cuanto al caso de la región del Donbass, por ahora no puedo decir más, pero me da la impresión que de ser una zona con importantes luchas obreras (minería del carbón), debido al nacionalismo ucraniano de corte fascista y sus agresiones a los rusohablantes, debido también al nacionalismo prorruso, a la intervención rusa, y a la guerra, se ha convertido en una marioneta al servicio de los intereses expansionistas rusos, y que las repúblicas “populares” independizadas de Donetsk y Lugansk, no pueden ser un ejemplo de verdadero anti-fascismo, ni anti-imperialismo, ni de autodeterminación nacional ni de la clase trabajadora. Pero a causa del conflicto que ya dura años ensangrentando esa tierra y ahora de la guerra, el asunto se ha envenenado tanto, que también me parece que han desaparecido las mínimas condiciones de confianza y convivencia para que sigan compartiendo el mismo Estado con Ucrania. Así que, en este ambiente totalmente tóxico y ajeno a una política propia de una clase trabajadora internacionalista, el problema no tiene por ahora ningún buen arreglo desde una orientación de clase proletaria y comunista, y hará falta mucho tiempo, el paso tal vez de una o más generaciones para cicatrizar bien las heridas, perdonar, olvidar y restablecer la convivencia. En medio de esta pelea entre fuerzas capitalistas y Estados burgueses, seguro que los que menos podrán decidir según sus verdaderos intereses (aunque puedan votar formalmente en libertad), son los propios habitantes de esos territorios.

PACIFISMO.- De siempre, todos los imperialismos han justificado sus políticas de agresión o defensivas (exclusiva o asociados a otra potencia imperialista), como políticas de defensa nacional. La cuestión no es si se defiende o se ataca, pues ni la defensa ni el ataque son el fondo del asunto, que puede contradecir totalmente las apariencias. Así, puedo provocar que me ataquen para aparecer ante los demás como la víctima, y justificar una agresión mucho mayor e injusta por mi parte, planeada previamente, pues el verdadero agresor de esta historia soy yo. O puedo anticiparme a una agresión letal contra mí, adelantando mi defensa mediante un ataque preventivo contra quien, sin embargo, a ojos de un observador ignorante, puede parecer que no suponía una amenaza. Por tanto, el criterio correcto es qué objetivos, intereses, se persiguen con eso; y los de la burguesía y sus Estados siempre son los de la explotación de la propia clase trabajadora y la de otros pueblos.

Claro que queremos la paz, pero si no queremos ser unos tontos soñadores, debemos entender que así como no es posible un capitalismo sin explotación del trabajo, tampoco es posible su Estado burgués sin represión contra quienes se enfrentan a esa explotación, y sin guerras por extender los dominios de esa explotación, contra otros pueblos y Estados burgueses competidores. En tanto exista el capitalismo y su Estado burgués, la existencia de guerras, en mayor o menor escala, será inevitable. Cuántas y de qué gravedad, dependerá de la intensidad de los problemas por los que pase el capitalismo nacional y mundial (por ejemplo, una crisis como la de 1929, que empujó a la II GM), la correlación de fuerzas entre los Estados burgueses y también entre los capitalistas y la clase trabajadora que es a la que debe movilizar en la producción de la economía de guerra (“más tanques, menos mantequilla”), el sacrificio en el retaguardia y en el frente. Por eso, la inevitabilidad de la existencia de guerras en el capitalismo imperialista y terminal, no quiere decir que siempre estemos condenados a soportar todas las guerras que quieran; como no estamos condenados a que siempre nos devore un león salvaje hambriento, si es que somos capaces de defendernos y ponerle a la fuga, pero lo que no modificaremos es su naturaleza y tendencia natural a devorarnos, de modo que mientras esté ahí, nunca estaremos realmente seguros, seremos más vulnerables cuanto menos unidos, más débiles y de menos recursos de autodefensa contemos, y nunca podremos domesticarlo como un “lindo gatito”.

El peligro es tanto mayor cuando el capitalismo ha entrado en su fase terminal en la que pelearán como hambrientos leones y hienas por esos recursos que serán cada vez más escasos (energía, minerales, tierra fértil, agua potable, mercados solventes para comprar sus productos…).

El pacifismo es impotente para impedir las guerras (ya se vio en 2003 en el caso de la invasión de Irak/Iraq). Se necesita la fuerza de la clase trabajadora para paralizar la producción nacional, la maquinaria de guerra, enfrentarse al Estado, derribar gobiernos, e incluso hacer la revolución socialista-comunista que acabe definitivamente con el capitalismo y sus Estados burgueses. Ahí están las lecciones imperecederas de 1917 en Rusia y 1918 en Alemania, que pusieron fin a la I GM.

Dicho lo cual y teniendo en cuenta nuestra enorme debilidad actual, al menos como reivindicación rompedora con la ideología dominante, para ir contra la complicidad del Estado español con la OTAN, además de envío de armas ofensivas por su parte, ya que no podemos pretender que tenga éxito el llamamiento a que los soldados se nieguen a seguir guerreando y se revuelvan contra sus jefes, su propio Estado burgués, formen Consejos de Soldados, impulsen la revolución socialista en Rusia y Ucrania, me parece muy interesante lo que plantean los de Alternativa Antimilitarista-Moc   en este artículo https://kaosenlared.net/las-antimilitaristas-estamos-en-contra-de-todas-las-guerras/

“Del mismo modo, exigimos a nuestro gobierno y a la Unión Europea, que promuevan la deserción entre los combatientes de uno y otro bando y garanticen el inmediato estatuto de refugiadas/os a quienes la lleven a cabo.”

Si se da refugio a mujeres, niños, ancianos ucranianos, ¿no se puede dar refugio a los soldados rusos que deserten? Y si a estos sí (hasta lo último sería admisible para los pro-ucranianos), ¿por qué no a los que sean ucranianos?, y aquí se rompe con el alineamiento imperialista, tanto con unos como con otros. Más que “pedir peras al olmo” pretendiendo que “promuevan” la deserción en ambos bandos (ucraniano también) debiera plantearse en los términos de exigencia de que se conceda el estatuto de refugiado a los desertores de ambos bandos.

Leed estos artículos   https://es.communia.blog/reclutamiento-forzoso-defensismo-antifascismo/   ,  —   https://es.communia.blog/antimilitarismo-ruso-guerra-ucrania/   —— https://es.communia.blog/el-movimiento-antimilitarista/     (durante la II Internacional, y hoy).

Resumiendo. Antifascismo, anti-imperialismo, autodeterminación nacional, pacifismo…, junto con términos tan grandilocuentes, con significados varios, y manoseados, como libertad, democracia (tan queridos por la derechona fascistona), pueden ser perfectamente un “cajón de sastre” para todo tipo de políticas que nada tienen que ver con la que interesa la clase trabajadora consciente, anticapitalista, anti-Estado burgués, internacionalista.

El PUNTO de VISTA (la concepción del mundo) de una CLASE TRABAJADORA mundial consciente (por mucho que ahora no lo sea más que una minoría casi invisible). Si no lo adoptamos, podríamos acabar llegando a la perversa conclusión de que en el caso de la II GM, nadie la tenía más justificada que los nazis alemanes y los militares japoneses en su búsqueda de “espacio vital”, de “expansión natural”, y recursos de todo tipo de los que tan necesitados estaban sus respectivos dinámicos y potentes sistemas capitalistas, y la enorme población de sus países (Alemania 69 millones; Japón 73 millones; España entonces 25,5 millones, hoy 47 millones), ahogados por los límites del Tratado de Versalles y el previo “injusto” reparto (pero injusto ya de entrada como tal reparto, no porque beneficiase más a uno que a otro pirata imperialista) del mundo por las viejas potencias colonialistas europeas y el peso de los EE.UU., también en el Pacífico occidental y Asia.

El capitalismo se caracteriza por ser un sistema social impulsado por el beneficio, originado en la explotación el trabajo, que lleva inevitablemente a la competencia entre los capitalistas, a la guerra económica (proteccionismo, etc.) y finalmente a la guerra militar. Una cosa conduce a la otra. Es como el mecanismo de un reloj, que si funciona como corresponde, hará su recorrido de las doce horas. El capitalismo, sus ciclos de ascenso, crisis, recuperación, crisis mayor, mayor competencia, guerra, reconstrucción… y vuelta a empezar. ¿Quiénes capitalismo? Pues toma guerra.

Partir de conceptos burgueses y engañosos como la soberanía nacional, el interés nacional, la defensa nacional, etc., sólo puede concluir en una política subordinada a los intereses de la burguesía sacrificando a ella los de la clase trabajadora y el pueblo. Es como si un esclavo debiese entender el mundo desde los principios, los conceptos, el punto de vista en suma, del esclavista, establecidos para defender y justificar sus intereses: acabaría sometiéndose todavía más a él y no podría ni imaginar su autoliberación. O esperar que una mujer pueda emanciparse si debe hacerlo aceptando vivir vestida con el burka (prenda que cubre el cuerpo y la cara por completo, dejando sólo una rejilla para mirar y respirar), sin cuestionarlo. Meterse en el marco de pensamiento y en las razones, etc., de la burguesía y sus Estados, es perder completamente nuestro norte y acabar por justificar las consecuencias de su lógica infernal. Pues mirado desde sus llamados intereses legítimos, todos acaban teniendo más o menos razón, resulta todo muy comprensible y justificable (hasta el genocidio), aunque sus razones sean antagónicas y choquen a muerte. Por eso también los gánsters acaban diciendo aquello de “voy a matarte, pero no es nada personal, ¡hasta hoy hemos sido amigos!; es sólo cuestión de negocios”.

Si en una guerra tuvieses que convivir con los soldados de un bando, salvo que fuesen unos criminales de guerra y genocidas, es muy probable que te familiarizases con ellos, te sintieses identificado con sus padecimientos, pues todos tienen quién les quiera y sufra por ellos (novia, esposa, hijos, padres, hermanos…) y como en esas condiciones su supervivencia depende de matar y de no ser muerto, desearás que venzan en los combates. Si luego te trasladases a convivir con sus enemigos, te acabaría pasando otro tanto. Metidos en la lógica de la guerra, es inevitable. No hay más salida que cuestionar la guerra misma.

Muchas veces, las partes que guerrean pueden alegar todo un historial de agravios, unos reales, otros no tanto y también ficticios. Pueden remontarse hasta siglos pasados. Ambos pudieran tener una parte de razón desde sus intereses y los sufrimientos padecidos, pero la solución guerrera capitalista no es la nuestra.

Meternos a ver cuál de esas narrativas es verdadera, justa, para decidirnos por una u otra, es entrar en un terreno que no es el nuestro y en el que siempre tendremos todas las de perder, pues nos lleva a elegir entre un enemigo nuestro u otro, no para combatirlos mejor a todos (de momento, por conveniencia y capacidad, se puede priorizar a uno sobre otro; como los bolcheviques rusos en 1917, primero acabar con el militar golpista Kornílov, y luego ir a por el Gobierno Provisional burgués de Kerensky), sino para, por activa o pasiva, apoyarlo.

Con motivo de la I GM, todos los Estados burgueses tenían estupendas justificaciones (parecidas o diferentes, según sus necesidades), ante su población, para participar en la guerra inter-imperialista (como jefazo o subordinado, con entusiasmo o un poco “a regañadientes”). Todo resultaba tan lógico, natural, evidente e incuestionable como que una persona fuese cristiana (protestante, católica u ortodoxa) o musulmana, o hindú o animista, según fuera la religión “de toda la vida” del país en que viviese, creer en uno u otro dios o dioses, etc., y considerar su religión como la verdadera, dependiendo en realidad del lugar de nacimiento y la educación recibida, no de la razón, la verdad. Y los sindicatos y partidos de izquierda traidores, contribuían lo suyo para reforzar el argumentario según lo que mejor pudiese engañar a la clase trabajadora.

Y cuanto la guerra más se acerca a las poblaciones, y se da también en las ciudades (en vez de aquellas grandes batallas del pasado en campo abierto que, de una sola vez, incluso en una sola jornada, decidían quien la ganaba o perdía), más fácil se hace confundir la supervivencia de la gente, con la defensa de los intereses del propio imperialismo (“si no quieres que te maten, lucha por tu Estado burgués”). Por ello, el Estado ucraniano, tanto por razones militares (inferioridad bélica, “empantanar” a las tropas rusas en el combate callejero), como políticas (empujar a la población a identificarse con él, victimismo internacional, prolongar la guerra para Rusia y desgastarla más…) le interesaría algo que, sobre todo en la propaganda más que en la realidad, permitiese remitirse a un asedio como el de Sarajevo (1992-6) en la guerra de Yugoslavia, o Leningrado, y una batalla como la de Stalingrado en la URSS (II GM), para debilitar también el apoyo interno a Putin, por sus grandes connotaciones históricas y emocionales que llevarían al común de los rusos a identificarse con los ucranianos.

Incluso una visión de la clase trabajadora como clase nacional y no internacional conduce al mismo desastre. Por ejemplo, en el caso de la II GM, si la clase trabajadora en Alemania tuviese una visión del mundo, de su naturaleza en cuanto que clase, y de sus verdaderos intereses, como nacional y no internacional, ocurriría que le convendría que durante la guerra se saquease y se condenase al hambre a los trabajadores/as y la población de otros países con tal de que ellos no lo pasasen. Incluso que las tareas más duras y peligrosas las realizasen trabajadores/as extranjeros en condiciones forzadas militarizadas o de esclavitud, hasta los prisioneros de guerra. Incluso que se eliminasen directamente millones de bocas que hubiera habido que alimentar y se robasen todos sus bienes (hasta el pelo), es decir, los campos de concentración y de exterminio. Y por supuesto, estar a favor de la fabricación de las armas más destructivas y de la estrategia más letal para el enemigo, pues de lo que se trataría es de “salvar a nuestros soldados, muchos de ellos trabajadores de uniforme y conseguir que puedan volver a casa sanos y salvos, habiendo eliminado todas las amenazas contra nuestro país, contra nuestra clase trabajadora nacional”.

La consecuencia de esto sólo sería su total implicación y complicidad con sus capitalistas, los nazis, su Estado burgués, su imperialismo, y no tener nada que decir si el enemigo recurría a medios similares, bombardeando sus ciudades con artefactos incendiarios, arrasándolas, quemándolos vivo en un puro infierno en la tierra (como en Dresde).

Esto demuestra que los llamados nacionalismos revolucionarios, la supuesta combinación entre nacionalismo e independentismo y revolución socialista, el socialismo patriótico, el nacionalbolchevismo, nacionalismo revolucionario e internacionalismo proletario, etc., que en determinado momento podría ser un incordio, un factor divisor, y un grave error estratégico, ahora se pueden convertir además en un enorme peligro para la orientación estratégica correcta de la clase trabajadora en cada país y a escala mundial frente al riesgo creciente de guerras interimperialistas y con una clase trabajadora extremadamente débil. Esto en España atañe en particular a vascos y catalanes. Cada vez más, nacionalismo “proletario” e internacionalismo proletario van a ser tan incompatibles y repelerse tanto como el agua y el aceite. Una prueba de lo que digo es a lo que conduce en la práctica la posición del conocido vasco Iñaki Gil de San Vicente, al que comento en el Anexo I de este artículo. Durante mucho tiempo (década de los 1980 sobre todo), diversas corrientes (trotskistas y otras hoy prorrusas) coquetearon con el nacionalismo y el independentismo revolucionario vasco, y posteriormente con el nacionalismo catalán, con fantasías de supuestos potenciales revolucionarios anticapitalistas en el nacionalismo radical de “izquierdas” o en la lucha por la independencia nacional, desmentidas por los hechos y sus derrotas. La desorientación y derrota en la que hoy se encuentra nuestra clase trabajadora se debe mucho a eso. Esto no resta a que en determinadas circunstancias deba defenderse el derecho de autodeterminación nacional, aunque no obligadamente en el sentido de la separación total, y siempre pensando sobre todo en los intereses de la clase trabajadora (no de la burguesía ni de la pequeña burguesía). No abundo más, pues desarrollarlo bien exigiría muchas páginas y no es el momento, pero dicho queda.

Por eso, no a la concepción de la clase trabajadora como clase nacional, pues de hecho somos una clase internacional y lo nuestro no es ningún nacionalismo por muy disfrazado que esté, sino el internacionalismo proletario como principio irrenunciable si queremos tener un futuro para la Humanidad.

Esta es la única manera de mantener una posición política independiente que evite que nuestra clase caiga en las trampas de alistamiento tras una fuerza político-militar capitalista, intoxicada con su propaganda cuya primera víctima es siempre la verdad. Pasado el tiempo, acabamos alucinando al descubrir la enormidad de las mentiras y la manipulación de la que habríamos sido víctimas si hubiésemos confiado en cualquiera de ellas.

No podemos fantasear con “guerras de liberación nacional”, etc., pues en esta época, dichas guerras en el fondo son guerras entre grandes potencias con agentes interpuestos. Podremos acabar por saber cómo y por qué se ha iniciado una guerra, pero puede ser mucho más difícil saber cómo puede acabar, pues en un mundo cada vez más estresado en sus recursos y con armamentos que permiten la escalada hasta lo nuclear, nunca se pueden descartar las derivas más irracionales y autodestructivas para la Humanidad.

Lo ocurrido con Ucrania no es un tardío “coletazo” de la “guerra fría” del siglo XX, sino un anticipo de lo que será la regla general en este siglo XXI, muy próximamente, con un capitalismo mundial en su fase terminal que verá agudizados al máximo sus problemas y sus conflictos interimperialistas, tanto de tipo económico, como geopolítico y militar.

De momento, aunque la guerra no llegue hasta aquí, sí parte de sus consecuencias, como el aumento de los precios (partimos de que hemos terminado febrero con una inflación ¡del 7,4%!) a cuenta de la energía (gas natural, electricidad) y los alimentos (empezando por los cereales), dada la dependencia que tiene la Unión Europea y España de esos recursos, desde Ucrania o Rusia, y el aumento de nuestra explotación en el trabajo ante la perspectiva de que se reduzca la tasa de ganancia del capitalismo europeo y mundial. Sufrirán de peores condiciones la clase trabajadora en Ucrania, y también en Rusia a cuenta de las durísimas medidas económicas de represalia tomada por la Unión Europea-OTAN. Y nosotros también, a cuenta, por ejemplo, de los precios de la electricidad, totalmente disparados, batiendo records históricos, día sí y el otro también, mientras sus capitalistas ganan beneficios extraordinarios (los llamados “caídos del cielo”) gracias al tramposo y abusivo sistema de fijación del precio eléctrico con el sistema marginalista (el precio del más caro, el gas, ¡fija el de todos!, incluido el más barato). Otro tanto los fabricantes de armas.

Siempre, nuestra clase y los sectores populares, las verdaderas víctimas y perdedores en las peleas entre burguesías y sus Estados. Y pretenderán que traguemos con todo eso como el precio inevitable por “defender la democracia en Ucrania y el mundo”, “por defender la paz mundial poniendo freno al expansionismo ruso”, “por garantizar nuestra seguridad nacional”, etc., y la culpa de todo la tendrá Putin (nunca, de ninguna manera los Estados implicados, la OTAN, las grandes empresas del sector energético y en particular el eléctrico, los intereses de la industria armamentística, etc.). Y ¿la solución?, pues que ahorremos más todavía en el consumo de la calefacción (“¿esa cosa que hace tiempo ya no la enciendo, vestida en casa casi como si fuese a salir a la calle?”), electrodomésticos (“poniendo la lavadora de noche o los domingos”), etc. (“¡como no inventen una bombilla nueva, de menos consumo ya no las puedo poner!”). Léase, por ejemplo,  https://kaosenlared.net/sanchez-apunta-a-que-las-consecuencias-de-la-guerra-las-pagara-la-clase-trabajadora/

Y esto puede enlazar con lo que ya se venía anunciando desde hace más de un año por Antonio Turiel (en base a los informes de la Agencia Internacional de la Energía –AIE-), de que sería inminente (para antes de 2025) una crisis energética (posiblemente, también y pronto, alimentaria), a cuenta de un déficit de oferta en la producción de petróleo (escaso, de peor calidad y menor provecho, más caro), y encarecimiento del gas natural, que provocaría una grave crisis económica (véase la NOTA 1 de “Este artículo hará historia, para vencer” 11-2-2022, ver más adelante). Estad atentas/os al blog de Antonio Turiel pues posiblemente publique algún artículo relacionado con todo esto que está sucediendo  https://crashoil.blogspot.com/

Pero la guerra servirá también para tapar las causas de esa crisis, propia del capitalismo terminal. En Occidente aprovecharán la guerra de Ucrania para atribuirla esos problemas (escasez de gas y petróleo, encarecimiento energético, inflación galopante, “inevitables” recortes sociales, militarismo, etc.), y por tanto, a Putin y a Rusia, alimentando de paso todavía más la hostilidad entre los pueblos (“los rusos tienen la culpa porque apoyan o no echan a Putin del poder”). Otro servicio al capitalismo mundial y a la contrarrevolución que hace este ex oficial de la KGB de la URSS estalinista, que es Putin. En Rusia, demasiado dependiente su economía de las existencias de gas y petróleo y de su exportación a Occidente, atribuirán las dificultades económicas crecientes a las gravísimas sanciones económicas impuestas por la U.E.-OTAN, su guerra económica. Las agresiones mutuas servirán en cada campo para ocultar ante la clase trabajadora y sectores populares las verdaderas causas en el agravamiento de la crisis terminal del capitalismo.

La guerra en Ucrania ha puesto en evidencia la insuficiencia de la amenaza de las sanciones económicas como medida disuasoria, y puede suponer el empujón definitivo para que “Europa tenga su propia política de defensa”, es decir, su propia organización militar conjunta imperialista (no ya la OTAN), lo que implica mayores presupuestos militares de cada Estado ¿a costa de qué?, ¡pues de qué va a ser!: sanidad, educación, pensiones, etc. O cuando menos, de reforzar el presupuesto de la OTAN, y la participación europea en sus costes. “Más cañones y menos mantequilla”, que se decía antes.

Para sostener esta política serán inevitables campañas ideológicas de “lavado de cerebro”, de “disuasión” y represión a quienes opongan resistencia, o sea, recorte efectivo de libertades y derechos humanos, también con la excusa de “atentado a los intereses nacionales”, estar “al servicio del enemigo”, ser “desmoralizador” para el esfuerzo de guerra, “antipatriótico”, etc. Veremos cómo resurge y se afina todo un arsenal para limitar la libertad de expresión, la crítica a los gobiernos, el cuestionamiento de toda esta dinámica, hasta el histerismo y la paranoia, con su correspondiente “caza de brujas” y víctimas. Un caldo de cultivo perfecto para el ascenso de los nacionalismos y la ultraderecha.

Quienes creían que la globalización desembocaría en un capitalismo ya no estatal, sino mundializado, una especie de unidad mundial capitalista con tal interdependencia de intereses y lazos económicos que haría imposible las guerras entre Estados, inter-imperialistas, la necesidad de bloques militares y volvería inútiles hasta las armas nucleares (un capitalismo global pacífico), verán que sus ensoñaciones se hunden.

El capitalismo mundial ya no tiene un horizonte de crecimiento “sin límite” que podría reforzar al máximo las tendencias globalizadoras interdependientes. Se encuentra, al contrario, con un horizonte de escasez cada vez mayor de mercados solvente (el planeta es esférico, limitado) donde poder realizar toda la plusvalía fruto de la explotación del trabajo asalariado; a la vez con una tendencia a la reducción de la tasa de ganancia debido a la creciente automatización y eliminación del trabajo asalariado de cuya explotación emana el beneficio; pero todavía más grave, la imposibilidad del crecimiento mismo y por tanto de la explotación y el beneficio, por el agotamiento de cada vez más recursos naturales básicos imprescindibles para el proceso productivo, que los costes no sean tan elevados que la escasez de plusvalía solo permita una tasa de ganancia (relación entre plusvalía o beneficio con la inversión total) escuálida; incluso un deterioro medioambiental que en eso mismo repercute (cambio climático con su trastorno de las estaciones, eventos climáticos extremos, en conflicto con los requisitos para la agricultura; extinción de especies imprescindibles como los insectos polinizadores…). El problema será a quien vender, de quien extraer beneficio si no se explota trabajo vivo, y de dónde extraer recursos para los procesos productivos que den pie a todo lo anterior. Según se vaya reduciendo la tarta que se puede conseguir, según vaya disminuyendo la tarta que se pueden repartir, más aumentarán las tortas.

En ese horizonte, se impondrán dinámicas capitalistas más profundas y necesidades geopolíticas y militares más poderosas que tales o cuales intereses económicos o dependencias energéticas. Y se acabarán expresando en una política primero de vuelta atrás en algunas facetas de la globalización (relocalización de empresas clave en el territorio del propio previsible bloque imperialista y militar, o búsqueda de determinados recursos en otra parte, aunque sea más engorrosa, para no depender de potencial enemigo), de imposición y agresión, no de colaboración y mutuo beneficio mercantil, sobre todo cuando no haya para repartir entre todos “por las buenas”. El cálculo militar a largo plazo se impondrá cada vez más al cálculo económico a corto, sacrificándolo. Las necesidades de organizar bloques militares y de disciplinarlos, se impondrá sobre las conveniencias particulares de cada Estado.

Por todo esto, si bien es cierto que la situación no es la misma que por ejemplo la previa a las dos guerras mundiales, discrepo de las previsiones con respeto a la globalización, la interdependencia y a reducción del riesgo de guerra generalizada que hace el economista marxista y argentino Rolando Astarita  https://kaosenlared.net/reflexiones-desde-un-enfoque-socialista-sobre-la-invasion-rusa/

En esta crisis por Ucrania, EE.UU. podría salir más reforzado al conseguir la obediencia de Alemania, pese a la gran dependencia que ésta tiene del gas ruso, y la de todos los países europeos, sacrificados por la gran dependencia que tenemos del granero ucraniano para nuestra alimentación pues deberíamos recurrir a la producción en EE.UU. y otros países que bien podrían no poder satisfacer toda la demanda.

En 2003, con motivo de la proyectada guerra de agresión y saqueo de los EE.UU. y sus aliados, contra Irak (con la excusa falsa de su supuesta complicidad con el terrorismo del 11-S de 2001 en EE.UU. -Torres Gemelas, Pentágono…-, y la fabricación de “armas de destrucción masiva” que jamás aparecieron), aunque se demostró incapaz de detener la guerra (para eso habrían hecho falta huelgas generales que durasen varios días), al menos fuimos capaces de lanzar una importante protesta preventiva a escala internacional. Véanse   https://es.wikipedia.org/wiki/Manifestaciones_contra_la_invasi%C3%B3n_de_Irak_de_2003 , https://es.wikipedia.org/wiki/Protestas_antiguerra_del_15_de_febrero_de_2003

Ahora, pese a que era previsible, pese a las advertencias y los movimientos de tropas, con el caso de Ucrania, mucho más próximo, más amenazador, implicando a una potencia nuclear como Rusia, a la Unión Europea y a la OTAN, no hemos conseguido nada de eso ni por aproximación: las movilizaciones previas a la guerra han brillado por su ausencia. Esto demuestra cuánto nos hemos debilitado desde el 2003. Cuán débiles nos enfrentamos a un tiempo histórico en el que las amenazas se acrecientan a pasos agigantados a todos los niveles, llevando la civilización hacia el cataclismo (social, medioambiental, militar) y amenazando a nuestra especie hasta con la extinción.

¿Por qué nos hemos debilitado tanto? Bien. Yo tengo mi análisis, que no es de ahora, sino ya previsto desde el 2012. Ya en los primeros años de la década pasada advertí que, por la conducción nefasta de la lucha contra el austericidio y por no comprender que nuestro marco de lucha de clases era ya la Unión Europea, no el nacional español y menos catalán, vasco, etc., nos veríamos abocados a una derrota político-ideológica de una escala estratégica, muy posiblemente llegar al punto de inflexión (punto de no retorno) que acabaría llevándonos a la derrota total y, por consiguiente, al cataclismo. Es un asunto lo suficientemente serio como para que quienes os consideráis marxistas, anarquistas, revolucionarios, con aspiración de orientar al resto de nuestra clase y sectores populares, os toméis el trabajo de estudiarlo. Lo tenéis en mi trilogía que recomiendo más adelante.

Por todo ello, la situación ha derivado, no en un rechazo al conflicto inter-imperialista (Rusia, OTAN, Ucrania también…), sino sobre todo a un apoyo a Ucrania (por extensión a la U.E. y OTAN), explotando el factor sentimental a cuenta de la empatía que todas podamos sentir (como con la que he iniciado este artículo), más fácil con gente europea (aspecto físico, modo de vida, etc.) que, por ejemplo, con gente del África negra que viva en territorios mucho más rurales, aunque las matanzas a cuenta de los intereses capitalistas occidentales puedan ser muchísimo mayores (guerra en el Congo, etc.). Y si la guerra se vuelve más feroz, también afectando más cruelmente a la población civil, esta desviación aumentará, y parecerán criminales quienes no se pongan del lado del “inocente” Estado burgués ucraniano, y consiguientemente de quienes le apoyan económica y militarmente (U.E.-OTAN, España con el envío de muchas armas, además de tropas en la zona limítrofe; se envían también muchos misiles anti-aéreos Stinger, especialmente eficaces para derribar helicópteros).

Teniendo en cuenta el curso que tomará la historia de la Humanidad a cuenta del capitalismo (hacia el cataclismo social, medioambiental, militar), no se trata de creer que podremos evitarlo y salvarnos a base de adoptar una posición pacifista inviable, a cuenta de una neutralidad que no eludirá las consecuencias del holocausto nuclear (la nube radiactiva no reconoce a los neutrales, como ya se vio con Chernóbil), que los conflictos internacionales se eviten por crear glacis (territorios colchón, barreras), a la larga insostenibles, y estatus de neutralidad en los límites entre grandes potencias, que llegado el momento se violan brutalmente.

Nada de eso resultará a la largo plazo e incluso a medio plazo (la lógica de la guerra se pasa “por el arco del triunfo” las neutralidades que le estorben), aunque a corto pueda servir como un compromiso que nos permita un respiro, ganar un poco de tiempo si es para prepararnos mejor para nuestra lucha (no reanudar la de ellos y ponernos al carro de alguno; tampoco seguir nosotros con los planteamientos y rutinas que nos han traído a esta situación de debilidad extrema). Pues sólo la lucha internacional de la clase trabajadora unida, por encima de las fronteras, por objetivos comunes, cada vez más elevados, hacia el socialismo-comunismo, podría salvarnos. Sí, puede sonar utópico, pero lo verdaderamente utópico, en el sentido de irreal e imposible es creer que podremos salvarnos a cuenta de algún capitalismo “con rostro humano” o de algún Estado burgués con “democracia de verdad de la buena”. Semejante ingenuidad nos costará la supervivencia como especie.

Tampoco podemos confiar en las organizaciones populistas de izquierda o de izquierda. Ya estamos viendo cómo Unidas Podemos, aunque con algunas discrepancias, está subordinada a su coalición en el gobierno con el PSOE, abierto defensor de la OTAN (fue el PSOE el que nos metió definitivamente en ella tras la farsa del “De entrada, NO”), comprometiendo en ella fuerzas militares españolas, o favorables a la creación de una fuerza militar exclusiva de la Unión Europea, y gran aportador de armamento a Ucrania (vía Unión Europea, a través del, cómo no, “Fondo Europeo de Apoyo a la Paz”, e incluso de forma directa, de armamento ofensivo). O sea, imperialismo y militarismo, por mucho que se disfrace con discursos por la paz, la seguridad, la defensa de la democracia, las intervenciones humanitarias, etc.

Las organizaciones (pequeñas) sean marxistas, anarquistas…, que compartan lo que hoy es básico en cuanto al internacionalismo proletario, deben orientar sus esfuerzos a buscar formas de cooperación que las hagan más visibles a la clase trabajadora ante esta guerra y sus múltiples consecuencias, para que los trabajadores/as comprueben que hay otra forma de entender el problema, otra propuesta muy diferente a la de derecha e izquierda y sindicatos. Pero debe hacerse con un claro sentido pedagógico y teniendo en cuenta el nivel de conciencia, organización y combatividad actual de nuestra clase (no vale llamar a la revolución socialista como una tarea inmediata, cuando somos extremadamente débiles y está muy desorientada).

Esta es la forma concreta de orientar los debates, no hacia el pasado, sino hacia las necesidades futuras, de un futuro catastrófico seguramente más próximo de lo que nos gustaría creer. El hecho de que en este artículo (en particular en Recursos), aporte las direcciones de artículos de organizaciones que me parecen de interés (algunos muy buenos), no es tanto porque haya necesitado leerlos para adoptar una posición (tengo principios, criterios de estrategia y táctica muy firmes y arraigados, muchos desde que eran muy jovencita y otros pocos, cuando menos, desde hace varias décadas, y hace años que superé la edad de la jubilación; pero tampoco creo que no tenga nada valioso que aprender de los demás, nada de eso, como he demostrado en muchos artículos dedicados a libros, etc., y por ello siempre que puedo los visito, y les escribo aunque no me hagan “ni puñetero caso”), sino porque quiero no sólo mostrar su existencia a quienes las desconozcan (¡yo ni sabía de la de insurgente.org hasta la unión fracasada con kaosenlared.net  en   lanueve.info ¡ ), también para comprobar sus similitudes y diferencias, comprender hasta qué punto pueden colaborar en cuestiones trascendentales para nuestra clase, como es ésta de la guerra ¡y exigirles que lo hagan!. ¡EL SECTARISMO ES YA UN VICIO CRIMINAL PARA NUESTRA CLASE Y LA HUMANIDAD!. Ésta es también mi forma de predicar con el ejemplo, pese al ínfimo o nulo caso que ellas me hacen desde siempre (ni acusar recibo, casi la norma).

Tenemos, básicamente, dos opciones: a) seguir como hasta ahora, con nuestra rutina sindical y política, diseñada por organizadores de derrotas y perdedores vocacionales, “a verlas venir”, a improvisar chapuceramente, hasta llevarnos a la derrota total; b) abrir los ojos “de una puñetera vez” al mundo real al que nos arrastra el capitalismo terminal y “ponernos las pilas”, revisando de arriba a abajo nuestros objetivos, nuestra estrategia, nuestra táctica, TODO (lo que no significa echarlo todo por la fregadera, ¡ni mucho menos!).

Con la opción a), que es la que nos ha traído hasta aquí, ¿qué es lo que nos espera?, para saberlo no tienes más que mirar a los ucranianos (también a los rusos). Con la opción b) todavía podríamos tener alguna posibilidad para salvarnos, aunque nada garantiza que lo logremos, pues ¡vamos con mucho retraso, hemos echado a perder demasiado tiempo!.

En la opción b) ya debiera ser evidente que debe incluirse, como he dicho también al principio de este artículo, la revisión de cuál es nuestro marco de la lucha de clases, que es ya para nosotros la Unión Europea, no el Estado, y menos, sus naciones. Si no planteamos la lucha en el terreno político en el que realmente se da (evidenciado al máximo en esta crisis por la unidad en la acción de la U.E·), el resultado no puede ser más que nuestra derrota, como en el símil del partido de fútbol (véase, al comienzo de éste artículo, y más desarrollado, al inicio de mi artículo “Este artículo hará historia, para vencer”)

Podemos seguir comportándonos como la GPS (Generación Políticamente Suicida) o hacerlo definitivamente como la GPF (Generación Persiguiendo su Futuro).

Pero la decisión debes tomarla YA, AHORA MISMO, porque si la sigues postergando, como siempre, para “mañana”, entonces la realidad ya no llamará a tu puerta (lo está haciendo ahora) sino que directamente la derribará, arrasando con tu hogar y con tu vida.

Si crees que dramatizo, que exagero, piensa que eso mismo creían los ucranianos/as solo unos pocos días antes de vivir lo que están sufriendo. Como los ciudadanos europeos en vísperas de las dos guerras mundiales, el mundo poco antes de la guerra genocida en Yugoslavia en los años 1990 (140.000 muertos, con “limpieza étnica” de la población civil), y tantísimos otros casos, cuando parecía imposible lo que, sin embargo, acabaría ocurriendo. “Cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”.

Si de verdad quieres un planteamiento serio sobre lo que es una actividad realmente efectiva en profundidad, puedes empezar por ESTUDIAR la siguiente recientísima trilogía, cuya validez no ha sido cuestionada por lo sucedido en Ucrania, sino confirmada. ¿Por qué no darte una oportunidad para probar el cambio?. Si optas por no hacer ni ese esfuerzo, ni ante este giro brutal de la Historia como éste, al menos asume que no podrás alegar que no se te ofreció la gran oportunidad de adoptar, por fin, el rumbo correcto que podría salvarnos.

“Este artículo hará historia, para vencer” (11-2-2022)  “Unión Europea. Marco de nuestra lucha, ineludible para vencer”, así es como pensaba titularlo, pero como creo en su trascendencia histórica, no he querido contribuir a que pasase desapercibido. Durante el siglo XIX y casi todo el XX, fueron la nación y el Estado el marco de la lucha de clases, aunque tuviese su dimensión y proyección internacional inevitable e ineludible. Sin embargo, desde hace ya tiempo, para la clase trabajadora en la Unión Europea (más en concreto, en la eurozona), nuestro marco ya es esa Unión Europea del capital y sus Estados burgueses. Sólo adecuándonos a este marco objetivo tendremos opción (ninguna garantía) de ganar. Si lo hacemos bien en Europa, tendrá una proyección internacional, fundamental para orientar en el internacionalismo proletario a la clase trabajadora en Asia, en particular China (la actual “fábrica del mundo”) y hacer posible la revolución mundial de la clase trabajadora y la instauración del socialismo-comunismo, que sólo puede ser mundial o estará condenado a fracasar o degenerar. No hacerlo así, ya nos está debilitando enormemente (en particular, en la pasada década, echando a perder una ocasión excelente para ello) y nos conducirá definitivamente al punto de no retorno, y a partir de ahí entrado en la ruta imparable al cataclismo (social, medioambiental, militar) al que nos lleva el capitalismo en su deriva terminal   Estaba en  https://lanueve.info/este-articulo-hara-historia-para-vencer-2/  . Como a kaosenlared.net se le ha pasado recuperarlo a tiempo (lo vi que todavía estaba en la madrugada del domingo 6, al poco de empezar a funcionar otra vez kaosenlared), lo he vuelto a incluir en kaosenlared. Tendrá la dirección https://kaosenlared.net/este-articulo-hara-historia-para-vencer/  . Lo localizaréis en https://kaosenlared.net/author/aurora/

“Nuestra crisis. Análisis sin anestesia” (15-2-2022) La crisis de los revolucionarios y de la clase trabajadora. El tiempo se acorta en su cuenta atrás. La última generación que puede salvarnos ya es ésta. Pero nuestra debilidad es extrema. La carrera entre el viejo topo y su antagonista que se nos adelanta. Sin el internacionalismo, aquí, hora, en la Unión Europea, estamos condenados. Unos apuntes sobre pensamiento estratégico. Si no abordamos seriamente nuestra crisis, la crisis de la civilización capitalista nos arrastrará con ella al cataclismo (social, medioambiental, militar). , ya en    https://kaosenlared.net/nuestra-crisis-analisis-sin-anestesia/   .

“Unión Europea. ¿Salir, reformar, otra opción?. Estrategia para vencer”  (21-2-2022)  Sólo nos salvará la lucha unida a escala europea (no nacional, ni estatal), de la clase trabajadora, como parte de la estrategia internacionalista para poder acabar con el capitalismo y sus Estados burgueses. La postura a adoptar ante la Unión Europea es una cuestión clave en la estrategia de la clase trabajadora europea y que tiene consecuencias enormes ante toda nuestra clase en el mundo (en particular en Asia, China). Tanto más en un tiempo acelerado y crítico para la Humanidad, en el que nos jugamos el futuro en poquísimos años. ¿Por qué no son solución y sí una vía equivocada el reformar o salir de la U.E.? ¿Qué es lo mejor que podemos hacer?. Incluye como ANEXO un importante artículo de otra persona sobre la política de las izquierdas ante la Unión Europea. Corrección de erratas: donde dice “derivas guerras del capital, pues seguiríamos en la OTAN o incluso aunque así fuese”, debiera decir “derivas guerreras del capital, pues seguiríamos en la OTAN o incluso aunque así no fuese”, como se puede intuir por el contenido del párrafo—   Ya en  https://kaosenlared.net/union-europea-salir-reformar-otra-opcion-estrategia-para-vencer/   . Este artículo, por cuestiones técnicas, salió al público bastantes días después de yo haberlo introducido en la web.

Nos encontramos en la situación tremenda de que no podemos lanzar un esprint (lo que exigiría el asunto de parar la guerra), y no tenemos más remedio que hacer una travesía muy larga, pero a la vez lo más rápido posible, algo así como el estilo de carrera de marcha. Por eso me he extendido tanto en el tramo final de la parte anterior del artículo.

Me parece que ante esta guerra, daba la extrema debilidad de la clase trabajadora y de las organizaciones revolucionarias, y para colmo, que quienes así se consideran tengan políticas opuestas, enfrentadas ante el conflicto, que podría llevarlas a matarse entre sí en el frente de Ucrania (o aquí, en menor escala, a “darse de hostias” en manifestaciones y contramanifestaciones si fuesen capaces de convocar algo, que seguro que tampoco), nada podemos hacer para implementar una intervención por el tipo de llamamientos marxistas revolucionarios clásicos del derrotismo revolucionario, convertir la guerra inter-imperialista en revolución socialista, etc., pues estamos a “años luz” de esa coyuntura, y es alucinar creer que ahora “una chispa puede incendiar la pradera” pues la pradera está todavía muy verde y muy húmeda.

Todo eso está muy bien a la hora de tener al menos bien claros los principios, para no caer en el defensismo y en “hacer el caldo gordo” a una fuerza imperialista u otra. Y es importante para formar a los sectores más consecuentes de nuestra clase, pero sobre todo para estar bien preparados ideológicamente ante escenarios futuros. Así que es parte de lo que se solía llamar la propaganda (de cuestiones teóricas, análisis complejo de asuntos, etc.), diferente por tanto de lo que vulgarmente se entiende por eso, que no es educativo sino manipulador.

Si no podemos plantear ahora como objetivos de cumplimiento inmediato o a corto plazo, esos de tan alto calado estratégico, no podemos traducirlos en consignas en llamados para la lucha del momento o muy próximo (“¡neguémonos a continuar la guerra, unámonos a los trabajadores y creemos Soviets o Consejos de Trabajadores y Soldados, hacia la revolución socialista!”, para hacernos una idea aproximada de lo que quiero decir), algo a nivel táctico, y de la agitación (reivindicaciones, objetivos inmediatos, propuestas de acción) debiéramos hacer que, cuando menos, no entren en contradicción con los objetivos finales y su estrategia, y permitan avanzar siquiera un poquito en esa dirección, remar a contracorriente de la fuerza dominante y abrumadora que son los planteamientos de la burguesía (se expresen a favor de un bando o de otro, o de ninguno pero sembrando ilusiones en la paz en el capitalismo, etc.).

En este sentido, ya he apuntado antes que me parecen interesantes las propuestas de los antimilitaristas con respecto a los desertores de ambos bandos. El sindicato español CGT también ha lanzado un llamamiento con propuestas tácticas que pueden ser útiles, pues no caen en el defensismo, en estar a favor de un imperialismo u otro, en alimentar la guerra; en su comunicado del 3-3-2022 titulado “Frente a la barbarie de Putin, pasos para conquistar la PAZ” https://cgt.org.es/frente-a-la-barbarie-de-putin-pasos-para-conquistar-la-paz/

Los objetivos a plantear podrían ser, entre otros que surgiesen, y expresados a mi manera (otra cosa es cómo todo esto se pueda formular desde la legalidad internacional y unos acuerdos entre las partes):

Alto el fuego inmediato. Cordones humanitarios para el avituallamiento, asistencia sanitaria, etc. de la población y corredores para la salida de aquellas personas que lo quiera. Estatuto del refugiado para los desertores de ambos bandos. Libertad para los detenidos y amnistía para los condenados por protestar contra la guerra, sea en Rusia, Ucrania o cualquier país europeo (incluida España) y anulación de otro tipo de sanciones y represalias de tipo civil. Retirada de la censura y la prohibición sobre la información sobre la guerra (tanto en Rusia como aquí para los medios afines a Rusia). Medidas de acogida para que los desplazados puedan vivir dignamente hasta que se reúnan las condiciones para que puedan volver a su país. Por una Ucrania con un estatuto de neutralidad reconocido y respetado por Rusia, por la Unión Europea, EE.UU. y la OTAN, y la consiguiente retirada del armamento que objetivamente fuese una amenaza ofensiva contra Rusia. Desmilitarización del territorio de Rusia y Bielorrusia próximo a Ucrania para que no se sienta permanentemente amenazada. Reconstrucción de lo destruido (ciudades, infraestructuras, etc.) a cuenta tanto de Rusia como de los Estados miembros de la OTAN por haber estado tensionando la situación y amenazando a Rusia; todos los que hayan perdido su vivienda deben obtener otra a cambio sin recargos extras; indemnizaciones a los ciudadanos por otros perjuicios y daños. Prohibición y disolución de las organizaciones y milicias fascistas y nazis ucranianas. Creación de una Comisión de la Verdad para esclarecer la guerra sufrida en el Donbass que ha costado, hasta antes de la invasión por Rusia en febrero de 2022, 14.000 víctimas. Retirada de las acusaciones para los desertores, de modo que puedan volver a su país en condiciones de total libertad como cualquier otro ciudadano. Identificación y juicio contra quienes hayan cometido crímenes de guerra, tanto de un bando como de otro. Retirada de las fuerzas militares rusas de los territorios del Sur y del Este de Ucrania. Proceso de autodeterminación de la población de esos territorios con posibilidad tanto de independencia como de federación en Ucrania. Retirada de las sanciones económicas a Rusia, pues es la clase trabajadora y sectores populares quienes más lo acaban sufriendo.

Puede haber otros muchos objetivos de interés dentro de esta línea que sin ser inmediatamente revolucionaria (ahora es imposible) tampoco va en la dirección contraria, sino en una buena dirección, sembrando buenas semillas de internacionalismo proletario para el futuro. No os obcequéis en hasta qué punto es totalmente correcto tal o cual objetivo que planteo, sino fijaros en la filosofía, en el método que hay detrás que, éste sí, es correcto, desde el punto de vista táctico fiel a la estrategia correcta. No sé si alguien ha sido capaz de hacer todas las propuestas que yo he hecho (se me han ocurrido todas unas detrás de otras “de un tirón”, en un momento), así que tomadlas muy en serio.

No se trata tanto que desde aquí se pueda luchar por todo eso como que esos objetivos se presenten como una concreción, ilustración, ejemplificación, ahora más realizable, de lo que entendemos por una política independiente de clase e internacionalista, de que nuestra clase no tiene que sacrificar su vida ni condiciones de existencia por los conflictos inter-imperialistas, ni someterse a las disciplinas que quieren imponerlos los Estados burgueses, de anteponer nuestras necesidades humanas al beneficio y al poder capitalista.

No se trata de que nosotras creamos ni de que contribuyamos a crear ilusiones de que ese tipo de medidas (neutralismos, etc.) garantizarán evitar las guerras inter-imperialistas, pues explicaremos por qué esto a la larga es imposible sin nuestra alternativa revolucionaria, sino de que si se imponen algunas de estas medidas, no sólo contrarrestarán la ideología nacionalista, defensista, militarista, etc., sino que posiblemente nos den un respiro, insisto, no para seguir con lo de siempre y acabar perdiendo más tiempo, sino ganar tiempo para implementar de una vez la línea estratégica que he explicado y de la que esto mismo ya formaría parte en el plano específico de la guerra. ¡El tiempo se ha convertido en el bien más escaso para nosotros, pues esta época histórica es crucial y sin embargo nuestra capacitación para enfrentarla tiene un retraso enorme!. ¡Debemos frenar la marcha acelerada al cataclismo!.

Por supuesto hay que agitar contra la OTAN y el pacto militar de Rusia con otros Estados, la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva) y plantear que estamos por su disolución. Exigir ahora la disolución AHORA de la OTAN y de la OTSC, queda muy bien, reafirma ante nosotras mismas nuestra imagen de radicales, revolucionarios, etc., pero AHORA no sirve para levantar un movimiento de masas, pues no es realista, no da en la diana, es como disparar a las nubes (aspirar muy alto, eso sí, pero inútilmente), es un brindis al Sol dada nuestra enorme debilidad.

Es necesario y está muy bien decir cosas como: ¡NO A LA GUERRA!, ¡NO A LOS IMPERIALISMOS Y A LA GUERRA ENTRE LOS PUEBLOS!, ¡SÍ A LA UNIDAD Y LUCHA INTERNACIONAL DE LA CLASE TRABAJADORA!, ¡NO AL BENEFICIO CAPITALISTA, Y SÍ A LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES HUMANAS!, y otras muchas por el estilo que ayudan a transmitir el mensaje, a la imprescindible lucha ideológica, y yo seré la primera en aprobarlas. Pero quedarnos ahí, en realidad no ayuda a avanzar a la gente aunque pueda inspirarla algo, si no viene acompañado de propuestas más concretas, objetivos por los que le vea más sentido movilizarse (y arriesgarse), pues el esfuerzo puede verse premiado alcanzando esa victoria, lo que aumentaría la confianza de la gente en sí misma, en su capacidad para vencer, atreviéndose a plantearse objetivos cada vez más elevados, y esto es extraordinariamente importante, pues no puede haber un verdadero avance en la conciencia, organización y combatividad asentado en las derrotas, la desmoralización, el fatalismo, el sentimiento de impotencia.

Debemos demostrar a la gente que nuestra orientación general no es sólo la expresión de buenos deseos sí, pero que verá como utópicos (“son unos idealistas majos, pero muy poco realistas”), sino que sirve para inspirar y concretarse ya para ahora, y ser eficientes para conseguir ya cosas buenas o al menos ir en la buena dirección.

Debemos diferenciar (muchos revolucionarios con excelentes principios son incapaces de hacerlo) lo que es la propaganda (en el buen sentido, de educador, formador) del propagandismo, que es creer que basta con agitar los principios, los objetivos finales, para poder avanzar, cuando lo que se necesitan son objetivos tácticos útiles que nos permitan avanzar AHORA, implicando a los sectores más amplios posibles de la clase trabajadora y sectores populares y a ser posible que se puedan conseguir, tanto por eficacia, como porque una victoria elevará la moral de la gente, la confianza en sí misma, tan necesitada tras sufrir derrotas tras derrotas tras derrotas durante demasiadas décadas ya. Es decir, traducibles en agitación, consignas para ahora, objetivos para ahora. Esto es táctica correcta, acorde con la estrategia y los objetivos finales, aunque todavía no puede expresarlos explícitamente (no son un calco, un copia y pega), pero ayuda a avanzar hacia ellos.

Estos objetivos relativamente modestos que siempre permitirían una escalada, una acumulación de fuerzas, una mayor confianza en sí misma de la clase trabajadora, son más positivos que otros ya de entrada aparentemente muy radicales pero que, sin embargo, llevan a la confusión estratégica, pues pretenden que transformaciones revolucionarias del sistema social pueden realizarse sin una previa revolución y eliminación del Estado burgués, como si bastase con un gobierno de izquierdas, etc., por lo que acaban llevando al fracaso. Siempre hay que hacer planteamiento realistas, en el sentido de que no son ilusorios, que sí podrían ser posibles dándose las condiciones necesarias, no en el sentido conservador que se limita al “es lo que hay” o meras reformas, cerrando de entrada el horizonte de cambios revolucionarios. Si se plantea un objetivo realista, hay que serlo también en los medios para conseguirlo, y crearlos.

¿Qué las condiciones permiten plantear a la gente objetivos más elevados, no como quien “predica en el desierto”, sino porque pueden asumirlos no sólo en teoría, sino en la práctica? ¡Pues tantísimo mejor!. Yo no pongo ningún techo, no debe ponerse salvo para aquello que resulte aventurerista, un suicidio. Sólo digo que no pretendamos “empezar la casa por el tejado”. Y vayamos tanteando el terreno desde lo más básico, no pretendamos subir la escalera a zancadas o nos romperemos los dientes, no caigamos de bruces por correr demasiado, no nos quedemos solos porque la gente no se siente motivada para seguirnos, en parte, porque realmente no hay condiciones o tampoco hemos sabido hacerlo. No olvidar nunca que el papel (el soporte para escribir) lo aguanta todo, hasta las fantasías más desaforadas, pero el mundo real puede ser muy distinto, y lo que a nosotros nos puede resultar tan evidente (las experiencia histórica y sus lecciones…), estar de momento fuera de la comprensión y más de la asunción de los trabajadores/as corrientes.

Si digo todo esto es porque lo que he leído, lo que era correcto, se quedaba por lo general en los principios o en proponer prácticas correspondientes a una fase prerrevolucionaria, y ese no es ni de lejos el caso aún. Eso es quedarse en la fraseología revolucionaria.

Me temo mucho (ojalá me equivoque al ciento por ciento) que lo más probable, dada nuestra extrema debilidad y desorientación, es que no seamos capaces de implementar ni la orientación que he propuesto y todo lo demás se quede en meras declaraciones propagandísticas, principistas y estrategistas, “palabras que se lleva el viento”. Entre los más interesados, los ucranianos, salvo que nos estén engañando los medios de comunicación, parece que esté ganando la política defensista, el apoyo al gobierno, al Estado, al ejército, a la guerra, y que sea muy difícil que sean capaces de romper con eso.

Pero al menos, ya es importante que quede planteado, que aprendamos de la experiencia y vayamos creando ya criterios, método, herramientas para estar mucho más preparados para la próxima situación que se presente más o menos parecida a ésta. Por ello es también tan importante que, tanto este artículo, como otros en una dirección muy similar, te los guardes en tu ordenador para estudiarlos a fondo y poder echar mano de toda esta importantísima experiencia en cuanto vuelvas a necesitarlo, consiguiendo así una mayor agilidad y no perder tiempo buscando cómo orientarte, cuando precisamente en situaciones así, el tiempo “corre que vuela” y nos pasa por encima tomo un tanque (carro de combate). Éste sí sería el trabajo del viejo topo (una reflexión sobre él, en mi segundo artículo de la trilogía, “Nuestra crisis. Análisis sin anestesia” ).

DESPEDIDA. Seguro que me han quedado un montón de cosas por tratar o por hacerlo mejor. Me gustaría haber comentado algunos pronunciamientos de organizaciones políticas, pero si me pusiese a ello no sé cuando terminaría esto, y no creo conveniente retrasar más su publicación. Por circunstancias personales, me temo que durante unos días no seré capaz de escribir más que esta reflexión de principios, y de urgencia. Quienes hayáis contestado (¡!) a mis correos, disculpad que no los haya atendido (se me han agotado las “pilas”).

NOTA 1.- Tengo la impresión, y me parece que sobran indicios, de que la crisis y desaparición del proyecto de lanueve.info (bien poco que ha durado, en cuanto ha llegado “la hora de la verdad” de posicionarse ante el acontecimiento más grave que le puede ocurrir a la sociedad humana: la guerra) tiene bastante que ver con esto, y sería la primera víctima (afortunadamente sin derramamiento de sangre real) de este choque entre posiciones prorrusas y las que no lo son, calificadas por algunos comentarios en la restaurada   insurgente.org   como trotskistas (se olvidan mencionar a los anarquistas internacionalistas), aunque la mía no lo sea (ni una ni otra), como se demostrara aquí en múltiples asuntos (crítica al Programa de transición, naturaleza capitalista del régimen de la URSS…), pues también discrepo completamente de aquellos trotskistas (no todos) que se han hecho proucranianos, llamando a los trabajadores a coger las armas para defender a ese Estado burgués.

En insurgente.org  en la noticia para anunciar la vuelta de la web https://insurgente.org/insurgente-de-vuelta/ con una explicación también muy diplomática que en realidad no explica nada, la imagen incorpora un dibujo con la cabeza de perfil de Lenin, viniéndose a declarar por tanto, al parecer, como una web leninista. Pues bien, el buen entendedor/a podrá comprobar que, en cuanto al tema de la guerra, verdadera “prueba del algodón” para un marxista, un comunista, un anarquista, un revolucionario, el verdadero leninismo (en esta cuestión) está del lado de Germinal Vidal (véase aquí en el Anexo), algunos anarquistas, algunos trotskistas, otros comunistas, y servidora, y no del prorrusismo de nostalgias “soviéticas” estalinistas (aunque en realidad, dada la naturaleza de clase burguesa del sistema social y régimen político de Putin, y de esta guerra, podría retrotraerse al zarismo terminal de 1914-17, durante la Primera Guerra Mundial inter-imperialista) de insurgente.org. Dicho esto, de la imagen de la cabeza de Lenin, podría decirse que en realidad le han decapitado políticamente y lo usan de falsa bandera. Si de algo nos podemos y deberíamos reivindicar todas hoy, es precisamente de la posición de Lenin ante la guerra (lo que precisamente no hacen en insurgente.org), pues sin duda en cuanto a esta guerra, habría condenado toda complicidad con cualquiera de las partes implicadas, excepción hecha de la clase trabajadora y sectores populares tanto de Ucrania, como de Rusia, como del resto de los países, y de los soldados manipulados y convertidos en “carne de cañón”, y contra todos los ejércitos y alianzas militares de esos Estados burgueses. Lenin bien podría haber firmado el texto de Germinal Vidal, y le supongo cuando menos bastante de acuerdo con mi texto, pues va en la misma línea, como se podrá comprobar por una cita de Lenin, de un valor histórico extraordinario, (Anexo II) pues ella sola envía a la “papelera de reciclaje” (por no usar otro término más sucio) los posicionamientos prorrusos o proucranianos, en insurgente.org. o en cualquier otra web.

Os parecerá increíble, pero antes yo no conocía la web de insurgente.org (quizás entrase en ella ocasionalmente alguna vez hace muchos años) y por eso no pude calibrar lo que suponía la unión con kaosenlared.net. De haberlo sabido, en cuanto estalló la guerra podría haber previsto muy serios problemas para el proyecto de lanueve.info.

No me habría preocupado compartir la web con ellos si me hubiesen dejado plena libertad para expresarme (como siempre fue en kaosenlared.net), pues estoy segura de que habríamos podido desmontar todos sus argumentos. Incluyo un Anexo en homenaje a una dignísima toma de posición de un miembro de la Redacción de lanueve.info, del que antes tampoco tenía la menor noticia, y también porque es un texto breve y magnífico.

NOTA 2 – Con todo mi respeto y solidaridad a quien sufra por tal o cual opresión, discriminación o injusticia, lo que me parece sencillamente reaccionario es que hoy, “lo más de lo más” para determinada “progresía” burguesa y pequeñoburguesa, es que, por ejemplo, una mujer trabajadora precarizada pueda identificarse a sí misma y se presente ante los demás, como transgénero víctima de las clasificaciones de género, feminista víctima del machismo, negra víctima del racismo, musulmana víctima de la islamofobia, inmigrante víctima de la xenofobia, víctima de la violencia de género, víctima del desprecio por gorda y discriminada por la industria textil (no hay ropa de su talla o es poco atractiva, etc.), víctima porque se la considera fea o poco agraciada con los cánones estéticos impuestos por la industria y los hombres, víctima y oprimida por esto o lo otro o lo de más allá (faltan las víctimas del “más allá”, perseguidas por fantasmas, poltergueis, extraterrestres abductores, etc.), y tantísimo mejor -para competir por un trato especial- cuanto más de esto pueda sumar en su identidad de VÍCTIMA (advertencia: trabajadora puede que no puntúe por ser algo muy normalito, no como emprendedora empresaria, que sí es glamuroso). Pero jamás de los jamases, como miembro de la clase trabajadora mundial (menos, que lo ponga en un primer plano), sin separación por sexo, género, nacionalidad, religión, etnia, etc. (aunque preste atención a las particularidades), víctima del capitalismo y sus Estados burgueses, pero con el potencial para acabar con eso y muchos más males, que ninguna de las demás identidades de víctima tiene. Por ello, en esto también, a poder ser, mejor identificarse como (falsa) autónoma. Y además ¿para cuándo perseguir como delito de odio la denuncia de la burguesía y sus servidores políticos y represivos, por ser “minoría social”?.

Divertimento. Nos imagino por la calle, juntas, cogidas del brazo, empoderadísimas, pisando fuerte con nuestros taconazos, sujetando la misma pancarta, y corriendo, evitando los porrazos de algún policía antidisturbios (¡qué bien les sienta el uniforme!) con fijación por nuestros traseros, y riendo como colegialas al final de la escapada; y en la pelu* de mi barrio, comentando asuntos de común interés –puede que ella salga en algún foto-reportaje del Hola**-, pues estoy pensando en la guapísima, riquísima, poderosísima y estupendísima AK (dejémoslo en las iniciales). Es lo bonito que tiene la sororidad (hermandad entre mujeres), cuya fragancia llena el ambiente y enamora como el mejor perfume; como ese que se aplica ella, tan exclusivo que ni lo anuncian por la “tele” (como la alta costura ¡qué modelito tan “mono” llevaba!, ¡siempre perfecta, para cada ocasión!, ¡qué “tía”!); y mi Paco… ahí… sin ganas de nada después de volver del trabajo… sin acordarse de tener conmigo cualquier día un detallito por sorpresa, ¡hombres!, ¡con ellos sí que no se puede ir a ninguna parte, y además, últimamente ni me lleva a algún lugar especial y bonito!.     *peluquería    **Hola, publicación de la prensa rosa, sobre ecos de sociedad de gente famosa, rica, aristocracia, monarcas, etc.

Las/os marxistas no estamos en principio a favor ni en contra de ningún grupo humano en particular, pues no hacemos distinción por sexo, etnia, nacional, religión, género, etc., ni buscamos ningún tipo de privilegio o discriminación para nadie (salvo la positiva, para compensar). No vamos en contra de un colectivo humano, sino en contra de un sistema social (capitalismo y sus Estados) y por la superación y disolución de las clases sociales (tanto burguesa o capitalista, como trabajadora o proletaria, o cualquiera otra). Como la superación de las castas en la India no supone la eliminación de los seres humanos que las componen, sino su separación artificial y desigualdad social por castas. Por tanto, ni siquiera vamos en contra de las personas que forman parte de la clase burguesa (como tampoco de la clase trabajadora), sino porque dejen de constituir esa clase, como también queremos que los trabajadores/as puedan dejar de ser una clase social, y se conviertan en algo muy distinto, el trabajador colectivo libremente asociado. Sin embargo, dado que las clases sociales están compuestas por personas, en la medida en que, sobre todo, las que constituyen la clase dominante se nieguen y resistan (en particular, por la violencia) a renunciar a su posición de dominancia, y ataquen a quienes eso buscamos, será inevitable el enfrentamiento con las personas, pero sólo por esa razón, y en una medida necesaria y proporcional a la resistencia o violencia, para frustrarla o vencerla.

A ese fin, partimos de lo realmente existente, esto es, la lucha de clases (en el capitalismo, sobre todo de la burguesía contra la clase trabajadora y sectores populares), propia de toda sociedad (como la esclavista, feudal, capitalista) dividida en clases sociales antagónicas, fomentando la lucha de la clase trabajadora, de resistencia y para acabar con la existencia de las clases, incluida ella misma (su propia existencia delataría que aún no se habría superado del todo el capitalismo y que, por tanto, en alguna medida y forma, seguiría existiendo también la clase burguesa). Por consiguiente, no es nuestro interés alentar el odio de clases, que demasiado se demuestra por parte de la burguesía, durante las contrarrevoluciones sobre todo (fascismos, golpes de estado militares, guerras civiles fomentadas por ella…), con su terror y matanzas.

En cuanto a las reivindicaciones LGTBI, feministas, antirracistas o las que sean, están muy bien o pueden considerarse en tanto que no choquen con el objetivo revolucionario de la superación de las clases sociales y del Estado, ni en forma más inmediata busquen el enfrentamiento con la clase trabajadora y la división en su seno. Y no nos engañemos. Muchos/as de quienes ahora participan en esas luchas particulares, estarán enfrente de nosotros/as, del lado de la contrarrevolución, pues antepondrán sus intereses de clase burguesa a cualquier otro, y entonces se acabará el “buen rollito” de la sororidad, las identidades fluidas, etc. La sororidad llega fácilmente a compartir el matrimonio (como amante), pero ¡no me toques el patrimonio!. Ahí, la sororidad entre la burguesa y la trabajadora precaria, desaparecen. Su interclasismo y transversalidad, mostrará su verdadero rostro engañoso, como tradicionalmente lo ha hecho el nacionalismo (“serás todo lo nacional que quieras, pero te voy a dejar tirado en la cuneta, ¡para siempre!”). Cariño ¿te crees que tanta feminista (con o sin comillas) que va en la línea del PP, de Ciudadanos, similares, PSOE, e incluso votando a la línea de Errejón (Más Madrid) o de Podemos, incluso los más burócratas de Izquierda Unida…, van a estar de nuestro lado de la “barricada” en el proceso revolucionario por mucho que peleen contra el “techo de cristal”, por la “paridad”, la igualdad de hombres y mujeres…?. ¿Alguien se acuerda de que entre los nazis de las milicias SA abundaron los homosexuales, hasta que Hitler acabó con su dirigente Ernst Röhm (también homosexual), pero no por su orientación sexual, sino para tener bien sometidas, a su mando, a esas bandas de matones?. Por otra parte, aunque ahora parezcan el centro del mundo (mediático), no serán esas reivindicaciones las que puedan poner freno y acabar con la civilización que nos lleva a la barbarie y la extinción, sino otras con menos glamur, diversión y color, pero mil veces más eficientes. Por eso, cuando gente de esos sectores pretenden que todos giremos sobre sus problemáticas (compitiendo además entre ellas), no hacen sino desviarnos de la ruta principal, contribuyendo a la marcha al cataclismo y convirtiéndose en un obstáculo que hay que apartar por mucho que se inventen discursos victimistas (“¡discrimináis por motivo de clase!” nos podrá soltar la gran burguesa o, patética, la pequeña burguesa…). La prueba está en cómo buena parte de la clase trabajadora (especialmente en Alemania, Francia, EE.UU.), harta de que los partidos de izquierda se dediquen a las cuestiones identitarias y culturales mucho más que a las de clase social (pero, eso sí, aplicando políticas al servicio del capital, como si se tratase de cuestiones neutras, inevitables, tecnocráticas, o hasta “de bien común”), acaben votando a la ultraderecha que, al menos, hace demagogia con sus problemas.

Divertimento. ¿Os acordáis de doña Ana Botella, esposa del señor José María Aznar, expresidente de Gobierno de España, cuando siendo delegada de Medio Ambiente en el Ayuntamiento de Madrid, refiriéndose al matrimonio entre homosexuales y mostrando su oposición, recurrió al símil de que no se pueden sumar peras y manzanas, y todo el escándalo y cachondeo mediático a cuenta de eso?. Pues no tenía razón, y no por lo que vosotros os creéis, “progres” infelices. Resulta que la pera, aunque quiera seguir el consejo de doña Botella, ¡no consigue arrejuntarse con el pero!. El pero no hace más que ponerle pegas. Y encima alega que es su forma de ser, que no puede evitarlo. Y cuando ella, harta, le dice seriamente “¡tenemos que hablar!” (la frase que, proviniendo de una mujer, mas aterroriza a un hombre) y le exige una explicación, él le salta con que si es una conjunción adversativa y no copulativa. Mucha palabreja por no decirle claro que nada de conjuntarse para copular, que él es adverso, contrario a eso. Ella le propone pedir ayuda al hortelano, pero él, que no, que en todo caso consultar a una tal Rae*, que seguro será alguna que echa y lee en las cartas. Para mí, que el pero es maricón perdido, y no quiere reconocerlo, el muy cobarde. Y la pera, espera y desespera, ¡en un sin vivir!, la pobre. ¿Qué remedio le queda?. ¡Dramático!.   * RAE: Real Academia Española de la lengua

NOTA 3.-  Lo cierto es que apenas me había enterado de este asunto y desconozco dónde termina la verdad y dónde empieza la propaganda rusa (la acusación de genocidio, que es muy grave y que de ser real debieran estar en condiciones de probarlo ante todo el mundo, empezando por la ONU donde tiene una gran presencia –incluido en Consejo de Seguridad, con derecho de veto-, y no tengo conocimiento de que lo hayan hecho y menos conseguido), pero debe atenderse a esta información (pone “los pelos de punta”) de Ramiro Gómez, miembro de la Brigada Rubén Ruiz Ibarruri y participante en la Caravana Antifascista de Banda Bassotti  –. https://insurgente.org/la-hipocresia-de-un-no-a-la-guerra-que-llega-muy-tarde/    ——   . Esas acusaciones obligarían a los Estados que se dicen democráticos a abrir una investigación desde la ONU para saber lo ocurrido y depurar responsabilidades, lo mismo que se hizo con algunos de los crímenes cometidos en Yugoslavia. Pero seguramente no interesa, sobre todo ahora que hay que presentar al “democrático” Estado ucraniano como una pobrecita víctima inocente. EE.UU. suele ser muy “ágil” a la hora de detectar y declarar a determinadas organizaciones como terroristas (si no recuerdo mal, lo fue también la OLP palestina del presidente Arafat, y el presidente norteamericano Trump quiso que fuese así declarada y perseguida ¡la red Antifa!, aunque afortunadamente no lo consiguió). En los medios de comunicación mayoritarios apenas ha habido información sobre esos sucesos. Recuerdo que estos días, informando sobre Ucrania, una cadena de televisión (muy posiblemente La Sexta tv), sí mencionó el caso del asesinato de muchas personas, al refugiarse en un edificio, posteriormente incendiado por ultraderechistas ucranianos, y muy poco más. Ocurrió el 2 de mayo de 2014 en la ciudad de Odesa (Odessa, al sur de Ucrania), en la Casa de los Sindicatos y oficialmente murieron 48 personas y otras 247 resultaron heridas (véanse, por ejemplo, estas informaciones  https://www.lahaine.org/mm_ss_mundo.php/las-milicias-eliminan-a-un  (información muy amplia y que parece equilibrada y fiable de lo que ocurrió esos días) —   también este articulo de Víctor Arrogante https://kaosenlared.net/rusia-y-ucrania-en-la-historia-la-matanza-de-odesa/     https://www.publico.es/internacional/matanza-casa-sindicatos-odessa-video.html  —-   https://www.publico.es/internacional/incendio-provocado-partidarios-kiev-causa.html  ,  https://www.20minutos.es/noticia/2143166/0/cloroformo-incendio/casa-sindicatos-odessa/ucrania/  ,    https://www.voltairenet.org/article183682.html (en el primer video se ve bien que una turba llega al campamento frente a la Casa de los Sindicatos y lo ataca –no hay choque previo en ese lugar entre dos masas de gente, lo que deja en evidencia la falsedad de la versión oficial, y más la versión de los servicios de seguridad ucranianos de que el incendio haya sido provocado por grupos armados rusos-, quema las tiendas de campaña y luego lanza cócteles molotov contra la entrada y las ventas del edificio; el edificio que aparece en el segundo video es la parte trasera o un lateral de la Casa de los sindicatos, y se ve a dos personas arrojándose desde las ventanas para evitar el fuego, y en la calle a otras armadas con largos palos y la llegada de policía con cascos, uniforme y escudos), https://www.hemensalidaporlaizquierda.org/wordpress/2022/02/27/falsas-feministas-de-femen-participaron-en-la-masacre-de-odessa/  ,    https://www.voltairenet.org/article183837.html  ; véanse videos extremadamente reveladores de esto en https://www.vidoevo.com/videosearch.php?q=Odessa+2014 , y fijarse también en los videos que vayan apareciendo a la derecha; por ejemplo  https://www.vidoevo.com/video/blZUaXljcWuRpRU5CckU/tuerie-dodessa-2-mai-2014-reportage-plet   muy completo incluido, hacia la mitad del video, el asalto al interior de la Casa de los sindicatos; los individuos con cascos y escudos son de una compañía de ultraderechistas violentos que ya actuó en la plaza Maidan   —    https://www.vidoevo.com/video/Q3ExT2hrcWuRpdUx6ZUE/2-gg-g-gggg-gggggg-gg-ggggg (la llegada a la Casa de los sindicatos, en el minuto 67, con asalto inmediato y lanzamiento de los primeros objetos incendiarios y posteriormente también desde la azotea del edificio); https://www.vidoevo.com/video/ZWMwbWdwcWuRpd1c2X1k/odessa-massacre-right-sector-wouldnt-let-people-out-of-burning-building  (en este video, minuto 2 y mejor en el 6, se ve disparar a un hombre grueso, camisa azul y chaleco antibalas que supongo es el policía que se denuncia en la noticia de lahaine) . La ventaja de la web vidoevo.com (no video..) es que tiene muchos de los videos que pueden estar en Youtube, con el mismo nombre, pero te los puedes descargar en el ordenador: pones el video en marcha, ratón derecho, Guardar video como…. mp4.

Para ser justos, entre la gente que llega al principio a la Casa de los sindicatos, se puede observar a muchos que no parecen tener intención asesina; chicas y chicos arrastrados hasta allí por la inercia de la movilización, pero sin albergar mayores pretensiones, carecen de un plan; pero otros se aprovecharon del anonimato y amparo de la masa, para provocar las muertes, deliberadamente. No estamos ante una compañía de la SS nazis que sabrían perfectamente a lo que iban. Esto demuestra lo enormemente peligroso que puede ser dar pie a determinadas situaciones en las cuales se provoquen actos totalmente ajenos a la voluntad y control de muchos de los que en principio participan.

Cuando ocurrió esto, apenas tuvo eco internacional, cuando sin embargo, sí que lo tuvieron y mucho, asuntos de muy inferior relevancia. Sabido es el sesgo y la hipócrita doble vara de medir que utilizan los medios de comunicación de la burguesía según los intereses de su clase.

Sin embargo, para hacerse un juicio objetivo sobre lo ocurrido, sin pretender justificarlo en lo más mínimo, debe tenerse en cuenta que la exaltación de los ánimos y exacerbación del nacionalismo ucraniano antirruso (antes con escasa fuerza) se debe también a que, previamente, ese año de 2014, el 16 de marzo, se había dado la anexión de Crimea a Rusia, disfrazada de autodeterminación nacional mediante un referéndum de más que dudosa legitimidad, y que a los pocos días de la tragedia de Odesa (Odessa), el 11 de mayo, se celebrarían otros sendos referéndums en Lugansk y Donetsk para su independencia como “repúblicas populares” prorrusas, habiendo estallado ya el conflicto el 7 de abril por la actuación de milicianos rusohablantes. Y en la concentración ante la Casa de los sindicatos se reivindicaba la realización de referéndums para esos territorios. Metiendo su zarpa el oso ruso, no podía haber más consecuencia que motivar el ascenso del nacionalismo ucraniano y antirruso, y de ahí también a la hostilidad e injusticia contra los rusohablantes que ya de entrada no se sentían lo debidamente respetados en sus derechos.

En vez de resolver el problema, se crea una espiral ascendente, una escalada del conflicto desquiciada, totalmente ajena a lo que habría sido una orientación proletaria (de la clase trabajadora consciente, comunista). A esto se le llama echar gasolina al fuego. De ese ambiente enrarecido e incendiario no podía salir nada bueno.

Es lo que tiene el nacionalismo cuando se impone por encima de la unidad de la clase trabajadora: lo envenena y embrutece todo, empujando a tragedias que podrían haberse evitado. De ahí también que en Ucrania se fortaleciesen las corrientes a favor de la Unión Europea y pro-OTAN, entendidas por la gente común como un modo de mejorar sus condiciones de vida (sobre todo tras las importantes pérdidas económicas que para Ucrania suponía la secesión en el Donbass) y de protegerse del “gran hermano” ruso, y así sin darse cuenta, “haciendo el caldo gordo” al otro bando imperialista, el occidental, en su estrategia por cercar y asfixiar al imperialismo ruso, por la que ya de antes venían trabajándose a Ucrania, atizando maquiavélica e hipócritamente las tensiones.

Este desplazamiento y arrastre hacia Occidente, ha aumentado a su vez la inseguridad y las ambiciones de Rusia que no ha visto otra “salida” para no retroceder y poder avanzar en el futuro, que su invasión de Ucrania. Y con esa agresión, no podía esperarse otra consecuencia que se disparasen esos sentimientos antirrusos y el nacionalismo más cerril, hasta la inmolación “si la Patria lo pide”. El fuego del nacionalismo nunca se extingue enfrentándole otro nacionalismo, sino con el internacionalismo proletario, con la unidad de intereses propios y estratégicos de la clase trabajadora que, para llevarse a buen término, siempre precisan de la cooperación, no del enfrentamiento. Y ahora ¿quién arregla esta catástrofe económica, social, en vidas humanas, psicológica, ideológica, política…?.

Ya que ha salido el tema del genocidio. Aunque en este caso no creo que exista, no es porque piense que la OTAN sea incapaz de promoverlos. Su principal miembro y jefe de hecho, es la “gran” democracia norteamericana, muy capaz de impulsar genocidios militar-fascistas. Como gran ejemplo el caso, durante tantas décadas cuidadosamente silenciado, de Indonesia en 1965, cometido con la total complicidad de los EE.UU., que causó el asesinato de cerca de un millón de personas políticamente de izquierdas y desarmadas. Sobre esto y también sobre otras matanzas en el mundo, véase el libro “El método Yakarta. La cruzada anticomunista y los asesinatos masivos que moldearon nuestro mundo” de Vicent Bevins, en Capitán Swing libros, 2021, Madrid, 390 páginas. https://capitanswing.com/libros/el-metodo-yakarta/ (más sobre el tema del antifascismo, Indonesia, etc. en Recursos de mi artículo https://kaosenlared.net/nuestra-crisis-analisis-sin-anestesia/  ).

Os puedo remitir a algunos pronunciamientos políticamente relevantes sobre la guerra en Ucrania, los encontraréis en estas fuentes que, de momento, no puedo entrar a valorar, pues en realidad, sólo he podido echarles un vistazo muy por encima; me guío ante todo por la confianza que, quiénes los publican, por lo general, más o menos, me vienen inspirando sobre asuntos como éste. Debo elegir entre escribir lo que ya es mi opinión (basada en mis principios “de toda la vida”, en mi comprensión de nuestra época y la coyuntura, en el planteamiento estratégico que desde hace tiempo vengo defendiendo), o dedicar mucho tiempo y energías que me faltan a informarme al detalle, y dejar mi posicionamiento para pasados unos cuantos días más. Prefiero ir adelantando esto provisional pero relevante, y más adelante quizás publicar algo mucho más a fondo, según se desarrollen también los acontecimientos militares y políticos:

Gran parte de estos textos estaban publicados también en lanueve.info, y he tenido que sustituir su enlace por el de la fuente original u otra que también lo haya compartido. En las webs de las que he seleccionado estos, posiblemente haya otros también importantes que no he tenido tiempo de localizar y que irán saliendo durante todo el conflicto     – https://luchadeclases.org/internacional/23-europa/4019-la-guerra-de-ucrania-una-posicion-de-clase-internacionalista.html  (además de correcto en su planteamiento político, sencillo y muy  útil para comprender todo el asunto)    —–        https://es.internationalism.org/content/4793/conflicto-imperialista-en-ucrania-el-capitalismo-es-la-guerra-guerra-al-capitalismo   ——-       https://es.internationalism.org/content/4788/tensiones-en-ucrania-aumento-de-las-tensiones-belicas-en-europa-del-este    ———–     https://es.communia.blog/por-que-la-crisis-en-ucrania-tiene-una-dimension-historica-que-cambiara-la-vida-de-los-trabajadores-en-toda-europa-y-mas-alla/    ———–    https://barbaria.net/2022/02/25/guerra-en-ucrania-el-raton-y-el-gato/  —   https://barbaria.net/2022/02/23/ucrania-rusia-y-la-importancia-de-las-preguntas/    ——–    https://www.anticapitalistas.org/comunicados/alto-a-la-invasion-rusa-de-ucrania-no-a-la-intervencion-de-la-otan-por-la-disolucion-de-los-bloques-y-la-autodeterminacion-de-los-pueblos-abajo-los-imperialismos-luchemos-por-la-paz/  (parece más una declaración parlamentaria propia de Podemos que pone en el centro la diplomacia y el “derecho internacional” burgués, que de unos marxistas que ponen en el centro la política independiente de la clase trabajadora internacional)   ———–     https://uit-ci.org/index.php/2022/02/24/no-a-la-agresion-militar-de-putin-y-rusia-a-ucrania/    , pero luego desbarran completamente con esta posición defensista   https://lanueve.info/abajo-la-invasion-de-putin-y-rusia-apoyemos-la-resistencia-del-pueblo-de-ucrania/  como explico en el Anexo II  ——        https://www.izquierdadiario.es/No-a-la-guerra-en-Ucrania-fuera-las-tropas-rusas-y-la-intervencion-imperialista-de-la-OTAN-Retirada     ————–     https://vientosur.info/invasion-rusa-de-ucrania-se-avecina-un-largo-invierno/       ————  https://federacionanarquistaiberica.wordpress.com/2022/02/20/internacionalante-la-escalada-militar-la-tension-y-el-posible-conflicto-belico-en-ucrania/     —–  https://litci.org/es/declaracion-de-la-lit-ci-ante-el-conflicto-estados-unidos-otan-rusia-ucrania/    ——-    “Declaración anarquista internacional: contra el militarismo y la guerra, por las luchas autogestionadas y la revolución social”  https://www.asociaciongerminal.org/?p=9546      ——–     https://www.ecologistasenaccion.org/191583/condena-a-los-bombardeos-de-rusia-y-el-militarismu-de-la-otan-y-lue/    —-     https://kaosenlared.net/la-otan-rusia-y-ucrania-una-glosa-impertinente/ (de Carlos Taibo)    ——-      https://kaosenlared.net/fuerzas-de-izquierda-rusas-se-pronuncian-contra-la-guerra-en-ucrania/      ——- para seguir lo que vayan publicando en Viento Sur  https://vientosur.info/category/geografico/europa/ucrania/

No he conseguido localizar otra fuente para este artículo firmado por Kolitza  https://lanueve.info/reflexiones-sobre-la-guerra-civil-en-ucrania-desatada-por-la-otan/   ——- Aunque ya por su título se le ve algo escorado al argumentario de Moscú, tienen algunos planteamientos con los que también coincido. Pero una guerra imperialista no es necesariamente una guerra de rapiña, sino por intereses imperialistas que en un caso pueden ser efectivamente de saqueo, en otros de conquista de mercados para vender, en otros de control de determinado espacio o territorio (una ruta marítima, un estrecho, una isla, unas montañas, etc.) por necesidades militares o económicas, de un Estado burgués en la fase imperialista del capitalismo como parte de una estrategia imperialista (en su siempre doble aspecto defensivo y expansivo-agresivo) exclusiva o como aliado a la par o subordinado de otra potencia, y punto. Por tanto, estamos ante una guerra imperialista por parte de Rusia-Bielorrusia y de Ucrania-E.U.-OTAN. En lanueve.info ya no es visible, y aunque insurgente.org tiene bastantes artículos de Kolitza, no lo han recuperado para la vuelta.

Este otro es el pronunciamiento de un miembro de la Redacción de lanueve.info que delataba el serio problema político que había dentro y que habrá hecho estallar el proyecto. Ya no está en https://lanueve.info/agresion-militar-rusa-a-ucraniacual-es-el-bando-correcto/  . Tampoco lo ha recuperado insurgente.org (es lo más opuesto a su línea, aunque no sea pro-ucraniano), pero si kaos, https://kaosenlared.net/agresion-militar-rusa-a-ucrania-cual-es-el-bando-correcto/    .  Como me parece muy correcto, ejemplar, lo reproduzco al final como Anexo III, como homenaje además a una posición firme en unas circunstancias complejas.

Una fuente que me inspira mucha confianza para conocer la historia de Ucrania y su conflicto con Rusia hasta hoy, es el libro de Carlos Taibo “Rusia frente a Crimea. Imperios, pueblos, energía” Nueva edición ampliada, marzo de 2022, Los libros de la catarata, Madrid, 172 páginas.  https://www.catarata.org/libro/rusia-frente-a-ucrania_138877/   . Para una presentación del libro, el 1 de marzo, en la Sala de Juntas Facultad de Ciencias Políticas y Sociología Campus de Somosaguas, el video en   https://kaosenlared.net/video-presentacion-del-libro-rusia-frente-a-ucrania-de-carlos-taibo/  . Para la presentación y debate en el Foro Social de Segovia, el 3 de marzo    https://forosocialsg.blogspot.com/2022/03/el-profesor-carlos-taibo-ha-presentado.html . El video de esta presentación también se puede ver y descargar (poner en marcha, ratón derecho “Guardar video como.. mp4.” en https://www.vidoevo.com/video/TjlpdDFMcWuRpMEVMdE0/carlos-taibo-rusia-frente-a-ucrania   No he tenido tiempo para ver los videos.

Confieso que sólo he conseguido hacerme una idea de urgencia, bastante general y a la vez confusa, sobre lo que ha pasado desde 2014 en Donbass y sus dos repúblicas, que ya de por sí es un gran lío, a falta de una información muchísimo más detallada, y sobre todo realista, no cegada por las etiquetas y las manifestaciones superficiales, ni la propaganda.

Un análisis curioso “La lucha de clases en Ucrania de 2013 a 2016” – Nicolás Varela – https://es.es1lib.org/book/19268807/6a2f9a  . Me parece bastante esquemático y simplista. Por el hecho de que haya unas pocas milicias en el Donbass que se consideran comunistas, cree que de ahí se podían haber creado Soviets de soldados, como base para un poder socialista. ¿Pero qué ocurría en la clase trabajadora?. ¿No es esa la parte de Ucrania más desarrollada, con la minería del carbón, hierro y acero?. ¿Dónde estaba el movimiento comunista de nuestra clase, sus reivindicaciones, sus organizaciones, no digamos sus soviets?. Porque nada de eso existía, se explica mejor que de las milicias no surgiesen tampoco soviets. Todo apunta a una sobreestimación un tanto militarista de lo ocurrido, totalmente desmentida por lo que ha sido la evolución real de los acontecimientos, con un peso abrumador del nacionalismo ruso y del poder de Rusia en la zona.

Sobre cuál es hoy la realidad de la lucha de clases en las “repúblicas populares” del Donbass, véase este artículo https://es.communia.blog/el-ejercito-ruso-entra-en-el-donbass/   muy crítico. Sin embargo, en este otro  https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article1844   “Lucha de clases en Ucrania” de Alberto Cruz – Ceprid. 17-5-2014, me llama la atención la idealización del movimiento independentista del Donbass cuando resulta que todo su antifascismo, etc., les lleva a querer la unidad con Moscú, un régimen que es de derecha extrema, por mucho que le guste envolverse en la lucha durante la II GM contra el imperialismo de la Alemania nazi, como si no fuese posible que dos potencias fascistas guerreasen entre sí, perfectamente compatible con su nacionalismo imperialista. Lo copiaron en    https://www.marcha.org.ar/lucha-de-clases-en-ucrania/  .  En este otro https://www.lahaine.org/mundo.php/la-lucha-de-clases-en  26/12/2014  “La lucha de clases en la guerra civil ucraniana”  Greg Butterfield : Entrevista con Víctor Shapinov, líder de la organización política izquierdista ucraniana Borotba – Los “izquierdistas” y Maidan,  se puede apreciar parte de esa confusión ideológica y sus expresiones políticas y armadas

Una posición internacionalista proletaria seria con respecto al endiablado caso del Donbass y las dos “repúblicas populares” poco antes de esta última guerra  https://luchadeclases.org/internacional/23-europa/4010-declaracion-sobre-el-reconocimiento-de-las-regiones-del-donetsk-y-lugansk-por-putin.html

Quien desee investigar más sobre el Donbass y sus repúblicas, puede que consiga información relevante aquí, en el blog de Sociología crítica, del que hasta ahora no tenía noticia de su existencia    https://dedona.wordpress.com/category/lucha-de-clases-en-ucrania/ , con muchos artículos. Yo no he tenido tiempo para leer nada y por hacerlo no quiero retrasar aun más la publicación de este artículo, pues el asunto del Donbass, aunque importante, es secundario respeto a la guerra de ahora en gran parte de Ucrania por la invasión de Rusia y el conflicto internacional generado.

Pasando a otro asunto. Como la comprensión a fondo de lo que es una guerra es vital para nuestra supervivencia, debo recomendar (aunque tenga mis diferencias en lo referente a su naturaleza de clase) el libro de Ernest Mandel “El significado de la Segunda Guerra Mundial”, prólogo de Enzo Traverso, publicado por Viento Sur y la Oveja Roja que es podéis descargar libre y gratuitamente en su web https://vientosur.info/libros/  —  https://vientosur.info/el-significado-de-la-segunda-guerra-mundial/

Aprovecho para publicitar un estupendo libro, de finales de la década de los 1930s, muy pedagógico, sobre el fascismo italiano y nazismo alemán, de Daniel Guérin “Fascismo y gran capital”, descargable en https://drive.google.com/file/d/1EFWO5EPWTrK2rBFzJcgSyLy67xElFEjQ/view?fbclid=IwAR309WVKYt18ByDvpb5XQ94nobmjvGHwslygni_rkAWURAR0ByDnd8UkJdI , y también en https://docer.com.ar/doc/x5xxxc8  . Descargadlo cuanto antes, no sea que desaparezca, pues durante años no ha sido accesible gratuitamente en internet.

Como he tenido que hacer la crítica a los planteamientos de unas organizaciones trotskistas ante el conflicto ucraniano (véase Anexo II), conviene que tengáis una visión más general y estratégica. Por eso es importante que leáis un libro de gran valor. “Critica al Programa de Transición de León Trotsky”.- Raúl Novello y Pandy Suárez, os lo podéis descargar en  http://www.rebelion.org/docs/203943.pdf  .

Quiero detenerme en la declaración de Red Roja,  en su web https://redroja.net/antiimperialismo/ante-la-intervencion-militar-rusa-contra-el-regimen-de-kiev/ ; también https://redroja.net/comunicados/ante-la-escalada-belica-en-la-europa-del-este-alto-a-la-expansion-y-la-provocacion-imperialistas-no-al-rearme-de-la-ucrania-fascista-contra-las-republicas-de-donetsk-y-lugansk/

No le quito la razón en la justificadísima denuncia del imperialismo europeo, norteamericano y de la OTAN, sus barbaridades y toda la hipocresía que le rodea. Pero en su declaración sigue casi palabra por palabra el guión y los temas preferidos de la propaganda de Putin. ¿Dónde está el criterio de clase trabajadora internacional contra todas las burguesías y sus Estados?, ¿dónde está la política INDEPENDIENTE de la clase trabajadora tanto ante las diferentes burguesías y sus Estados, como ante la pequeña burguesía y sus nacionalismos? El internacionalismo proletario no es inter-nacionalismOS, sino unidad de toda nuestra clase internacional contra toda burguesía. Rusia (y China) es capitalismo puro y duro, no tiene nada que ver con el socialismo-comunismo, no hay en ellos ni resto de eso. Su Estado, es un estado burgués y de los muy represivos además, nada que ver con la organización del poder basada en los Consejos de Trabajadores y Campesinos o soviets.

Se bordea la alucinación cuando se es capaz de escribir párrafos como éste: “Una situación no deseada por el pueblo ruso, seguramente la más lejana a sus intereses, pero resultado de una campaña de acoso y derribo contra un país que, para existir, ha aprendido que no puede prescindir del todo de su glorioso pasado soviético.”. A no ser que lo que llaman “pasado soviético” no sea el de 1917-18 y poco más, sino el del gran padrecito Stalin y su nula consideración con los ucranianos, provocando, a cuenta de la colectivización forzada de la agricultura, la acumulación de capital para la industria pesada, y su nacionalismo gran-ruso, una gigantesca hambruna y mortandad (1932-3, el llamado Holodomor, o sea “matar de hambre”). La tan alabada URSS, sin duda cuando menos desde tiempos de Stalin, ya era un régimen de Capitalismo de Estado, de dictadura SOBRE el proletariado, y colaborador del capitalismo mundial, organizador de grandes derrotas para la clase trabajadora (incluida la española en la guerra civil), con la cobertura ideológica de la teoría de la posibilidad de la construcción del socialismo en un solo país, en la URSS. De ahí que con tanta facilidad pudiese reconvertirse al capitalismo privado mafioso y oligarca. La clase trabajadora en Rusia debe acabar con el capitalismo ruso y su Estado burgués imperialista y contrarrevolucionario, el mismo tipo de tarea que en cada país del mundo le toca a su clase trabajadora. Ese pasado soviético al que, dice Red Roja, no quieren renunciar del todo los rusos, es cierta nostalgia por el poder mundial que tenía durante la época “soviética”, en concreto desde el final de la II GM; pero esto se responde con los intereses de la clase capitalista, de su Estado burgués, y de Putin.

Red Roja no impulsa una política independiente para la clase trabajadora, sino la de subordinarla, ponerla al servicio, según el caso, a una u otra fuerza burguesa y su Estado. ¡Así sólo serviremos de carne de cañón de unos u otros, e iremos de derrota en derrota hasta la derrota final, pues siempre habrá una fracción del capitalismo mundial a la que, por lo visto, debiéramos apoyar!. Ni siquiera es la política del defensismo patriótico (del Estado burgués, del capitalismo propio) denunciada por Lenin, sino la del servilismo a Estados burgueses extranjeros, disfrazando esto de ¡internacionalismo proletario!, y ¡lucha anti-imperialista!. Esto no es política comunista (independencia de clase proletaria frente a la burguesa y pequeño burguesa) sino una especie de realpolitik revisionista. Somos débiles y en lugar de ver cómo de una vez nos hacemos fuertes y trabajar duro por ello, como queremos jugar de inmediato algún papel (aunque sea como cola de león, imperialista), nos ofrecemos de vasallos de algún señor feudal en apuros frente a otro tanto o más malvado que nos gusta menos.

Pero es que además, el valor moral del comunismo y su naturaleza se ve totalmente comprometido si nos ponemos del lado de un imperialismo que, como en este caso de Rusia, es claramente agresor y provoca el justificado rechazo de la población a la que pretende “salvar”, de la clase trabajadora en Ucrania, en toda la Unión Europea y en general por todo el mundo, ya en lo que va de guerra, no digamos lo que ocurrirá si dura mucho y Rusia provoca ya destrucciones generalizadas de ciudades y una enorme mortandad, además del éxodo interminable al extranjero de mujeres, niños, ancianos (los que puedan). ¡”Gran favor” está haciendo Red Roja a nuestra causa y deseo que le pase factura a ella, no a quienes defendemos los principios comunistas mucho más de verdad que ellos!.

Todo esto forma parte de la misma ideología que nos ha traído hasta este estado de extrema debilidad y desorientación que Red Roja ahora también contribuye a profundizar. Pues ya contribuyeron a nuestra derrota en la década pasada cuando, pese a su aprobación inicial (expresamente a unos artículos míos en kaosenlared analizando el asunto de la privatización sanitaria y de la ley española LOEPSF y el tratado europeo TSGC), se negaron a orientar la lucha contra el austericidio, y en concreto, las Marchas de la dignidad, contra la Siniestra Trinidad austericida de la reforma del artículo 135 de la Constitución, el Tratado de Estabilidad Europeo (TSCG) y la Ley de Estabilidad española (LOEPSF) y levantar los objetivos centrales de: “¡Unamos todas nuestra luchas contra el austericidio en España y en Europa con los objetivos comunes de derogación de la austericida LOEPSF y ruptura con el austericida tratado europeo TSCG!”, y el eslogan “De Lisboa a Berlín, al TSCG demos fin” uniéndonos así a la lucha que ya estaban dando los franceses y portugueses, pues denunciaban el TSCG como el “tratado de la austeridad a perpetuidad”. Un caso típico de organizadores de derrotas envolviéndose en la bandera roja. Véase sobre esto en los textos de mi trilogía.

Algo similar con respecto al caso de la guerra en Ucrania, podría decirse del análisis justificador de Iñaki Gil de San Vicente en una entrevista titulada “Ucrania. Iñaki Gil de San Vicente: «Es el primer golpe de una política defensiva rusa»”, que estaba en la frustrada web lanueve.info, pero que se puede localizar en esta http://www.movimientocaamanista.com/?p=6038   y    https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/02/24/ucrania-inaki-gil-de-san-vicente-es-el-primer-golpe-de-una-politica-defensiva-rusa/   .

Su argumento es que Rusia ha lanzado un ataque preventivo de naturaleza en realidad defensiva y que de esta manera, “parando los pies” a la OTAN y al nazismo ucraniano, estaría evitando, reduciendo o retrasando, la deriva a la Tercera Guerra Mundial (III GM), como se debía haber hecho en su día con Hitler, en lugar de esperar a que llegase a invadir Polonia, provocando la II GM:

“Ahora tenemos que ver el conflicto de Ucrania como uno de los comienzos [se refiere a una III GM], y la pregunta que nos hacemos algunos es si se hubiera parado la Segunda Guerra Mundial. Si como proponía la URSS se hubiera mostrado una posición fuerte frente a Hitler, muchos analistas dicen que no hubiera estallado la Segunda Guerra Mundial o que si estallaba hubiera durado mucho menos. La pregunta: ¿no está repitiendo Rusia la misma lección que se aprendió de la Segunda Guerra Mundial y está aplicando ahora la Guerra Defensiva en Ucrania para evitar una tercera Guerra Mundial? Esta pregunta hay que responderla en serio, yo soy de los que opino que sí”. ¡Qué alivio, Iñaki!.

Iñaki le ha comprado el argumento a Putin, pues es de él. Pero no. Eso es una justificación de una agresión o especulativo. Lo que en realidad es un riesgo de avance a la III GM (aunque sólo sea por el modo bélico de hacerlo), lo transforma en su contrario. Pese a que la clase trabajadora esté extremadamente debilitada a escala de toda Europa y del mundo, supuestamente nos podría sacar de la deriva al cataclismo militar, alguna fuerza burguesa, por muy reaccionaria que sea y gracias ¡a la guerra! (ataque preventivo de la URSS, digo de Rusia). ¿O porque está tan debilitada nuestra clase, en vez de conocer bien por qué y ponerle remedio (estúdiese mi balance y propuesta) buscamos una fuerza capitalista que nos salve de la probable deriva a una III GM?.

Especulaciones militares aparte, lo que desde el punto de vista político sí que contribuye al avance a la III GM es precisamente propiciar que los trabajadores ucranianos, rusos, los de la Unión Europea, y todos los miembros de la OTAN (y del resto del mundo), ante la guerra entre Estados burgueses, inter-imperialista (como en el caso de que un gánster sea grande o pequeño, jefazo o subordinado, esté a la defensiva o a la ofensiva, o a la defensiva atacando o lo que fuere), caigamos en la trampa de que no tenemos más opción política y militar que ponernos del lado de uno u otro (si es extranjero), y sin duda del propio, adoptado la posición defensista (defensa de “la patria”, el Estado burgués, el capitalismo nacional). Es la promoción política del nacionalismo, de la subordinación a uno u otro imperialismo, el defensismo… lo que pavimenta el camino a la III GM. Si caemos en esa trampa sí que estaremos derrotados completamente. Y propiciar todo eso es precisamente lo que está haciendo esta guerra y las posiciones de Gil de San Vicente y tantos otros como estamos viendo: Red Roja prorrusa, UIT-CI y la LIT-CI  proucranianas… (ver también en ANEXO II).

Ya sé que Gil de San Vicente de ninguna de las maneras quiere una III GM, ni aunque la ganase Rusia o China, pero para los más desorientados o ingenuos conviene recordar aquello de que “el camino al infierno está pavimentado con las mejores intenciones”.

Nuestro camino no es depender de un “salvador” Estado burgués, sino fortalecer a nuestra clase con una política independiente, y para ello, empezando por romper con todo ese pensamiento político-militar subordinado a una especie de realpolitik que acaba sirviendo a la burguesía, y que nos llevará al desastre.

Es cierto que un Estado burgués, por evitar llegar a una guerra en la que puede estar en peores condiciones, pueda preferir lanzarse a una guerra preventiva cuando el enemigo todavía no puede hacerle tanto daño, para debilitarlo, ganar posiciones, ganar tiempo para desarrollar el ejército y la economía de guerra, etc., antes de que se haga más fuerte e invencible. Pero ese mismo Estado burgués puede estar interesado en una guerra (incluso mundial) si se da más tarde, cuando se haya hecho más fuerte o lo sea otro Estado burgués al que se asocie en un bloque militar (podría ser Rusia-China, para empezar). Pues el capitalismo imperialista y su Estado, dependiendo de las circunstancias, de la correlación de fuerzas al exterior y al interior (con la clase trabajadora, sobre todo), adoptará una política defensiva u ofensiva, pero siempre con la vocación expansionista en la medida en que pueda, económica (pacífica) o militar (en última instancia para reforzar su poder económico). Por tanto, nunca jamás debemos depositar nuestras esperanzas en ningún Estado burgués, por mucho que se las dé de democrático, anti-imperialista, pacífico, etc.

El causante último de la guerra no será la OTAN, ni Rusia, ni China, etc. Esos u otros sólo serán los agentes de la causa de fondo: el capitalismo en su fase terminal con TODOS sus Estados burgueses. Por eso, si desapareciese la OTAN, las tensiones del capitalismo terminal harían emerger las fuerzas sociales que crearían alguna otra forma de organización militar, otro bloque imperialista o lo que fuere. La causa de la II GM no es Hitler u otro (Mussolini, los militares japoneses…), o una combinación de varios de ellos, sino la decadencia del capitalismo y su crisis económica monumental desde 1929, los intereses encontrados entre los diversos imperialismos que sólo podrían “resolverse” con una guerra, un nuevo reparto del mundo. Por ello, si no es por determinado incidente, la guerra surgiría por otro, porque un Estado u otro tome la iniciativa para provocarla porque le parece el mejor momento (o el menos malo) para hacerlo, o incluso por una cadena de accidentes, decisiones improvisadas, que se les acabe escapando de las manos, produciendo la escalada bélica, y la “huida hacia adelante”.

No habrá seguridad en tanto exista el capitalismo terminal. Y al capitalismo sólo puede “pararle los pies” la clase trabajadora, acabando con él mediante la revolución socialista-comunista internacional, no ningún Estado burgués, y menos uno tan reaccionario como el ruso. Para un argumento más ingenuo, pero no frívolo, véase el caso de política ficción con el que he iniciado este artículo.

De ningún Estado burgués, por mucho que se las dé de democrático, anti-imperialista, anti-fascista… podremos esperar apoyo a nuestra revolución socialista, sino lo contrario. Así que la debilidad de uno, el ascenso de otro, no nos librarán de la hostilidad y hasta agresión de cualquiera de ellos: son todos nuestros enemigos, por muchos que procuremos aprovecharnos de las contradicciones que existan entre ellos.

Dicho esto, se entenderá mejor cuando digo que la concepción de Gil de San Vicente es, en el fondo, lo quiera o no él (seguro que no), de corte militarista y burguesa; piensa como lo haría un Estado burgués (el ruso en este caso), un militar burgués (ruso), y no desde el desarrollo de la lucha de clases desde los intereses de la clase trabajadora internacional y la denuncia del capitalismo terminal. No digo ni mucho menos que lo haga siempre así, ni mucho menos, pero en este caso sí, y no es un caso cualquiera, sino el de los más graves que se pueden presentar a un análisis político con pretensiones revolucionarias: la guerra. De los que nos ponen a prueba, “la prueba del algodón”, la hora de la verdad.

Con esto respondo también a los argumentos expuestos por Andrew Korybko, en un artículo que estaba en la fracasada lanueve.info y que se puede localizar en https://portalalba.org/temas/comunicacion/literatura/desacreditando-las-diez-principales-narrativas-de-informar-sobre-la-operacion-especial-de-rusia-en-ucrania/

En otra entrevista más extensa https://kaosenlared.net/inaki-gil-de-san-vicente-la-otan-busca-alargar-lo-mas-posible-este-conflicto/  —   Iñaki Gil de San Vicente hace exposiciones (un pelín densas y recargadas de conceptos) de correcta concepción marxista sobre el capitalismo, etc. Sin embargo, cuando se refiere al imperialismo, para él Rusia no debe ser imperialista, aunque sea capitalista. En las actuales condiciones, con más o menos recursos económico, militares o en una u otra combinación entre ellos, en solitario, liderando o subordinado a otro Estado burgués, todos son imperialistas en una u otra medida, y si no parece así es porque no les deja la correlación de fuerzas y su debilidad, no porque no tengan ese impulso de origen capitalista, inevitable en el tiempo terminal del capitalismo. Embellece el papel de Rusia en el mundo, como si se dedicase a frenar a la reacción, cuando su apoyo al Estado sirio es también apoyo a su contrarrevolucionario gobierno, y Putin dirigió también la brutal guerra contra Chechenia que no era meramente contra terroristas.

Reitera en su posición sobre el carácter defensivo de la guerra para Rusia, aunque no insista tanto en su conveniencia para prevenir la III GM. Pero sí en darle un cierto cariz progresista a la guerra de Putin precisamente para frenar al imperialismo mundial (de las potencias occidentales) y defender a Rusia y, por tanto, también, en alguna manera a la clase trabajadora en Rusia que, objetivamente según Iñaki, estaría interesada en una especie de frente nacional ahora con Putin (al contrario de con otros sectores de la burguesía rusa más pro-occidentales y “traidores” a los intereses de Rusia y de su clase trabajadora). Por consiguiente, por mucho que diga que la clase trabajadora necesita de su propia política independiente, de la revolución socialista, etc., de hecho, ante una asunto tan crucial como una guerra inter-imperialista, sabotea esa política independiente de clase, pues esa guerra, con el nacionalismo que fomenta, con la confrontación que crea entre los trabajadores/as de todo el mundo (presionados para ponerse del lado de un bando de capitalista o de otro) es el mayor obstáculo al desarrollo de una política independiente, pues ata a la clase trabajadora, no a la nación ideal que ella sería (según Iñaki), sino al Estado burgués de la Nación realmente existente que es capitalista.

Estamos en lo de siempre: creando dos o más etapas en la estrategia, dejando para un futuro indeterminado la etapa de revolución socialista, pues ahora lo urgente es ponerse del lado de la defensa “nacional” del imperialismo ruso, y mañana saldrá alguna otra cosa (¿defensa de la “democracia” rusa?), y la política independiente de la clase trabajadora y sus objetivos revolucionarios contra “su” propio Estado burgués, siempre queda para desarrollarse “¡mañana!”, o sea, en la práctica ¡nunca!.

Es bastante revelador que Iñaki se permita utilizar el término de “Estado digno” para referirse a Estados que son burgueses, y no precisamente de los mejores para la clase trabajadora o en particular las mujeres, en esta frase “el cerco a China, Irán, Venezuela, Cuba y en general a cualquier Estado digno” y seguro que también está pensando en Rusia (¡estaría “parando los pies” al imperialismo, también evitando la III GM, que mayor dignidad que esto!), visto que la “dignidad” la cumple un Estado tan burgués, capitalista y anti-proletario como el chino, lo que también son, en una u otra medida, el resto. Con semejante criterio, la política independiente de clase se diluye como un azucarillo, endulzando la caracterización de clase de Estados burgueses de lo más reaccionarios que, como tales “Estado digno” seguramente deberíamos defender en alguna circunstancia, como ésta. Espérate que quizás pronto Iñaki deba ponerse del lado de China que, como no va por ahí invadiendo países, pareciera que no es imperialista (en un sentido periodístico, superficial), pero que sí lo es y mucho en cuanto que capitalista, acaparando materias primas, tierras de cultivo, colocando sus inversiones y mercancías por todo el mundo, y en cuanto se haga militarmente más fuerte y también pueda “parar los pies al imperialismo” (entendido éste casi en exclusiva como el de la U.E.-EE.UU.-OTAN), resulta que podría estar evitándonos la III GM, en lugar de acabar por provocarla. Además, China todavía tendría más puntos que Rusia para apoyarla, pues sigue mandando el Partido “Comunista”, sigue diciendo que su objetivo es el socialismo y bla, bla, bla., y todavía hay por ahí gente de izquierda que se sigue preguntando (cuando no afirmando) si es socialista, hasta qué punto, etc.  ¡Así sólo vamos al desastre!.

La conclusión práctica de la línea de Gil es (lo explicite o no del todo; generalmente estas cosas se dejan implícitas y se van aplicando sin demasiado ruido; incluso si él no es consciente de todas sus implicaciones), que la clase trabajadora rusa debe apoyar esta “guerra defensiva, justa” y por consiguiente asumir todo el esfuerzo de guerra (económico) con todas sus consecuencias (muertos propios y “ajenos”, represalias occidentales, limitación de derechos de expresión y manifestación que debilitan el esfuerzo de guerra y favorecen a los “traidores”, o al enemigo directamente, etc.). Y más en concreto, asumir que ellos deben pagar los costes económicos de la crisis que, sin duda, tendrá el capitalismo ruso a cuenta de esta guerra y de la guerra económica declarada por Occidente, echando la culpa de todo al imperialismo occidental, y exonerando de ello a la burguesía y Estado rusos, y por supuesto al muy patriótico y defensor de la clase trabajadora rusa y de todo el mundo, y de la paz mundial, el camarada Putin. Resignación, “ajo(derse) y agua(ntarse)”, “¡por la defensa de la patria contra el imperialismo!, no hay otro más que el occidental y sus secuaces por todo el mundo”.

En suma, la misma política defensista que en Alemania, Rosa Luxemburg, y en Rusia, los bolcheviques y Lenin, habían denunciado de la II Internacional, y de los mencheviques y el sector de derecha de los socialrevolucionarios rusos. ¡No hemos aprendido nada en un siglo y nos decimos comunistas!.

La consecuencia de todo esto no puede ser sino la indiferencia (cuando no la hostilidad) de los rusos al sufrimiento del pueblo ucraniano (“por su culpa también estamos nosotros padeciendo tanto”). El mismo Iñaki, tras su disertación teórica y geoestratégica, no trasluce mucha empatía que digamos, aunque tampoco sea cosa de caer en el sentimentalismo manipulado/r. Los pro rusos insisten (no les quito la razón en la medida en que digan la verdad) en los sufrimientos de la población rusohablante, especialmente del Donbass, pero poco avanzamos si al resto “¡que les jodan!”.  Si ni siquiera existe empatía, bien difícil que el internacionalismo proletario se asiente en las conciencias (y los corazones), pues más fácil es llegar a la emoción que a la razón con todas sus sutiles complejidades y necesitado de muchos argumentos contra “la evidencia” del “sentido común” de la ideología dominante (tan “de cajón” como aquello de que el Sol gira alrededor de la Tierra y no a la inversa). Y sin internacionalismo proletario, vamos “de cabeza al río”… de sangre.

Se debe sacar a la luz todas las maniobras agresivas, todo el “juego sucio”, y todas las mentiras del imperialismo occidental, de lo que muchas veces nos enteramos poco pese a tanta “libertad de expresión”. Pero sin por ello edulcorar lo más mínimo al resto del imperialismo (ruso, chino…) comprando su argumentario. La política independiente de la clase trabajadora no es “ni-ni”, como se dice despreciativamente cuando se quiere obligar a que nuestra clase y sus militantes se pongan del lado de una u otra fuerza capitalista, sino ni una burguesía ni otra, ni un Estado burgués ni otro, ni un imperialismo ni otro. Y no es porque optemos por “la vía de en medio”, “el centro”, la equidistancia, o el “sin mojarse” (o “a la gallega”, ni subiendo ni bajando ni parando, o todo a la vez), sino por estar contra todos. No somos “pasotas”, “indiferentes”, “irresponsables”. Tomamos un claro partido, un rotundo compromiso, pero no por ninguno de ellos, sino por nuestros intereses estratégicos, el objetivo del socialismo-comunismo que acabará con todo eso que ahora nos presiona para desviarnos de nuestro camino y acabar como “tontos útiles”.

Lamentablemente esto no es nuevo en Iñaki Gil de San Vicente. Por lo que he podido leerle de vez en cuando, lleva muchos años con ese tipo de orientación que es muy revolucionaria en algunos aspectos teóricos, genéricos, pero en otros no, y que cuando baja a lo concreto, donde nos jugamos la hora de la verdad, falla y peligrosamente, pues su discurso de “una de cal y otra de arena”, de “rebozar pescado en mal estado”, puede seducir a muchos. Aunque ya está en la “tercera edad” (lo digo por lo que se ve en los videos), todavía está a tiempo para cambiar. Muchos de quienes hasta ahora le piden su opinión y le adulan ya no querrán hacerlo, pero seguro que aparecerán otros que sí le aprecien de verdad, y si salimos adelante, el recuerdo de él quedará en buen lugar, no como el de otros (a la “papelera de reciclaje”).

Con semejantes guías y criterios como los que he criticado en este Anexo (también en el próximo), tenemos asegurada la “marcha triunfal” a la derrota más absoluta, eso sí, cantando La Internacional, como también era capaz de hacerlo y con el puño en alto, para disimular, Felipe González y el PSOE durante la Transición y el comienzo de la democracia burguesa, para acabar metiéndonos en la OTAN (tras su “de entrada, NO”).

Lo que no se puede hacer es lo que finalmente está haciendo una fracción del variopinto trotskismo, los de Lucha Internacionalista, del Comité Ejecutivo Internacional (CEI) de la Unidad Internacional de Trabajadoras y Trabajadores-Cuarta Internacional (UIT-CI), en su declaración del 26 de febrero (muy atentos a la fecha)  https://uit-ci.org/index.php/2022/03/03/abajo-la-invasion-de-putin-y-rusia/      en nombre de la autodeterminación nacional de Ucrania, cuando tras denunciar a todos los imperialismos, pretenden que, como no hay una intervención directa de fuerzas militares de la OTAN en Ucrania (pero sí armamento –en gran parte español-, asesoramiento, etc. y todo el apoyo con las medidas de las sanciones económicas a Rusia), no estamos ante una lucha inter-imperialista, sino ante una lucha defensiva patriótica frente a un imperialismo (el ruso), y llaman a los trabajadores a la lucha por la defensa de Ucrania contra el invasor ruso. Encubren que a quienes llama a luchar con las armas y a morir, no va a ser “ni por el forro” por una revolución socialista, sino por la defensa del Estado burgués ucraniano de la burguesía que les explota, y que si sobrevive y Rusia queda debilitada, enseguida se echará en brazos de la OTAN (lo vienen buscando desde hace tiempo), lo mismo que ya se ha vendido al imperialismo de la Unión Europea (solicitan su integración inmediata).

No podemos quedarnos en el aspecto superficial y formal del asunto. Ya de antes y más durante el curso de los acontecimientos, lo que se evidencia es que aquí se está jugando una batalla inter-imperialista, pues a cuenta de esta guerra, el imperialismo de la Unión-Europea, EE.UU. y la OTAN, pretenden debilitar lo máximo posible al imperialismo de Rusia y ganar más posiciones geoestratégicas. Nadie está diciendo que no se quiere que Ucrania esté en la OTAN, que se rechaza su integración, que sea totalmente neutral, sino todo lo contrario, y se invita a países como Finlandia (frontera con Rusia) y Suecia para que también lo hagan.

Dicen en el punto “5. Nuestro llamado a la solidaridad con el pueblo ucraniano no tiene nada que ver con la “oposición” a la invasión de los Biden, Macron o Boris Jonhson. Ellos buscan sacar partido para sus proyectos imperialistas de dominación de Ucrania. Por eso desde la UIT-CI ratificamos el rechazo a toda injerencia imperialista en Ucrania, sea del imperialismo ruso como del imperialismo norteamericano, europeo y de la OTAN.”

Aquí reconocen las intenciones imperialistas de la U.E., EE.UU., OTAN. Si además la burguesía ucraniana es pro-U.E. y pro-OTAN, pretender que no haya, que no esté habiendo ya, de un modo más o menos indirecto o encubierto, por sanciones económicas y ayuda militar (España, envía armamento ofensivo), una injerencia del imperialismo occidental, no es más que un deseo piadoso o un engaño. Incluso en el supuesto hipotético de que inicialmente no lo fuese, esto ya se ha convertido en una guerra inter-imperialista.

A la UIT-CI, les gustaría que no fuese así para plantear que la lucha es exclusivamente nacional frente a un imperialismo y así justificar su posición defensista (defensa del Estado burgués nacional). Pero en el mundo del capitalismo en su etapa decadente más avanzada, en su fase terminal, no cabe soñar con luchas puras nacionales (como a comienzos del siglo XIX), pues de modo directo o indirecto, como jefe o como subordinado, todos los Estados burgueses participan de la red imperialista, se unan o no a un bloque militar, y más si lo solicitan o reciben su “ayuda” para luchar por los intereses de la OTAN, pues es por eso por lo que ya están luchando en Ucrania, por los intereses de la OTAN, aunque formalmente, oficialmente, no haya fuerzas de la OTAN sobre el terreno. Si recibes ayuda militar de países miembros de la OTAN y, seguro, apoyo logístico, de inteligencia, etc., la OTAN ya está implicada, ya hay una total injerencia del imperialismo occidental. ¿Cómo vas a impedir eso si a la vez estás llamado a derrotar militarmente a Rusia en Ucrania (veremos cita un poco más adelante)?.

Pero además, la UIT-CI, en su declaración previa, del 25 de febrero    https://uit-ci.org/index.php/2022/02/24/no-a-la-agresion-militar-de-putin-y-rusia-a-ucrania/    ya había afirmado: “Ahora el gobierno ucraniano, socio del imperialismo europeo, había aprobado que Ucrania entre en la OTAN. Dando un paso más en su subordinación al imperialismo yanky y europeo.”. “Por eso se trata de una pelea entre sectores burgueses-imperialistas que pone en cuestión la independencia de Ucrania y su autodeterminación nacional.”   Tras condenar a Putin dicen  “del otro lado no hay nada progresivo ni democrático. Se trata del imperialismo norteamericano y europeo, y su OTAN, que simplemente quieren controlar ellos a Ucrania”   “Como socialistas internacionalistas de la UIT-CI seguiremos luchando por una verdadera autodeterminación del pueblo ucraniano que solo vendrá de la mano de un gobierno de trabajadoras y trabajadores en Ucrania.”    “La salida de fondo a esa crisis pasa por que la clase trabajadora de Rusia y Ucrania enfrenten a sus gobiernos e impongan gobiernos de las y los Trabajadores.”.

¡Esto sí que es alucinante!. O sea, el 25 de febrero el Estado ucraniano es socio del imperialismo, pero el 26 de febrero ya no lo sería, un cambio de 180 grados en sólo unas horas y no sabemos cómo se ha producido semejante milagro (nada de extrañar, es lo que tienen los milagros, que son inexplicables, pues si lo fuera, ya no sería un milagro; ¡que es que a veces parezco tonta!). Pues lo lógico en estos casos es que, si el día 25 eres socio del imperialismo, el 26, agudizada la guerra, ¡lo seas más y no menos!. Sobre todo cuando ese imperialismo no se ha desentendido de ti sino que te ayuda enormemente (guerra económica, política ante la ONU, apoyo militar, acogida generosa de refugiados…). Pero la UIT-CI, de un día para otro, se empeña en que no, y por tanto ahora se trataría de impulsar la resistencia de un Estado inocente, neutral, pacífico, inmaculado, sin tacha imperialista de ninguna clase, cuyos trabajadores deben matar (y morir) “por la patria” (afortunados ellos que sí que la tienen, a diferencia de nosotros, proletarios/as sin patria) y toda la solidaridad y apoyo nuestro.

Y para no quedarnos en un mero postureo, ni sólo en apoyo moral y presiones económicas y políticas, ¿qué tal si les enviamos armas ofensivas para derrotar militarmente a Rusia en Ucrania?,  ¿mejor, verdad?. El 25 de febrero el ejercicio real de la autodeterminación de Ucrania pasaba por un gobierno de los trabajadores (no está mal, pero es la típica ambigüedad trotskista, pues un verdadero gobierno de los trabajadores sólo es posible mediante una revolución socialista, véase el libro que aconsejo en Recursos sobre el Programa de Transición de Trotsky). Sin embargo, el 26 de febrero, ya no hace falta nada de eso, los trabajadores/as ya tienen Patria y deben matar y morir por ella, así es como conquistarán su derecho de autodeterminación nacional, sin necesidad de complicarse la vida con gobiernos de trabajadores ni revoluciones socialistas mediantes. ¡Para qué esperar a arriesgarse a morir por la revolución socialista (al menos luchas por lo realmente tuyo), si ya puedes hacerlo por el Estado burgués, digo, por la Patria (por el patrimonio de otros), cantando, no La Internacional, sino el himno nacional!.

¿No os parece estimados lectores/as que aquí los de UIT-CI tienen que explicar algo sobre cómo es posible que de un día para otro tengan una posición bastante correcta (discutible lo de Donbass) a una radicalmente equivocada, pasando de un internacionalismo aceptable a un nacionalismo y defensismo infumables?. ¡Ni la II Internacional dio un bandazo tan rápido hacia la traición!. Esta gente ¿se ha creído alguna vez sus principios, visto que se les han caído como hojas muertas del árbol, en un día, al primer soplo de viento frío y reaccionario?.

Pero ¿no habíamos quedado, con Marx y Engels, que los trabajadores/as no tenemos patria en tanto la sociedad no sea la nuestra, esto es, el socialismo-comunismo?. Y esto lo dijeron en el Manifiesto Comunista, en 1848, cuando el capitalismo industrial se estaba estrenando en el mundo, en Europa y, pese a la existencia ya de antes del colonialismo, todavía no se podía hablar propiamente de la existencia del imperialismo que surgiría en el último cuarto del siglo XIX. Desde entonces hemos tenido dos guerras mundiales inter-imperialistas, muchísimas otras también imperialistas, y muchísimas inter-imperialistas pero mediante fuerzas subordinadas incapaces por sí mismas de una capacidad imperialista, pero convertidas en agentes de uno u otro imperialismo.

Dice el Manifiesto Comunista en el capítulo “II. Proletarios y comunistas”: “A los comunistas se nos reprocha también que queramos abolir la patria, la nacionalidad.      Los trabajadores no tienen patria. Mal se les puede quitar lo que no tienen. No obstante, siendo la mira inmediata del proletariado la conquista del Poder político, su exaltación a clase nacional, a nación, es evidente que también en él reside un sentido nacional, aunque ese sentido no coincida ni mucho menos con el de la burguesía.” . Para acceder al Manifiesto Comunista  https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm

Queda claro que la posición de la UIT-CI entra en contradicción flagrante con quienes supuestamente la inspiran (Marx y Engels), pues atribuye a la clase trabajadora de Ucrania la patria ucraniana y un sentido nacional que en nada se diferencia en la práctica del de la burguesía y el ejército ucraniano bajo cuyo control quieren que luchen, pues no pretenden más que la salvación del Estado burgués ucraniano, ni una sola reivindicación propia. Por no, ni siquiera exigen la disolución de las milicias nazis y la depuración en el Ejército de todos los elementos afines.

El llamamiento de la UIT-CI es como si en Ucrania estuviesen en una situación de desintegración del Estado burgués, del ejército burgués ucraniano (lo que ellos mismos desmienten, pues resiste bastante bien al ruso) y con una revuelta espontánea de la población contra el invasor (¿la Comuna de París de 1871 contra el ejército alemán a las puertas?, ¿pero sin haber tomado el poder los trabajadores/as?) y un armamento espontaneo del proletariado aspirando a imponer su poder, o a finales de agosto de 1917 en Petrogrado, para hacer frente al golpe de estado militar de Kornílov contra el Gobierno Provisional de Kerensky (burgués) y sobre todo para destruir los Soviets de Obreros y Soldados (organismos que aspirarían a tomar todo el poder), dicen:

“Apoyamos la resistencia del pueblo ucraniano para derrotar militarmente al invasor. Lo hacemos sin dar ningún apoyo político al gobierno capitalista de Volodimir Zelensky ni confiar en su conducción política-militar. Apoyamos el armamento popular de la clase trabajadora, del pueblo ucraniano y sus organizaciones territoriales.”   —  https://uit-ci.org/index.php/2022/03/03/abajo-la-invasion-de-putin-y-rusia/

¿Qué es esa famosa resistencia del pueblo ucraniano, sino la del ejército del Estado burgués? . ¿No es dar apoyo al Estado burgués el llamar a formar unas tropas que de ninguna de las maneras escapará a su control político-militar, y más directamente, del Ejército ucraniano pues, para empezar, no tienen ni un programa político diferente al de la burguesía y su Estado, unos objetivos políticos independientes, ni una organización de masas propia independiente (como los Consejos de Obreros y Soldados), contrarios a los de la burguesía y el Estado ucraniano, ni a la U.E.-OTAN, sino el mismo objetivo que estos, defender el Estado burgués ucraniano, y punto?. De nada sirve que estos trotskistas digan que no dan ningún apoyo al gobierno de Zelensky, si resulta que lo están dando a algo todavía más trascendentemente burgués que un gobierno que puede cambiar y ser sustituido por otro: ¡al Estado burgués y a su Ejército!. Los gobiernos vienen y van, el Estado-ejército permanece. Semejantes fuerzas “proletarias” sólo pueden aspirar a ser auxiliares del ejército burgués y para ser utilizadas como “carne de cañón”.

Los trabajadores ucranianos tienen algo mejor que hacer, que arriesgarse a ser diezmados por alistarse voluntariamente y luchar con entusiasmo por los oligarcas ucranianos, por sus políticos corruptos, por la impunidad de las bandas fascistas ucranianas, y por hacer de tonto útil y peón sacrificable de los capitalistas de la U.E., y de la OTAN en una partida de cuya verdadera dimensión lo ignoran todo y que escapa completamente a su control. ¿Se puede creer que detrás del Ejército ucraniano no está ya la OTAN orientando (satélites espías, telecomunicaciones, etc.) y hasta dirigiendo las operaciones militares con sus “asesores”, cuando ya se están enviando muchas armas a un país que ni siquiera es miembro ni de la U.E. ni de la OTAN, como también lo hace España?. La OTAN se juega demasiado para dejarlo todo en manos de los jefes del ejército ucraniano.

Los trabajadores/as deben preservar sus filas y sus fuerzas y mantener su mente libre de venenos ideológicos como el nacionalismo, pues deberán dar su batalla, por sus propios objetivos, a poder ser en el momento menos desfavorable para ellos, que no es ahora cuando todo está en su contra a nivel nacional e internacional. Hay que tomar las cosas como realmente son. Ya tendrán mejor ocasión para utilizar los cócteles molotov que haciendo frente con ellos a un ejército ruso que, si despliega toda su fuerza real (tanques, artillería, misiles, aviación…), provocará una masacre histórica.

Por mucho que debamos condenar la invasión, si algo está siendo evidente, es que Rusia está teniendo de momento (2-3-2022, aunque empeorando día a día) bastante cuidado con no provocar una masacre entre la población civil. Ni siquiera hay un gran número de víctimas entre las tropas (comparado con cualquier otra guerra). Su invasión no tiene nada que ver con la de Hitler a Polonia, su bombardeo de Varsovia, ni con sus propósitos esclavizadores y genocidas con la población, también la de Ucrania. En ese caso extremo de guerra de exterminio, por mera supervivencia, a falta de existir una opción mejor, habría que coger las armas de cualquiera que las ofreciese aunque fuese bajo el mando del propio Estado burgués. Pero ahora no es el caso. Con lo dicho, y como ya lo menciono en otras partes de este artículo, de ningún modo pretendo presentar al ejército ruso como humanitario, etc., pues sabidas son también las barbaridades que cometieron en Chechenia, por no remontarnos más en el tiempo (Afganistán). El modo en el que está obrando obedece a cálculos políticos y militares, y si estos se modificasen, también lo haría su comportamiento. Las bombas atómicas no las tiene de florero (tampoco los EE.UU. que ya ha arrojado dos sobre sendas ciudades).

Lo de Ucrania sí es una tragedia, pero sería estúpido agravarla con llamamientos contraproducentes a alimentar la guerra con una gran resistencia implicando a las masas trabajadoras, y exponiéndolas a una matanza ¿por qué, para conseguir qué?. Aunque seamos muy empáticos, no debemos dejarnos manipular a cuenta del sentimentalismo, del que tanto están abusando los proucranianos, la U.E. y la OTAN, cuando tantísimas veces “se la suda” el sufrimiento de muchísima más gente y se interesa sobre todo porque ¡ni nos enteremos! o ¡mintiéndonos!. Es muy fácil llamar al heroísmo cuando son otros los que morirán, y resulta que aquí nos arredramos hasta lo vergonzoso por asuntos en los que podríamos vencer y con infinitos menos sufrimientos. ¡Menos quedar como muy combativos cuando son otros los que deben hacerlo, y arremangarse más cuando nos toca aquí, en casa!.

Si su querido Lenin levantase la cabeza, a estos trotskistas les agarraría de la oreja y les llevaría a leer, entre otros, este texto suyo del 30 de agosto de 1917.  Lo escribió cuando el asalto del general Kornílov, zarista, contrarrevolucionario y golpista, contra la ciudad de Petrogrado, para destituir al Gobierno Provisional “democrático” de Kerensky, por “débil” y, sobre todo, destruir los Soviets de Obreros y Soldados. Todo ello en plena I GM, con los alemanes amenazando el corazón de Rusia. Lo cito por su extraordinario valor histórico. Seguido hago una precisión terminológica; los corchetes son míos:

“A mi juicio, incurren en una falta de principios quienes (como Volodarski), descienden hasta las posiciones del defensismo o (a modo de otros bolcheviques), hasta el bloque con los eseritas [un partido democrático de izquierda, digamos, con base sobre todo entre los campesinos https://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Social-Revolucionario ], hasta el apoyo al Gobierno Provisional. Esto es archiequivocado, es una falta de principios. Nos haremos defensistas   s ó l o  después  de que el poder pase al proletariado, después de proponer la paz, después de romper con los tratados secretos y los vínculos con los bancos, y  s ó l o   d e s p u é s. Ni la caída de Riga, ni la caída de Petrogrado, nos harán defensistas. (Rogaría que se dé a leer esto a Volodarski). Hasta entonces estaremos por la revolución proletaria, contra la guerra y no seremos defensistas”   “Hay que luchar despiadadamente contra las frases acerca de la defensa del país, del frente único de la democracia revolucionaria [en referencia a quienes apoyaron la revolución democrática de febrero de 1917 contra el zarismo, pero que no están por ir más allá], del apoyo al Gobierno Provisional, etc.”   “En la guerra contra los alemanes, ahora precisamente es necesario obrar: de inmediato y de una manera absoluta, hay que proponer la paz sobre la base de condiciones precisas. De hacer esto se podrá lograr, ya sea una pronta paz, ya sea transformar la guerra en revolucionaria [o sea contra el propio gobierno y Estado ruso, por la revolución socialista]; de otro modo, todos los mencheviques y eseritas [la izquierda democrática que no estaba por la revolución contra el Estado burgués ruso] seguirán siendo lacayos del imperialismo [del ruso y de sus aliados franceses, ingleses, norteamericanos…]”

Fin de la trascripción de la comunicación titulada  Al Comité Central del POSDR, 30 de agosto -12 de septiembre en el calendario occidental y actual de Rusia- de 1917, trascrito de “Entre dos revoluciones. Artículos y discursos de 1917” Lenin, de Editorial Progreso, de Moscú, 1974. Incluida en https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe3/lenin-obras-2-3.pdf   — Tomo 2 (de tres) de las Obras Escogidas, páginas 115-6 del documento, 119-20 del formato pdf  (https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe3/index.htm ).  También en el Tomo 34 de las Obras Completas, Editorial Progreso, de Moscú, https://elsoca.org/pdf/libreria/OC%20Lenin/OC-lenin-tomo-34.pdf  , páginas 123-5 del documento, pero 152-4 de la versión pdf.  También en la selección “Entre dos revoluciones” Lenin, publicado por  https://www.sigloxxieditores.com/libro/entre-dos-revoluciones_18004/  , estará por la página 369.

Aclaración. Los términos defensista y defensismo se aplican a la defensa de “la patria” del propio Estado burgués (su gobierno, su ejército, su burocracia, su capitalismo), no a la defensa de las reivindicaciones y organizaciones de la clase trabajadora y sectores populares, ni del Estado del poder de la clase trabajadora, habiendo eliminado previamente el Estado burgués, es decir, efectuada la revolución socialista-comunista. Artículo explicándolo   https://es.communia.blog/diccionario/defensismo/

Impresionante. Lenin no adoptaría la posición de defender “la patria”, es decir, el Estado burgués, ni siquiera ante la caída de la ciudad de Riga (estamos en la I GM y luchan entre sí Alemania y Rusia; Riga era entonces la tercera ciudad más grande de Rusia; el ejército alemán entró en Riga el 3 de septiembre de 1917, aunque creo que esta fecha es la del calendario actual –gregoriano- y por tanto el 21 de agosto en el entonces vigente en Rusia –el juliano-, al que siempre deben sumarse trece días, por eso la revolución de octubre de 1917 (día 25) es del 7 de noviembre https://es.wikipedia.org/wiki/Riga ,  https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_de_Octubre    ) ni aunque peligrase también, por su proximidad, Petrogrado (la capital de Rusia entonces https://es.wikipedia.org/wiki/San_Petersburgo ) con su Gobierno Provisional “democrático”, y con sus Soviets de Obreros y Soldados. Sólo después de la revolución socialista tendría una patria y un Estado que defender, el de los trabajadores/as, obreros y campesinos, también en uniforme de soldado. Y ante el golpismo de Kornílov, llama a defender a la clase trabajadora y los Soviets de Petrogrado, sin por ello apoyar políticamente (aunque de hecho suponga un parapeto) al Gobierno Provisional, es decir, sin aceptar su política, ni su dirección, ni sus órdenes, habiendo logrado en cambio el armamento de la Guardia Roja (obreros de las enormes fábricas de Petrogrado) para defenderse de Kornílov, armas que luego de derrotado Kornílov no se devolverán al Gobierno, y que facilitarán la insurrección ya en octubre de 1917 contra ese mismo Gobierno de Kerensky y su Estado burgués. Su enemigo (en tanto no hubiese hecho la revolución socialista) no eran los soldados alemanes (obreros y campesinos de uniforme bajo la disciplina de su Estado burgués), sino el golpismo militar ruso, el gobierno ruso de Kerensky (seguía implicado en la I GM y los pactos con otras potencias imperialistas, sostenía el poder de los capitalistas y los terratenientes, etc.; había lanzado desde julio una persecución feroz contra los revolucionarios como los bolcheviques, Lenin hubo de esconderse, en tanto Trotsky fue encarcelado), la burguesía y los terratenientes rusos, el Estado burgués ruso y todos los militares y policías contrarrevolucionarios.

¿Cuál habría sido la posición de Lenin de haber sido ocupado Petrogrado por los alemanes de la I GM –no confundir con los de Hitler en la II GM-?. Supongo que al tratarse del Ejército de otro Estado, dependería de su actitud con la clase trabajadora y los Soviets, procuraría ganarse a los soldados alemanes –como lo había hecho con las tropas rusas-, y defender los soviets pero sin pretender la instauración del gobierno burgués ruso ni la vuelta del ejército burgués ruso, es decir, sin defender el Estado burgués; una posición similar a la adoptada ante el golpe de Kornílov. Así contribuyó también al estallido de la revolución en Alemania al año siguiente (9 noviembre 1918) que puso fin a la I Guerra Mundial pasados sólo dos días (11-11-1918). Si Lenin hubiese adoptado una posición defensista, se habría implicado en la I GM, no habría podido hacer la revolución de octubre contra el Estado burgués que estaba defendiendo, y no habría supuesto (ni por la posición ante la guerra ni por la ausencia de revolución), un referente para la clase trabajadora y los soldados alemanes y de ahí… sin duda la Historia habría sido bastante diferente.

Con este posicionamiento, el tan demonizado Lenin, aunque sea merecedor de grandes críticas en asuntos muy graves, hoy se sitúa por encima de todos, incluso de sus actuales epígonos.

Podemos decir que en Ucrania tenemos componentes que la hacen similares a la Rusia de entonces en todo lo malo, pero nada en lo bueno. Ucrania, de hecho, y más por sus intenciones, forma parte del bloque OTAN, imperialista. Tienen importantes organizaciones nazistas (peores que los zaristas rusos pues estos, incluso pese a sus pogromos anti-judíos  https://es.wikipedia.org/wiki/Pogromo , no eran genocidas como los nazis). Viene habiendo negación de derechos (cooficialidad de la lengua rusa), hostilidad manifiesta y violencia contra los rusohablantes. Su democracia es de mucho menor valor que la conquistada con la revolución democrática antizarista de febrero de 1917 en Rusia. No existe nada que ni alucinando se pueda aproximar ni a años luz a la organización y conciencia política logradas por la clase trabajadora de Petrogrado, con sus Soviets de Obreros y Soldados armados.

¿Qué hay de tantísimo valor en Ucrania para que estos trotskistas se conviertan en defensistas, contradiciendo al ciento por ciento la posición de quien dicen que es su maestro e inspirador, Lenin, y la revolución rusa de 1917, cuando Trotsky también estaba de acuerdo con él?. ¿Acaso creen que en el estado de debilidad y confusión política total de la clase trabajadora en Ucrania (ellos contribuirían a profundizarla si de verdad estuviesen allí presentes y con acceso real a la gente), esos trabajadores pueden pasar de defender “la patria” a volver esas armas contra el Estado burgués ucraniano, su ejército, y la OTAN que está detrás, cuando la clase trabajadora del resto de Europa también se halla extremadamente débil y desorientada?. Es imposible llamar a la revolución si quien lo está haciendo lo ha hecho poco antes a defender el Estado burgués. No se puede llegar a la revolución por la ruta de la contrarrevolución, son opuestas.

Si el derecho de autodeterminación nacional ya de por sí está expuesto a peligrosísimas trampas, menos se puede hacer pasar por ese derecho lo que no es más que puro defensismo ¿o es que Lenin debería haberse hecho defensista reclamando el derecho a la autodeterminación nacional de Rusia frente al imperialismo alemán?. ¿En qué cursillo de verano (a haber sufrido una insolación parece deberse tanto extravío) han aprendido estrategia política?.

Por su parte, la Liga Internacional de los Trabajadores-Cuarta Internacional (LIT-CI), https://litci.org/es/por-la-derrota-de-la-invasion-militar-rusa-a-ucrania/  , —   además de muchas consideraciones correctas, hace alguna discutible y otra muy rechazable. Empecemos por esta última, pues acaba condicionándolo todo y echando a perder lo demás.

El llamamiento se titula “¡Por la derrota de la invasión rusa a Ucrania!”. Si ya habla de derrota parece que desea lo contrario, una victoria militar ucraniana, no un simple fracaso por una derrota ante todo política. Y así es, pues en el punto 1 dice:

“Los ucranianos tienen el derecho y deber de defender la integridad territorial de su país, tienen el derecho de defenderse en contra la destrucción de todo un país llevada a cabo por las fuerzas armadas rusas, un ejército invasor que recuerda la invasión de las tropas nazi alemanas.”

Para empezar, de momento (2-3-2022) yo no veo intención en Rusia de destruir todo el país. Si así fuese habríamos visto bombardeos de las principales ciudades como los que se conocieron durante la II GM. Por eso es totalmente excesivo decir que recuerda a la invasión nazi. Semejantes comparaciones solo sirven para sobreactuar, hacer demagogia, exaltar los ánimos hasta la histeria, y de paso, dar una pésima lección de historia a las jóvenes generaciones: “Ah, esto es lo que hacían los nazis; pues entonces no eran tan bárbaros como nos decían”, que por cierto, vendría muy bien como “lavado de cara” a los grupos nazis (estos sí) que existen en Ucrania, reivindicando descaradamente a los ucranianos que fueron compinches de Hitler y que tan bien hicieron su “trabajo” en los campos de exterminio, a los que se llevaba también a los ucranianos judíos y resistentes a los nazis (soldados, civiles, guerrilleros).

Pero lo peor de todo es que sostiene que los ucranianos tienen ¡el deber! nada menos, de defender la integridad territorial de su país, que en estas circunstancias, en la práctica, no es otra cosa que decir que tienen los trabajadores el deber de alistarse en las fuerzas armadas para luchar contra el ejército ruso. Si lo que estuviese pensando la LIT-CI es que deben hacer esto a base de manifestaciones, huelgas, etc., protestando, debieran explicarlo, pero todo apunta a que “no van por ahí los tiros”, y que eso lo reservan para otros pueblos, “solidarios”. En el fondo es la misma línea que hemos visto en la UIT-CI.

Luego dice que hay que estar en contra de la OTAN, etc. Pero en la práctica, lo fundamental es proclamar el deber de defender Ucrania. Si esto es así, siendo Ucrania mucho más débil que Rusia, si se quiere de verdad derrotar militarmente la invasión por Rusia, ¿lo inteligente no será pedir la ayuda militar de la OTAN o directamente de sus miembros, como España?. Supongamos que la LIT-CI tiene éxito en su llamamiento a la clase trabajadora ucraniana y se alista en las fuerzas armadas o bajo su control. Esto lo tiene fácil pues la autoridades políticas y militares están encantadas de llamar a filas a los hombres; de hecho, han prohibido que salgan del país los que estén entre los 18 y los 60 años (¡que generosos, no han llegado hasta los de 65 años, ni a los jubilados!), y a quienes detectan cerca de la frontera, les obligan a volver. ¡Bravo por el éxito de la LIT-CI en el alistamiento! . Pero ¿cómo conseguir que la OTAN y países como España, no envíen armamento ofensivo, y que la OTAN, de tapadillo, no intervenga, no dirija el curso de la guerra de parte de los ucranianos?. ¡Ah, amigos de la LIT-CI!, ahí tenéis todas las de fracasar y además esos trabajadores ucranianos a los que habéis animado a luchar con las armas, no entenderán que luego se las neguéis, que les dejéis sin las mejores, sin “bazookas” anti-tanque, ni misiles anti-aéreos, sin munición para cañones anti-carro y fusiles de asalto kaláshnikov, etc., por mucho que provenga de la OTAN, y limitados a usar el vodka para llenar las botellas convertidas en cócteles molotov de más que dudosa utilidad contra los tanques blindados. “¡Hay que ser más coherentes!”, os dirían. Podrían acabar diciendo “Pues para morir de una forma tan tonta, sin armas adecuadas, y privarme del vodka, mejor me quedo en casa y tendré más posibilidades de sobrevivir y luchar por lo mío de verdad más adelante”. ¡Sabia decisión, pero cuidado con lo que te metes!.

Siendo conscientes de que no tenemos ninguna fuerza para impedir que la U.E. y la OTAN acaben dominando a Ucrania, pues su mismo Estado está deseando arrojarse en sus brazos, pues ha solicitado ya la admisión por vía urgente en la Unión Europea, y hasta el cierre de su espacio aéreo (zona de exclusión aérea) de modo que las fuerzas de la OTAN deberían derribar los aviones y helicópteros rusos, lo que significarían ya una guerra abierta con la OTAN, todo el discurso sobre su libertad y autodeterminación nacional es poco más que frases. La única que realmente se está autodeterminando aquí es la burguesía ucraniana, eligiendo por integrarse en la U.E. y la OTAN, y los trabajadores/as no son más que peones y vasallos en esta gran jugada, perfectamente sacrificables en el altar de la Patria, como tontos útiles. Lo mismo que en la paz se les explota, en la guerra se les manda a matar y morir por el capital y su Estado burgués.

La misma LIT-CI sabe que el resultado de esta agresión es empujar todavía más decididamente a Ucrania hacia la OTAN. Así que el resultado definitivo de su llamada a cumplir el deber de “defender a la patria”, es el de ser peones de la OTAN.

Si la LIT-CI es tan sensible al derecho nacional de Ucrania, sin embargo, en lo que respecta a la región del Donbass y las dos repúblicas prorrusas, me parece (no tengo mucha información sobre el asunto) que su pretensión de pura y simple integración en Ucrania (“Ucrania unificada”), tampoco es justa, pues Ucrania no ha dado buen trato a la minoría rusoparlante, sino al contrario. Antes de esta guerra, el conflicto en esa zona ya había costado en ocho años 14.000 muertos, muchos más de los que está provocando de momento (2-3-2022) esta invasión. Si no se quiere cerrar en falso una crisis y enquistar por décadas un enorme malestar, hay que analizar con cuidado extremo la situación para darle una salida aceptable, misión harto complicada por otra parte. Aquí la LIT-CI parece que tiene la misma posición que la de los nacionalistas ucranianos antirrusos. Y parece que coincide con la UIT-CI en cuanto a considerar a esos territorios prorrusos como meros “enclaves del imperialismo ruso en territorio de Ucrania”    https://uit-ci.org/index.php/2022/02/24/no-a-la-agresion-militar-de-putin-y-rusia-a-ucrania/    y sin negar la parte de verdad que puede haber en esto, me parece una gran simplificación a riesgo de que “el remedio sea peor que la enfermedad”

En coherencia con todo este apoyo al nacionalismo ucraniano, brilla por su ausencia la denuncia del Estado burgués ucraniano, de la burguesía ucraniana. Parece un pueblo único de ciudadanos, sin distinción de clases, sin explotadores ni explotados. La clase trabajadora ucraniana es como si no existiese en este llamamiento, y menos sus intereses independientes como clase hacia el comunismo. Todo se diluye en la ciudadanía y el deber de la defensa de “la patria” burguesa.

Este comunicado muestra así la bancarrota teórico-política de esta organización pretendidamente marxista revolucionaria, comunista, pues el internacionalismo proletario, los intereses ante todo de la clase trabajadora, que es lo que principalmente debe caracterizar a un marxista, a un comunista de verdad (no como la estafa socialdemócrata, o estalinista y de sucesores), desaparecen a favor del inter-nacionalismOS y la solidaridad con el nacionalismo ucraniano. ¿Qué clase de cuarta Internacional se puede crear así?.

Con todo el respeto político que me merece, incluyo aquí el artículo aparecido en lanueve.info  el día 24 de febrero de 2022 a las 9:43 horas de la noche (p.m.), firmado por Germinal Vidal, miembro de la Redacción de lanueve.info, titulado “Agresión militar rusa a Ucrania: ¿Cuál es el bando correcto?”, que es una toma de posición frente a la expresada colectivamente por el resto de la Redacción en el artículo titulado “Rusia lanza operación militar en Ucrania”.

Los enlaces para ambos son (de vuelta otra vez a kaosenlared.net) https://kaosenlared.net/agresion-militar-rusa-a-ucrania-cual-es-el-bando-correcto/  ; y el de la Redacción de lanueve.info   https://lanueve.info/rusia-lanza-operacion-militar-en-ucrania/   que ya no es accesible y que tampoco ha recuperado nadie.

“La agresión militar que el gobierno ruso ha iniciado en territorio ucraniano ha abierto un encendido debate sobre cuál es la naturaleza del conflicto ante el que nos encontramos y cuál es el planteamiento de lucha más adecuado para el objetivo de derrocar el régimen capitalista.”

Como era de esperar a la luz de los distintos análisis y posicionamiento que se han venido levantando en las filas de la izquierda anticapitalista, la agresión militar que el gobierno ruso ha iniciado en territorio ucraniano ha abierto un vivo debate sobre cuál es la naturaleza del conflicto ante el que nos encontramos y cuál es el planteamiento de lucha más adecuado para el objetivo de derrocar el régimen capitalista. Como no podía ser de otra forma en un medio de información anticapitalista plural como pretende ser lanueve.info, del que me enorgullezco de formar parte, también existe tal debate. En este sentido y en relación a la noticia/artículo titulado Rusia lanza operación militar en Ucrania publicado hoy por nuestro medio, quisiera comentar brevemente algunos puntos de su contenido que, como se deducirá por lo que sigue, no comparto.

Sobre la naturaleza del conflicto, una parte de los compañeros señalan en él que “La pregunta pues que subyace es, ¿Qué hacer con el fascismo? El gobierno de Rusia pese a no ser de izquierdas tomó una decisión al respecto pero con el apoyo de la Duma”.

Y en la parte final, como posición común de la redacción, se identifica “al Gobierno ucraniano como títere de las oligarquías patrias, que han utilizado el neonazismo para alzarse con el poder”, añadiendo: “no olvidemos, a la hora de hablar del neonazismo ucraniano, que también este subyace en la propia OTAN, con la existencia de neonazis en posiciones muy relevantes dentro de su estructura” para concluir que “siendo así no es de extrañar que salgan en auxilio de sus iguales ideológicos”.

¡Paz entre pueblos, guerra entre clases!

En mi opinión, ahí radica el núcleo del problema, en la naturaleza del conflicto y en cómo afrontarlo:¿se trata de una lucha antifascista? ¿El lado ‘progresivo’ en esa lucha sería entonces el de la Rusia de Putin, que combate al neonazismo del régimen ucraniano y de la propia OTAN, “el gran enemigo de los pueblos sometidos al capitalismo”?

A este respecto, discrepo radicalmente. Creo que la pregunta pertinente desde una óptica consecuentemente anticapitalista es la siguiente: desde el punto de vista de la clase trabajadora (sea ésta rusa, ucraniana, europea o estadounidense), ¿cómo se defienden mejor sus intereses?, ¿cómo se avanza hacia su unidad?

Y en ese sentido, creo que la respuesta sólo puede ser una: estamos ante un conflicto de naturaleza imperialista, entre contendientes capitalistas, que sólo pueden traer división, enfrentamiento y sufrimiento a la clase trabajadora y a los sectores populares. Y en las guerras interimperialistas la posición firmemente anticapitalista sólo puede ser una: transformar en “guerra revolucionaria” ese enfrentamiento de intereses burgueses que, tras el ideal de ‘nación’ de cada cuál, pretenden que la clase trabajadora de las naciones respectivas secunden sus intereses.

Pero, ¿cómo barrer los obstáculos para esa unidad de clase, frente a los llamamientos chovinistas? Respetando el derecho a la autodeterminación de los pueblos, negado explícitamente por el propio Putin.

Por fin, entonces lo que habría que impulsar es el ‘derrotismo’, concretado en un llamamiento a la movilización por el fin de las hostilidades,  la exigencia de desarme y la retirada de las tropas de todo el territorio ucraniano, sean estas de la OTAN y el imperialismo occidental o del anexionismo granruso. Estas exigencias -empezando por nuestro propio gobierno- deberían estar en el centro de nuestra actividad.

Germinal Vidal es miembro de la Redacción de lanueve.info”

Germinal llama a impulsar lo que los comunistas de verdad hemos llamado el “derrotismo”, volver la guerra contra nuestra propia burguesía y Estado, en lugar de caer en el defensismo, esto es, la “defensa de la Patria”, en realidad del Estado burgués y su capitalismo, sea con la escusa de la autoderminación nacional, la democracia, el anti-imperialismo, el anti-fascismo, etc., como ya he explicado extensamente en este artículo. Su reivindicación del derecho de autodeterminación tiene por tanto un contenido claramente proletario (es la autodeterminación de la clase trabajadora, contra la autodeterminación de la burguesía por la guerra inter-imperialista, por la U.E.-OTAN), al contrario de lo que hemos visto en algunas organizaciones trotskistas que llaman a la clase trabajadora a matar y morir ¡por Ucrania! con el pretexto de que esa sería su “autodeterminación nacional”, en realidad una política nacionalista, burguesa haciendo el juego a los capitalistas ucranianos y a los imperialismos. Ese es el verdadero internacionalismo proletario, no el inter-nacionalismOS que practican tantos “comunistas”. Es a esto a lo que realmente tenían miedo, al parecer, algunos de insurgente.org . ¡Mil veces bravo por Germinal!.

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